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Recorrimos un enorme tramo hasta llegar a lo alto de una montaña. Todos los hombres y mujeres que estaban allí empezaron a levantar carpas para dormir. Eirik estaba hablando con Hakon, y de tanto en tanto me miraba, como para percatarse de que aún estuviera allí. Miré a un grupo de hombres cerca y me acerqué a ofrecer mi ayuda, pero ellos me dijeron que no, así que no me quedó más remedio que ir a donde estaba Eirik con Hakon.

—¿Puedo sentarme? —les pregunté.

Eirik me sonrió y asintió con la cabeza. Yo me senté y miré a Hakon, quien me miraba fijamente. Parecía como si estuviera viendo a un extraño animal.

—Eres una bruja muy peculiar —me dijo.

Yo sonreí un poco. Peculiar era normal, yo era extraña y peligrosa.

—Esto que hiciste no se lo he visto hacer a nadie, ni siquiera he escuchado de tal cosa —me dijo.

Yo asentí con la cabeza. Eirik pasó su brazo sobre mis hombros y me acercó a él.

—Ella es especial, tal cual lo dice la leyenda —comentó Eirik mientras me miraba.

Hakon me quedó mi
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