Freya despertó con una sensación de comodidad, pero un sutil aroma familiar la alertó de inmediato. Al abrir los ojos, la realidad la golpeó como una ráfaga de viento frío al darse cuenta de que estaba recostada en una cama. Dio un respingo y su corazón latió con fuerza al reconocer la habitación. Murmuró entre dientes con desconcierto.— ¿Cómo llegué aquí? ¿Qué hago en esta habitación? —Examinó el entorno con una mezcla de nostalgia y enojo que invadía su cuerpo. Con agilidad, se levantó de un salto y se dirigió hacia la puerta. Giró la manilla con precaución y, al abrirla cuidadosamente, asomó la cabeza en el pasillo. Al no ver a nadie, un suspiro de alivio escapó de sus labios mientras se deslizaba sigilosamente hacia afuera.Se encaminó hacia la habitación donde descansaban sus hijos. Al entrar, notó a sus cachorros profundamente dormidos y se acercó al sofá, dejándose caer mientras murmuraba en voz baja.— ¿Cómo llegué a esa habitación? Se supone que Crono está en las tierras del
La noche descendía, y Bastian se encontraba inquieto, buscando un lugar donde pasarla. Cerca de la cascada, indagó un refugio entre las rocas y los robles. Se encaminó hacia un viejo roble y, fijando la mirada en él, expresó.—Hoy necesito que me brindes posada. Descansaré unas horas y luego idearé cómo llegar hasta Isis. Tengo que hablar con ella.—¿Qué motivo te trae a mí? ¿Por qué estás aquí? Esta zona es peligrosa. Si uno de mis orcos te descubre, no dudará en atacarte —intervino Isis. Desde que los orcos arribaron al escondite, había sentido la presencia de su mate. Lo observó detenidamente desde la distancia durante un largo tiempo hasta que decidió acercarse.—Estoy aquí por ti —se puso rígido, sus piernas temblaban, y encogiéndose de hombros continuó—. Desde que te vi, una sensación de inquietud ha perturbado mi alma. En mi cabeza sólo resuena la pregunta, ¿eres tú la mujer que se acerca a mi carpa en las noches oscuras?—¿Por qué piensas eso? No te conozco. Hoy te ayudé en la
Freya estaba asustada; el temor se apoderaba de su cuerpo ante la incertidumbre de no saber cómo va a reaccionar Crono al verla. Aunque él ya sabía que ella era su mate, ese collar impedía que la reclamara como suya. Después de salir del baño, notó que sus cachorros dormían plácidamente. Les dio un tierno beso de buenas noches y se recostó en el sofá, entre sus pensamientos se quedó dormida.Crono llegó a la mansión sudando, desconcertado por las sensaciones que lo invadían. Tifón gruñó desesperado.—Es nuestra mate, no dejes que se escape. Quiero marcala. —mostraba sus colmillos; Crono hacía un esfuerzo descontrolado para no cederle el control.Con pasos apresurados, daba grandes zancadas subiendo las escaleras, su corazón latía rápidamente con ansiedad. Al llegar, abrió la puerta y encontró a Freya dormida en el sillón con las piernas recogidas. Utilizando un poder sobrenatural, intentó calmar a su lobo. Después de unos segundos, observándola, expresó entre dientes.—Me debes muchas
Freya abrió los ojos ampliamente, sintiéndose atrapada por el fuego que recorría su cuerpo y eso se lo debía a su loba. Su cuerpo quedó congelado al encontrarse cara a cara con el abrumador rostro de Crono. Debía admitir que él descontrolaba sus sentidos. A pesar de que su mente le suplicaba que reaccionara, se veía inmovilizada por el embriagador aroma a cítricos que la envolvía. Decidió girar la cara para contener las oleadas de emociones que amenazaban con salir. —Mírame —balbuceó él con la voz quebrada—. No me prives de perderme en esos hermosos ojos en llamas. Ella, sintiendo como su loba interna se agitaba, replicó con un tono desafiante. —¿Cómo puedes ver llamas? Si mi loba es Gélida —arqueó una ceja—. Ordenale a tu lobo que se calme, que deje de esparcir feromonas. Pero en lugar de lograr que él se detuviera, solo consiguió que él le mostrara una sonrisa traviesa, observándola con sus ojos brillosos. Un escalofrío recorrió su espina dorsal, dejándola estremecida de pies a c
Freya despertó adormecida, sintiéndose aturdida y exhausta. Al dirigir la mirada hacia el reloj de la mesa que estaba a su costado, notó que eran las 6 de la mañana. Un suspiro pesado escapó de sus labios; apenas había logrado dormir 2 horas. Arrugo la cara susurrando muy bajito.—Apenas ese lobo pervertido me dejaba respirar —La sensación de sofoco invadía su cuerpo, mientras percibía que su celo se activaba. Necesitaba encontrar una manera de calmarse. Ella giró la cabeza y se encontró con la figura de Crono dormido plácidamente, completamente relajado y eso la molesto. Freya experimentó un sentimiento de alivio al darse cuenta de que Crono no la tenía abrazada, eso sí le habría dificultado su salida de la habitación.Con delicadeza, Freya se deslizó fuera de la cama, tomó la camisa blanca de Crono que estaba tirada en el suelo y comenzó abotonársela. Se encaminó en cuclillas hacia la puerta, colocó la mano en la manilla y la giró lentamente. Al abrir la puerta, asomó la cabeza, obs
Apolo, preocupado por Lucía, llamo a Freya y Siena, le comento la conversación que había tenido con Isis. Le pidió a Freya que buscara a Lucía y se asegurara de que estuviera bien. Su lobo estaba inquieto, aullando y gruñendo, él no comprendía por qué se comportaba así y rogaba a la diosa Selene que todo estuviera bien.Freya salió de la tina y, al revisar su armario, optó por un vestido de flores fresco, se dirigió hacia la habitación de sus hijos y, al abrir la puerta, notó su ausencia. Bajo las escaleras y pregunto a uno de los sirvientes sobre el paradero de sus hijos, quien le informó que estaban en el jardín jugando.Ella caminó hacia la parte trasera de la mansión y se dirigió hacia sus hijos. Sin embargo, su paso se detuvo abruptamente al percatarse que Psique estaba lloraba desconsoladamente en los brazos de Crono, mientras Ajax entrecerraba los ojos y cruzaba las manitas sentado en un banco. Freya rodó los ojos, ya se imaginaba lo que había pasado, sus hijos vivían en consta
—Golpearme todo lo que quieras, veo que te gusta hacerlo rudo—gruñó el hombre, con una mirada afilada, desafiando a Lucía, como si disfrutara de su miedo. Él le rasgó la camisa y se abalanzó sobre su cuello besándolo con aspereza. Lucia luchaba con todas sus fuerzas buscando quitárselo de encima, unas lágrimas rodaban por sus pómulos, sintiéndose completamente vulnerable ante su agresor.En un acto desesperado, Lucía movió el pie y con la rodilla impactó con toda su fuerza en la entrepierna del hombre. Él soltó un gemido de dolor, y una mueca de agonía se dibujó en su rostro. —Eres una maldita loba, te guste o no vas a hacer mía —gritó él con la furia ardiente en sus ojos. Levantó la mano y con le dio un golpe en el rostro, haciendo que Lucia girara la cabeza, y el sabor metálico de la sangre inundó su boca, le había roto sus labios.El hombre se quitó de encima de ella, con esfuerzo y se puso de pie. Luego comenzó a masajear su entrepierna, aliviando el dolor.—Por favor, no me go
Freya recorrió la manada, pero Lucía no aparecía en ninguna parte. Al regresar, se acercó a algunos guardias y ellos emprendieron la búsqueda por el bosque. Apolo llegó a la mansión a toda velocidad, descendió del carro y encontró a Freya en la entrada.—Freya, ¿cómo está Lucía? Mi lobo no deja de sentir intranquilidad; no entiendo qué le sucede —expresó Apolo con preocupación en su rostro.—Amigo, ella salió de la mansión rumbo a la farmacia porque se encontraba mal. Recorrí el pueblo, pero no la localicé. . —Su mirada reflejaba pesar y en su voz se podía notar lo angustiada que estaba—. Lamento decepcionarte, pero cuando salió, fue justo cuando me llamaste, y al salir a buscarla, ya no estaba en la mansión.Apolo se pasaba la mano por la cabeza, sintiéndose perdido. Con voz quebrada le respondió.—Yo mismo la buscaré. Dejaré salir a mi lobo.—Apolo estoy angustiada, avísame cuando la encuentres.Él afirmó con una mueca en la boca, le dio la espalda a su amiga y se encaminó hacia el