Crono estaba extasiado, saboreando la sangre de Freya en su boca. Después de morderla, comenzó a lamerle la herida. Luego, elevó su mirada fría, y sus ojos eran tan oscuros como la noche, clavándose en los de ella.—Nunca volverás a escapar de mí, Freya. Ahora eres mía, y te encontraré dondequiera que vayas. No te voy a perdonar que mis hijos no hayan tenido conexión con su padre. ¿Cómo ibas a permitir que mis hijos fueran unos bastardos? Que los privaras de ser reconocidos como legítimos descendientes de esta manada. Además, has pasado mucho tiempo lejos de mí, y debemos fortalecer nuestro vínculo. Ahora que te he marcado, estarás sumisa a mis peticiones.—Eres un idiota, Crono. ¿Cómo se te ocurre reclamarme sin mi consentimiento? Eres un animal, alfa machista, cómo te odio —comenzó a protestar ella—. De que me haya ido sin decirte, agradéceselo a tu amada Palas. Por ella y su prima fui envenenada. Si no fuera por mis amigos, estaría muerta, y mis cachorros también. Así que no tienes
—Eres una delicia, mi Luna. Tiene un sabor que me enloquece. —Él mete otro dedo y empuja y saca con rapidez mientras continúa saboreando su clítoris.—No soy luna de nadie, no te equivoques —balbuceó, arrastrando las palabras. Pero al sentir una oleada de placer, empujó sus caderas hacia adelante y se aferró a sus dedos con fuerza. —¡No puedo aguantar más! —gimió, entregándose por completo a la intensidad de esa sensación.Crono con una sonrisa traviesa alzó la cabeza y con voz varonil, expresó.—Prepárate, porque te voy a cobrar estos años que estuve lejos de mí. —Luego, deslizó su lengua por su entrada, estimulándola con movimientos circulares de entradas y salidas.Freya empezó a temblar, sintiendo cómo un líquido cálido descendía desde su interior; su corazón latía acelerado, deseando salir por su garganta.Crono sintió el líquido viscoso caer en su boca, lo saboreó mientras su miembro presionaba con fuerza dentro de su pantalón, ansioso por ser liberado. Se separó de ella y, mient
Decepcionada consigo misma, se encaminó al baño y llenó la tina con agua caliente para aliviar la tensión en sus músculos. Aunque sentía irritación en su zona íntima, en ese momento era el menor de sus problemas. Mientras la tina se llenaba, se acercó al espejo. Al ver su marca, sus ojos se abrieron con asombro y rabia.—Esto no puede ser —no podía creer cómo una mordida podía tener la forma de dos lobos juntos frente a frente. Levanto su mano derecha y llevó sus dedos a una marca en especial, con las iniciales de T y F entrelazadas con el símbolo de ínfimo. Ella en ese momento recordó que la mordió una segunda vez mientras la penetraba, entre la excitación y el dolor que la llevó al clímax, no protesto. —Esta fue hecha con la segunda mordida. —Sus lágrimas amenazaban con salir, y sus pestañas revoloteaban para evitarlo. Ella se encaminó hacia la tina y se sumergió en el agua tibia. Sabía que ya no contaba con el poder del hechizo de Isis y murmuró entre dientes.—Tú tenías que ser má
Apolo, llamó a Freya y a Siena para comentarles la conversación que había tenido con Isis. Les explicó sobre la ruptura del hechizo y cómo las feromonas liberadas por ellas podrían afectar a sus mates. Con voz tensa, le pidió a Freya que buscara a Lucía y se asegurara de que estuviera bien. Desde que salió del refugio, su lobo no dejaba de aullar y gruñir, inquieto y desesperado, era algo que Apolo lo mantenía angustiado.Freya, aún con el cabello húmedo, revisó su armario y optó por un vestido de flores fresco y ligero. Luego salió de la habitación y se dirigió hacia la de sus hijos, pensando que Lucía estaría con ellos. Sin embargo, al abrir la puerta, se encontró con la habitación vacía, salió de allí y bajó las escaleras, con sus ojos buscaba a alguien que le pudiera decir donde estaban. Al ver a uno de los sirvientes, se acercó y preguntó con voz calmada.—¿Has visto a los niños? ¿Dónde están?—Están en el jardín, jugando —le informó el sirviente con una sonrisa amable.Freya asin
Mientras tanto, Lucía era arrastrada hacia el bosque. Minutos antes, caminaba hacia la farmacia, sintiendo como su celo se apoderaba de su cuerpo y necesitaba algo para controlarlo. Sin embargo, al pasar por un callejón oscuro y solitario, una mano repentina la agarró con fuerza, cubriéndole la boca para evitar que gritara.Ella en pánico, forcejeó desesperadamente con el hombre, pero su atacante era más fuerte y la golpeó en el rostro con el puño cerrado, provocando que se desmallara. El otro extremo del callejón daba hacia el bosque, y su captor asomó la cabeza para asegurarse de que no hubiera transeúntes. Al no ver a nadie, la cargo como un saco de papas y desapareció por el bosque.Al llegar a una antigua cabaña, el hombre la llevó adentro y la recostó en un sofá. Luego comenzó a darle pequeños golpecitos en las mejillas, para que despertara.Lucía abrió los ojos lentamente. Lo primero que sintió fue una punzada de dolor en el pómulo izquierdo. Se llevó la mano al rostro y acarici
El hombre soltó un gruñido de dolor y retrocedió un paso. Bajó la cabeza y observó con incredulidad cómo la sangre brotaba alrededor de la hoja. Luego alzó la mirada, y con sus ojos llenos de furia y odio, vociferó.—Maldita perra, de que te mato, te mato.Él con el puño cerrado le propinó un golpe en el estómago. Lucía se retorció y cayó lentamente de rodillas, su cuerpo convulsionaba de dolor. Un gemido ahogado escapó de sus labios entreabiertos mientras luchaba por mantenerse consciente. El hombre extendió nuevamente la mano para golpearla otra vez, pero, antes de que pudiera hacerlo, sus fuerzas lo abandonaron y se desplomó pesadamente en el suelo.Con la escasa voluntad que le quedaba, ella comenzó a arrastrarse por el piso rugoso. Su cuerpo magullado y dolorido, y su mente atormentada por la intensidad del dolor, apenas le permitían avanzar. Sin embargo, el instinto de supervivencia la empujaba a seguir moviéndose hacia la puerta, que era su única esperanza de escape.Al llegar,
Del otro lado, ella al ver el número de su amigo en la pantalla, respondió de inmediato.—Hola, ¿Dime que la encontraste bien?—Sí. La encontré, pero malherida. Un desgraciado lobo la llevó a una vieja cabaña. —soltó un suspiro ahogado—. Mi loba es valiente; luchó por su vida.—Eso es terrible, Apolo. ¿Dónde están? Y ¿Qué pasó con ese lobo? Yo me encargaré de darle su merecido —respondió Freya con rabia en su voz.—Ella está en mi casa, en este momento el médico la está revisando, Por ese lobo asqueroso no te preocupes. Lucía lo había herido, y yo me encargaré de que no quede rastro de él —aseguró Apolo apretando los dientes y con los ojos entrecerrados.—Perdóname por no evitar que saliera de la mansión —expresó Freya con tristeza.—Tú no eres culpable de nada. El culpable de lo que le paso, soy yo, no la protegí como era debido. Oculté quién era para ella y la dejé al acecho de otros lobos.—Amigo, no te culpes —dijo Freya con voz suave, intentando transmitirle calma—. Ella va a esta
Después de pasar el día con sus hijos y acompañarlos hasta que cayeron dormidos, Crono se dirigió hacia la habitación de Freya. Con delicadeza, giró la manilla y entró en silencio. La encontró distraída sentada frente al espejo, peinándose el cabello.Freya se sobresaltó al notar la presencia de Crono, y un repentino nerviosismo se apoderó de su cuerpo, provocando pequeños espasmos que la delataban. Durante todo el día, había evadido cualquier encuentro con él. Se volteó lentamente hacia él y, con una aparente calma habló.— ¿Qué haces aquí? No tienes derecho a entrar en esta habitación sin mi consentimiento.—Tus feromonas me llaman, Freya. Recuerda que ya eres mía, y tu deber es dormir conmigo en la misma habitación —explicó Crono, esforzándose por contener las ganas de lanzarse sobre ella. No quería actuar impulsivamente; solo deseaba aclarar algunas cosas, hablar con ella sobre sus hijos—. También debemos hablar sobre nuestros cachorros ¿Cuándo pensabas contarme de ellos?Por el bi