Freya, podía sentir el acelerado palpitar de su corazón, no podía dejar de pensar en la seguridad de sus cachorros. En ese momento de angustia, se manifestó. "Déjame salir para llevar a los niños en mi lomo y encontrar un refugio seguro para ellos".Al escuchar a su loba, Freya se detuvo y se volvió hacia sus cachorros. Los miró con ternura y, con palabras tranquilizadoras, les dijo.—Fénix va a emerger, deben subirse a su lomo y aferrarse fuertemente. Ella los conducirá a un lugar seguro y los dejará allí. Cuando el peligro haya pasado, papá y mamá estarán con ustedes, ¿entendido?Los cachorros, con ojos llenos de miedo, asintieron con las cabezas.—¡Mami! ¡Será como montar a los orcos! —Afirmó con ternura la vocecita de Ajax.—¡Está bien, mami! Yo tengo mucho miedo —añadió Psique, haciendo un puchero mientras se abrazaba a su madre.—Mami, yo cuidaré de mis hermanas hasta que llegue Crono y tú —declaró Metis, lanzándose hacia Freya, seguida por Ajax.Freya se separó renuente de sus
Fénix corría cansada, el viento azotaba su pelaje cuando, de repente, un lobo se lanzó hacia ella; con destreza, logró esquivarlo. Sin embargo, la situación se tornó más oscura cuando dos lobos adicionales se abalanzaron sobre ella. En medio de la lucha, la loba azul abrió su imponente boca, y en un instante, una cuerda se enroscó alrededor del cuello de Fénix. Desesperada, movió la cabeza en un intento de liberarse, pero se dio cuenta de que estaba siendo sometida por un grupo de hombres.Mientras luchaba contra la restricción de la cuerda, un lobo aprovechó la distracción y mordió con fuerza su espalda. Se dio cuenta de que estaba siendo atacada, por debilidad e instituto de supervivencia, le cedió el control a Freya. Ella sintió dolor punzante en un costado de su espalda, se llevó las manos a esa zona para aplacar un poco la punzada, pero una voz la hizo levantar la cabeza.Palas, con los ojos entrecerrados y sosteniendo una pistola, se burló de Freya con desprecio.—Eres patética,
Dos lobos avanzaron hacia Freya, agarrando sus manos y llevándolas hacia atrás para atarlas. A pesar de su resistencia, ella luchaba por liberarse. En medio de su forcejeo, Palas se acercó y le propinó un golpe en el rostro con la pistola que sostenía.—Eres una cobarde, ¿por qué no peleamos de loba a loba? Tienes que necesitar ayuda de tus secuaces para vencerme —expresó Freya, escupiendo sangre. La culata de la pistola le rompió la boca.—¿Crees que soy tan estúpida como Pirro, que pensaba que solo podía con tu loba? No, no, no, Freya. Yo no soy tan ingenua como él —miró a los hombres que habían amarrado a Freya—. Vamos al acantilado, allí le dispararé y la tiraré al río para que se termine de morir ahogada.Los hombres caminaron arrastrando a Freya, quien luchaba desesperadamente por zafarse sin éxito. Al llegar al acantilado, Palas le apuntó con la pistola a Freya, pero fue interrumpida por ruidos que provenían del bosque, Palas se posicionó detrás de ella y le colocó la pistola e
Freya al llegar cerca de los carros, sus hijos salieron, corrieron ansiosos por abrazar a su madre. Freya se agachó, abrazó a sus hijos y lágrimas de alegría llenaron sus ojos; en ese momento, no podía creer que hubiera salido viva del bosque. Mientras los niños reían, ella los colmó de besos.Crono, al ver a su familia a salvo, experimentó una mezcla de emoción y satisfacción en su corazón. Sin embargo, ahora que sería líder alfa de las tierras de lobos, estaría más alerta para proteger a su familia de los enemigos que vayan apareciendo.—Vamos a casa —expresó Crono, llevando en brazos a Psique.—No, íbamos a ver al abuelito. Yo quiero verlo. —Protesto Ajax, haciendo un tierno puchero.Yo quiero ver a Boox y a la tía Isis —comentó también Metis.—Primero, regresemos a casa para asearnos, comer y descansar. Mañana les prometo que yo mismo los llevaré a ver al abuelito, y luego vamos a visitar a su tía Isis y a los orcos. —Crono respondió introduciendo a la pequeña Psique al carro, lue
Freya se paró frente al espejo y su reflejo mostraba una imagen que destilaba elegancia y sencillez. Llevaba un largo vestido sin la voluminosa falda, pero sus líneas limpias lo hacían destacar de manera excepcional. El vestido tenía un cautivador tono marfil, con un escote en forma de V y mangas con detalles florales. Al dar la vuelta, el vestido reveló su espalda, decorada con encaje chantilly y un delicado patrón floral que seguía la línea de su columna vertebral. Su cabello estaba semi recogido, con una diadema vintage de oro. —Amiga, te ves absolutamente deslumbrante, pero no estás siguiendo la tradición de llevar el vestido blanco de novia con velo. Seguro que dejarás a muchos con la boca abierta —exclamó Isis, quien había sido su amiga desde que ella reencarnó, y juntas habían fortalecido sus fuerzas para este día. —Lo que piensen los demás no importa en absoluto. A partir de hoy, comienza mi venganza contra aquellos que me llevaron a la muerte en mi vida pasada. Mi futuro esp
El trayecto hacia la mansión transcurrió en un incómodo silencio, ambos evitando cruzar miradas. Al llegar Freya observó a Crono de reojo mientras él descendía del carro y rodeaba el vehículo para ayudarla a bajar. Con un gran suspiro, ella liberó el aire contenido en sus pulmones y salió con elegancia. Sin detenerse, ingresó a la mansión donde tendría lugar la ceremonia de nombramiento de Cronos como el líder alfa. Con gracia, ocupó su lugar en la mesa especialmente preparada para el alfa. Sus ojos centelleaban mientras observaba el lugar finamente adornado; su corazón latía al ritmo de los secretos que aguardaba. Minutos después, vio a su esposo entrar con una mirada oscura. Crono, al llegar a su mesa, se sentó al lado de su esposa, pero en ese preciso momento comenzó la ceremonia y él fue llamado al escenario. Freya mantuvo su compostura, sin siquiera mirar en su dirección. Él se levantó y subió al escenario, donde comenzó a hablar con solemnidad acerca de sus deberes con la mana
Al día siguiente, los rayos del sol entraron por la ventana, despertando a Freya. Con un movimiento lento, se inclinó y salió de la cama, dirigiéndose hacia el baño. Aun con la mente ligeramente adormecida, llenó la tina con agua tibia y con cuidado se sumergió en ella, sintiendo cómo la calma del agua envolvía su cuerpo. El tiempo parecía desvanecerse mientras se perdía en sus pensamientos, su mente viajó a los últimos momentos antes de su reencarnación. —Alfa Crono, por favor, te lo ruego, no mates a mi padre, él ha sido un lobo fiel a ti a tu región, ten piedad de nosotros. —Imploró Freya, arrodillada a los pies de Crono. —Levántate, tu padre es un traidor. Después, vere qué haré contigo. Mejor ve a tu habitación a llorar, que es deprimente verte así, —él la trató con desdén. —Después de que tu padre este muerto, veremos si mi alfa tiene compasión de ti, para que no tengas el mismo final que tu padre. A lo mejor, mi amor solo te mantiene encerrada en los calabozos —susurró Palas,
De repente, una serie de golpes inesperados resonaron a través de la puerta de su habitación. Freya, con el corazón galopando con fuerza, sintió cómo el pasado se desvanecía de su mente en un parpadeo. Sin pensarlo dos veces, emergió rápidamente de la tina y, con el agua goteando de su piel, tomó una toalla para envolverse. Con pasos decididos, avanzó hacia el centro de la habitación y con una voz gélida preguntó con dureza. —¿Quién es? —Señora, mi Luna, soy Lucía —anunció con respeto—. El Alfa Crono me ha enviado para buscarla y llevarla al comedor. El mediodía se acerca, y ha notado que no ha salido de su habitación. —Bajaré a comer en un rato —alegó, con su voz firme. Lucía insistió con un tono de urgencia, sabiendo que el Alfa Crono esperaba su presencia. —Señora, el Alfa Crono ha pedido que baje en la próxima media hora. Estoy a la orden para lo que desee. Freya, recordó las conspiraciones que se habían tejido entre los empleados desde la llegada de Palas a la mansión. —Aví