El ambiente se tornaba más tenso con cada ves que transcurría, y las voces se volvían cada vez más intensas, provocando en Valentina un dolor de cabeza agudo. De repente, comenzó a notar que su cuerpo se calentaba y sentía una temperatura elevada. Intentó ajustar sus prendas, pero la sensación de incomodidad aumentaba progresivamente. No comprendía lo que le estaba sucediendo, ya que hacía solo unos minutos se encontraba bastante bien, antes de haber consumido la bebida de frutas que su hermana le había traído.
Sentía que su grupo de amigos se reía a carcajadas a su alrededor, mientras comenzaba a experimentar una visión doble que le dificultaba mantenerse en pie. Decidió caminar en busca de un lugar donde pudiera descansar. La discoteca era inmensa, y terminó cayendo en una de las áreas VIP, reservadas para personas de alto estatus. Su visión se tornaba cada vez más borrosa, y le resultaba difícil enfocar. De repente, sin darse cuenta, chocó contra un hombre. No podía distinguirlo con claridad, pero su aroma la cautivó. _ Ayúdame _, susurró con una voz apenas audible _, me siento abrumada por el calor. Su respiración se intensificaba y su cuerpo mostraba una creciente excitación. Ella rodeó el cuello del hombre con sus brazos y lo atrajo hacia sí, iniciando un beso que él correspondió sin resistencia. Este beso condujo a momentos más apasionados; él la alzó en brazos y se dirigió a una habitación, donde la depositó suavemente sobre la cama. _ Estas segura de querer hacer esto _ le susurró el al oído con una voz bastante grave La joven, en respuesta, se limitó a corresponder con un beso. Las prendas comenzaron a caer, esparciéndose por el suelo. Él recorrió su cuerpo con delicadeza, besando cada parte. Valentina reflejaba sus acciones, y sus movimientos, a la vez suaves y apasionados, pronto fueron acompañados por suaves gemidos que llenaron la habitación. _ No te detengas _ exigió con una voz apenas audible. Tras esas palabras, la noche se desvaneció ante ellos y la mañana hizo su aparición. La habitación estaba impregnada de una tranquilidad notable, y Valentina comenzaba a despertar, sintiendo un fuerte dolor de cabeza y malestares agudos por todo su cuerpo. Al observar con claridad su entorno, se dio cuenta de que no se encontraba en su hogar, ya que aquella habitación era demasiado lujosa para ser la suya. Sus ojos recorrieron las sábanas blancas que la envolvían. Al incorporarse, notó su cuerpo desnudo, sin vestimenta alguna, y una mancha de sangre en la cama. De inmediato, sintió una tensión en su cuerpo, y las preguntas comenzaron a resonar en su mente: ¿Qué ha sucedido? ¿Por qué estoy desnuda? Al girar la cabeza, se dio cuenta de que un hombre corpulento dormía a su lado. Sin poder contenerse, sus labios se movieron involuntariamente. _ Aaaah. Aquel hombre, al escuchar el grito, no pudo evitar despertar. Frotándose los ojos, dirigió su mirada hacia ella, observando detenidamente cómo la castaña cubría su rostro con la manta. _ Buenos días, my lady _ dijo mientras la contemplaba. Valentina bajó la manta ligeramente y lo miró, sorprendida por su calma tras lo sucedido la noche anterior. _ ¿Qué ocurrió anoche? ¿Qué me hiciste? _ preguntó, anhelando una respuesta. Él se acercó a ella, retiró suavemente un mechón de su cabello detrás de la oreja y le sonrió de manera sutil mientras observaba su rostro nervioso, lo cual le provocó una sensación de ternura. _ La pregunta es, ¿qué me hiciste tú anoche? _ dijo él. Valentina se sentía confundida, ya que no recordaba nada de lo sucedido la noche anterior; sus recuerdos eran vagos y no podía traer a la mente ningún detalle. _ ¿Acaso no lo recuerdas? _ preguntó _. Bueno, déjame aclarártelo: anoche entraste a mi suite privada y te abalanzaste sobre mí. _ Estás mintiendo. _ ¿Por qué mentiría sobre algo así? _ preguntó él. __ Las cámaras pueden confirmarlo, al igual que los guardias de seguridad. La joven se levantó de la cama, cubierta por las largas sábanas, mientras buscaba sus prendas sin poder encontrarlas en ninguna parte de la habitación, lo que llevó al chico a mirarla con confusión. _ ¿Qué buscas? _ indagó. _ Mi ropa _ respondió ella sin mirarlo. _ La he mandado a desechar. En unos minutos te traerán ropa nueva. Valentina se acercó a él, lo miró fijamente y, señalándolo con el dedo, exclamó: _ ¿Por qué hiciste eso? No tenías ningún derecho para actuar sin mi consentimiento. El joven tomó su mano y la acercó a él, sus labios estaban lo suficientemente cerca como para que pudiera sentir la intensidad de su respiración, mientras su corazón latía aceleradamente. _ ¿No fue eso lo mismo que hiciste tú? Entonces estamos a mano _ dijo, pero sus palabras fueron interrumpidas por los timbrazos en la puerta. De inmediato, ambos se separaron y el chico le indicó que pasara. Depositando la ropa sobre la cama, rápidamente se marcharon. Valentina tomó la ropa y se dirigió a la ducha. Después de unos minutos, salió con la ropa puesta. El hombre tomó su celular y lo guardó en su cartera. _ ¿Te vas ya? _ le preguntó. _ Sí _ respondió ella, sin mostrar ninguna expresión. Después de eso, comenzó a avanzar con pasos cortos hacia la puerta. Al presenciar esto, el hombre se levantó de la cama de inmediato, dejando caer la sábana al suelo y exponiendo su cuerpo desnudo. Se dirigió lo más rápido que pudo hacia Valentina y la abrazó por la espalda, mientras su mano se movía hacia la manecilla de la puerta. Ante este gesto, Valentina se sobresaltó. Sin embargo, después de esto, él acercó su rostro a la oreja de la chica y, con una voz grave y seductora, le dijo: _ No puedes irte así, dejándome atrás después de haber tomado mi virginidad. No puedo permitir que eso suceda, así que ahora tienes que asumir la responsabilidad por mí.Valentina se quedó congelada por un instante, sin comprender a qué se refería ese chico con su declaración sobre hacerse responsable, lo cual la confundió aún más._ ¿Qué quieres decir con eso? _ preguntó ella, visiblemente desconcertada.Se dio la vuelta para enfrentarlo, pero, de repente, su mirada se deslizó hacia abajo, proyectándose sobre su desnudez._ Oh, por Dios, ¿por qué sigues desnudo? _ exclamó. Él la miró y se echó a reír, dado que en ese momento ella adoptaba una expresión muy entrañable a sus ojos. _ No entiendo por qué te sorprendes, si ya lo habías visto antes _ comentó, acercándose más a ella, con sus labios casi en contacto _. Además, ve acostumbrandote, porque así es como me verás a partir de ahora, querida esposa mía. Valentína se sobresaltó y logró zafarse de su agarre, quedándose en silencio durante unos minutos mientras reflexionaba sobre lo que estaba sucediendo en ese momento. _ ¿Qué tonterí
La tensión en la casa era palpable. Valentina enfrentaba la ira de su madrastra y la mirada acusadora de Sofía. Sin embargo, Valentina no se dejaría intimidar. La castaña se mantuvo firme, enfrentando la mirada acusadora de Sofía. A pesar de la tensión en la casa, su determinación no flaqueó. Valentina, con la mirada fija en Sofía, se cruzó de brazos. La tensión en la habitación era casi palpable. La madrastra, furiosa, intentó replicar, pero Valentina no cedió. Valentina y Sofía se encontraron en el centro de la sala, la tensión entre ellas casi palpable. Valentina, con los puños apretados, no retrocedió. _ No necesito dar explicaciones a nadie más que a mi madre _ repitió con voz firme.Sofía, roja de ira, avanzó hacia Valentina. _ ¡Eres una entrometida! ¡No tienes derecho a estar aquí! _ gritó. Sus ojos chispearon con resentimiento.Valentina no se inmutó. _ Tú no eres mi madre, Sofía. No tienes ningún poder sobre mí _ respondió, de
Valentina miró a Máx con una mezcla de desconfianza y dolor. La traición que sentía era profunda, pero también sabía que necesitaba respuestas._ Explícate, Máx _, dijo con voz firme, aunque su corazón latía con fuerza.Máx suspiró, claramente afectado por la situación. _ Valentina, lo que pasó esa noche fue un malentendido terrible. Yo nunca quise que te sintieras abandonada. Cuando vi que algo no estaba bien, fui a buscar ayuda, pero cuando regresé, ya no estabas. No sabía que alguien había puesto algo en tu bebida. Si lo hubiera sabido, nunca te habría dejado sola ni por un segundo.Valentina lo observó detenidamente, tratando de discernir la verdad en sus palabras. Había sido una noche confusa y dolorosa, y la idea de que alguien cercano a ella pudiera haberla traicionado era difícil de aceptar._ No puedo confiar en tus palabras. Sofía fue quien me entregó la bebida y la acepté sin cuestionar. Sin embargo, a pesar de que fue ella quien se arr
Finalmente, el día tan esperado había llegado, y los primeros rayos del sol comenzaron a filtrarse a través de la ventana. Valentina había regresado a casa alrededor de las 2 de la mañana, y ahora se sentía bastante cansada. De repente, su alarma sonó contundentemente, marcando las 8 de la mañana. Valentina sabía que era hora de prepararse, ya que tenía clases en la universidad. Con un movimiento ágil, se levantó de la cama y, mientras se frotaba los ojos para despejarse un poco, empezó a caminar hacia el baño, con la intención de darse una buena ducha que la refrescara antes de comenzar el día.Después de una ducha revitalizante, Valentina se vistió con una ropa cómoda y se apresuró a la cocina. El aroma del café recién hecho llenó la habitación mientras preparaba su desayuno. Decidió hacerse una tostada con aguacate y huevos revueltos. Mientras mordisqueaba su desayuno, revisó su mochila para asegurarse de que tenía todo lo necesario para el día: libros, cuadernos, bolígr
Rebeca permaneció completamente inmóvil, sus ojos fijos en el joven de cabello negro que se encontraba frente a ella. Él la miraba con una expresión fría y desapasionada, lo que inquietaba a Rebeca. Poco a poco, sus manos se movieron hacia abajo, casi como si estuviera meditando cuidadosamente sobre su próximo movimiento._ ¿Quién es usted y por qué ha irrumpido en nuestra universidad? ¿Acaso no sabe que esto es propiedad privada? _ preguntó, tratando de atraer la atención de los demás que se encontraban a su alrededor. Su voz, aunque firme, traicionaba un leve temblor que evidenciaba su nerviosismo ante la situación. Evans se acercó un poco más a ella, y una vez que estuvo lo suficientemente cerca, se inclinó hacia su altura. Mientras mantenía la mirada fija en sus ojos, sus ojos reflejaron una frialdad inquietante._ No tengo que darte explicaciones _ afirmó, mientras una sonrisa irónica se dibujaba en su rostro _. Pero puedo decirte que esta universida
Los besos que Evans depositaba en el cuerpo de Valentina se volvían cada vez más apasionados y ardientes. Ella, lejos de intentar liberarse de su abrazo, eligió quedarse completamente quieta, dejándose llevar por la situación. Mientras tanto, él, con su cabello oscuro, comenzó a acariciar suavemente su pierna, y Valentina sintió cómo su cuerpo empezaba a llenarse de calor, respondiendo a los toques de Evans con una mezcla de deseo y sorpresa. _ ¿Te gusta? _ preguntó él con una voz áspera, sus palabras cargadas de expectación y deseo. Valentina se dio la vuelta y se posicionó frente a él, observándolo detenidamente durante unos minutos. Mientras pensaba en cómo responder a su pregunta, comenzó a morderse los labios, un gesto que revelaba su nerviosismo y su concentración. Su mirada se desvió hacia los labios de Evans, una atracción inexplicable la envolvió; sentía una extraña y poderosa necesidad de poseer esos labios. Sin que ella misma lo notara, sus labios come
Valentina se incorporó lentamente en la cama, todavía sintiéndose algo aturdida por el sueño que aún persistía en su mente. La luz del sol atravesaba las cortinas de manera suave, creando un resplandor dorado que iluminaba a Evans, quien se encontraba a su lado. Sus miradas se encontraron una vez más, y en ese preciso momento, todo lo que estaba fuera de ese cuarto pareció desvanecerse, como si el mundo exterior no tuviera ninguna importancia. Solo existían ellos dos, sumergidos en un espacio íntimo y lleno de emociones compartidas, donde el tiempo se detenía y todo lo que importaba era la conexión entre sus almas. Evans se acomodó en el borde de la cama, sus manos temblorosas aferrando con cuidado la bandeja que llevaba. La habitación se impregnó con el delicioso aroma del desayuno recién hecho: unos huevos revueltos con espinacas, tostadas que crujían al ser tocadas y una humeante taza de café que emanaba un vapor reconfortante. Valentina, al verlo, esbozó una sonrisa ll
La calma que predominaba en el ambiente se vio abruptamente alterada por la aparición de Martha. Sus gritos resonaban con fuerza, llenando cada rincón de la casa y desbordando la serenidad que allí se había instalado. Esta conmoción logró captar la atención de las dos mujeres que estaban en la sala, quienes, al escuchar el alboroto, no tardaron en levantarse y dirigirse hacia el lugar de donde provenían los alaridos, con la intención de averiguar qué sucedía y ofrecer su ayuda. _ ¿Y en qué demonios eso te afecta? _ exclamó Valentina, con un tono de frustración en su voz. _ Si eso es todo lo que tenías que decir, entonces te agradecería que te retiraras de mi habitación y cerraras la puerta al salir. Valentina, cansada de las constantes provocaciones de Martha, optó por ignorarla por completo. Con un gesto de determinación, tomó sus audífonos y se los puso en las orejas, con la intención de sumergirse en la música y desconectar de la tensión que la rodeaba. Sin em