capitulo 42

Esa noche, mientras Felipe se preparaba para salir, Dana lo observó desde la puerta de su habitación. Estaba vestido con un traje oscuro, su expresión fría y calculadora. Era el mismo hombre que había conocido hace años, pero ahora lo veía con otros ojos. Sabía quién era realmente, sabía lo que hacía, y sabía que no podía confiar en él.

—¿Vas a trabajar? —preguntó Dana, con un tono casual.

Felipe asintió, ajustando el cuello de su camisa.

—Sí. Será una noche larga.

Dana sonrió, inclinándose ligeramente hacia él.

—Ten cuidado —dijo, suavemente—. No quiero que te pase nada.

Felipe la miró por un momento, como si intentara descifrar si sus palabras eran sinceras. Finalmente, asintió y salió de la habitación.

Dana esperó a escuchar el sonido de la puerta principal cerrándose antes de sacar su teléfono. Había llegado el momento. Envió un último mensaje a su madre, confirmando que Felipe había salido. Ahora, todo dependía de ella.

Mi

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