Evento inusual

Valentina miró a Máx con una mezcla de desconfianza y dolor. La traición que sentía era profunda, pero también sabía que necesitaba respuestas.

_ Explícate, Máx _, dijo con voz firme, aunque su corazón latía con fuerza.

Máx suspiró, claramente afectado por la situación. _ Valentina, lo que pasó esa noche fue un malentendido terrible. Yo nunca quise que te sintieras abandonada. Cuando vi que algo no estaba bien, fui a buscar ayuda, pero cuando regresé, ya no estabas. No sabía que alguien había puesto algo en tu bebida. Si lo hubiera sabido, nunca te habría dejado sola ni por un segundo.

Valentina lo observó detenidamente, tratando de discernir la verdad en sus palabras. Había sido una noche confusa y dolorosa, y la idea de que alguien cercano a ella pudiera haberla traicionado era difícil de aceptar.

_ No puedo confiar en tus palabras. Sofía fue quien me entregó la bebida y la acepté sin cuestionar. Sin embargo, a pesar de que fue ella quien se arriesgó a dármela, estoy convencida de que hay alguien más detrás de esto, el verdadero instigador de este plan. Sofía es demasiado ingenua para haber concebido algo así por su cuenta, y no descansaré hasta descubrir quién es el responsable. Cuando lo logre, esa persona se arrepentirá de sus acciones.

Máx se acercó un paso más, su expresión llena de remordimiento. _ Valentina, entiendo tu desconfianza. Pero te juro que no tuve nada que ver con lo que pasó. Si Sofía te dio la bebida, entonces ella también fue engañada.

Valentina observó atentamente a Máx, intentando asimilar sus palabras, las cuales le parecían completamente absurdas.

_ Engañada, ¡ja! _ bufo _ Por favor, ¿acaso crees que voy a creer eso? Mira, Máx, te voy a dar una sola oportunidad para que seas sincero conmigo. No te exijo que lo seas de inmediato, claro que no; puedes tomarte el tiempo que necesites para reflexionar sobre lo que estás haciendo y decidir si realmente es lo correcto _ dijo, dándole tres palmadas en el pecho.

Después de ese incidente, Valentina decidió dejar a Max solo allí y continuar con su camino. Era evidente que no confiaba en sus palabras, ya que la escasa confianza que le tenía se disolvió esa noche, junto con el respeto hacia él.

En un instante, su teléfono comenzó a sonar. Dudaba entre contestar o no; sin embargo, tras deliberar durante un tiempo, decidió sacarlo de su bolsillo. Al reconocer el número, no vaciló ni tres segundos en responder.

_ Buenas tardes, doctor _ dijo _. ¿A qué se debe su llamada? ¿Ocurre algo con mi padre?

El doctor respondió con voz calmada: _Valentina _, comenzó, _ lamento decirte que tu padre ha estado en coma durante las últimas 48 horas. Su condición es crítica, y aunque estamos haciendo todo lo posible, no podemos predecir cuándo se despertará. Es importante que estés preparada para cualquier eventualidad.

Valentina sintió un nudo en la garganta. Su padre, un hombre fuerte y decidido, ahora estaba luchando por su vida. Las lágrimas amenazaron con escaparse, pero ella se obligó a mantener la compostura.

_ ¿Cómo ocurrió esto? _ preguntó, su voz apenas un susurro. _ La última vez que lo vi, él se encontraba en muy buen estado.

_ No estamos seguros _, respondió el doctor. _ No hay signos de trauma físico ni de envenenamiento. Parece ser un evento médico inusual. Estamos realizando más pruebas para determinar la causa exacta.

Valentina asintió, sintiendo una mezcla de miedo y determinación. No podía permitirse derrumbarse ahora. Debía descubrir la verdad detrás de la traición que había sufrido y, al mismo tiempo, estar allí para su padre.

_ Gracias, doctor _, dijo Valentina. _ Haré todo lo que esté a mi alcance para descubrir qué le sucedió a mi padre _ le aseguro con total certeza en sus afirmaciones.

El doctor le dio una sonrisa comprensiva y asintió. _ Estoy seguro de que lo harás. Si necesitas algo, no dudes en llamarme.

Valentina colgó el teléfono y se enfrentó a la incertidumbre. No permitiría perder a su padre de la misma manera en que había perdido a su madre. Estaba decidida a descubrir la verdad, sin importar las consecuencias que esto pudiera acarrear. Siempre había sido una mujer fuerte y sabía cómo afrontar las adversidades por sí misma.

Valentina se quedó mirando el teléfono por un momento, tratando de procesar la información. Su padre, el hombre que siempre había sido su roca, ahora estaba en una situación crítica. Pero no podía permitirse el lujo de derrumbarse. Tenía que ser fuerte, por él y por ella misma.

Decidió que lo primero que debía hacer era ir al hospital. Necesitaba estar cerca de su padre y asegurarse de que recibiera la mejor atención posible. Mientras se dirigía hacia su coche, su mente no dejaba de pensar en Max y en la traición que había sufrido. ¿Cómo había podido confiar en él? ¿Qué más le estaba ocultando?

Al llegar al hospital, Valentina fue recibida por el doctor que le había llamado. La llevó a la habitación de su padre, donde lo encontró conectado a varios monitores y máquinas. La visión de su padre en ese estado la golpeó con fuerza, pero se obligó a mantener la calma.

_ Estoy aquí, papá _, susurró, tomando su mano. _ No te preocupes, voy a descubrir qué te pasó y te voy a sacar de esto.

Mientras pasaban las horas, Valentina no podía dejar de pensar en las palabras del doctor. Un evento médico inusual. ¿Qué podría haber causado esto? Decidió que necesitaba investigar más a fondo. Si había algo que pudiera hacer para ayudar a su padre, lo haría.

Era inevitable que considerara la posibilidad de que su madrastra, Martha, y su hermanastra, Sofía, pudieran estar involucradas en lo que le ocurrió a su padre. Sin embargo, pronto se daría cuenta de que no podía responsabilizarlas por algo tan serio sin contar con pruebas que respaldaran tal afirmación.

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