capitulo 49

Dana sabía que su única oportunidad de mantener a Felipe alejado de la verdad era seguir distrayéndolo. Tenía que ser astuta, jugar sus cartas con precisión. Mientras Felipe seguía buscando respuestas, ella tenía que asegurarse de que nunca las encontrara. Su madre estaba lista para actuar, pero necesitaba más tiempo.

Esa noche, después de asegurarse de que Felipe estuviera profundamente dormido, Dana se levantó de la cama y salió al balcón. La noche estaba tranquila, y el aire fresco le ayudó a despejar su mente. Sacó su teléfono y marcó el número seguro de su madre.

—Mamá, soy yo —dijo en voz baja, mirando hacia la oscuridad.

—Dana, ¿cómo van las cosas? —preguntó su madre, siempre directa al grano.

—Felipe está más cerca de la verdad de lo que me gustaría. Necesito que devuelvas la mercancía al depósito de Bolo. Tiene que parecer que nunca salió de allí.

Hubo una pausa antes de que su madre respondiera.

—Eso es arriesgado, Dana. Si Bolo de

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