La tensión en la casa era palpable. Valentina enfrentaba la ira de su madrastra y la mirada acusadora de Sofía. Sin embargo, Valentina no se dejaría intimidar. La castaña se mantuvo firme, enfrentando la mirada acusadora de Sofía. A pesar de la tensión en la casa, su determinación no flaqueó.
Valentina, con la mirada fija en Sofía, se cruzó de brazos. La tensión en la habitación era casi palpable. La madrastra, furiosa, intentó replicar, pero Valentina no cedió. Valentina y Sofía se encontraron en el centro de la sala, la tensión entre ellas casi palpable. Valentina, con los puños apretados, no retrocedió. _ No necesito dar explicaciones a nadie más que a mi madre _ repitió con voz firme. Sofía, roja de ira, avanzó hacia Valentina. _ ¡Eres una entrometida! ¡No tienes derecho a estar aquí! _ gritó. Sus ojos chispearon con resentimiento. Valentina no se inmutó. _ Tú no eres mi madre, Sofía. No tienes ningún poder sobre mí _ respondió, desafiante. _ Si quieres inventar historias, adelante. Pero no me afectarán. La madrastra levantó la mano como si fuera a abofetearla, pero Valentina la detuvo con un gesto rápido. _ No te atrevas _ advirtió. _ No soy una niña indefensa. La tía de Valentina, finalmente, intervino. _ ¡Basta! _ exclamó. _ Las dos tienen que aprender a convivir. Esto no puede seguir así. La habitación quedó en silencio, las miradas de las tres mujeres se cruzaron. Valentina sabía que su determinación la había llevado al límite, pero no se arrepentía. La pelea estaba lejos de terminar, pero ella estaba dispuesta a enfrentarla, sin importar las consecuencias. _ no comprendo tu presencia aquí _ expresó _ si has venido hasta este lugar sin intención de contribuir, realmente no entiendo el propósito de tu visita. Sin embargo, es evidente que las tres comparten características similares, lo cual explica su buena relación. Sara, al escuchar a Valentina expresar esas palabras, levantó la mano y la abofeteó. Este acto provocó que Valentina la mirara con desdén, conteniendo su rabia. _ Te concedo esta advertencia por el respeto que te tengo por mi padre _ dijo mientras se acercaba a su rostro _, pero espero que esta sea la última vez que me agredes. Si vuelves a hacerlo, me encargaré de cortar la mano con la que me has golpeado. _ ¿Me estás amenazando? _ preguntó, arqueando una ceja. Valentina la miró fijamente a los ojos y, con una sonrisa irónica, exclamó: _ No, no es una amenaza, claro que no _ y añadió: _ Considera esto más bien como una pequeña advertencia. Esa niña a la que podías golpear, pisotear y menospreciar cuando quisieras, ya no está. Lo único que me unía a ti era mi padre, pero eso ha cambiado. La tensión en la habitación se espesaba como una tormenta inminente. Valentina y Sofía se mantenían frente a frente, sus miradas chocando como espadas en un duelo silencioso. La tía Sara, con su semblante serio, intentaba mediar entre las dos, pero su voz apenas era un murmullo en el vendaval de emociones. Valentina recordó los momentos felices junto a su madre, antes de que ella partiera. La casa aún olía a su perfume, y Valentina se aferraba a esos recuerdos como un náufrago a un trozo de madera flotante en medio del océano. Pero ahora, Sofía había irrumpido en su vida, como una ola gigante que amenazaba con arrastrarla. _ No tienes idea de lo que es ser madre _, dijo Martha con desprecio. _ No sabes lo que he sacrificado por esta familia.” Valentina apretó los dientes. _ No necesito saberlo _, respondió. _ Pero no permitiré que me trates como a una intrusa. Mi madre me enseñó a luchar por lo que es justo. Martha se acercó aún más, su aliento caliente en el rostro de Valentina. _ Tu madre no está aquí para protegerte _ susurró. _ Y yo soy la que manda en esta casa ahora. Valentina sintió la rabia arder en su pecho. _ No te equivoques, Martha . No soy una niña indefensa. Con determinación, Valentina se encaminó hacia su habitación. No permitiría que la manipularan a su antojo y era consciente de que su elección de aceptar las condiciones de Evans la conduciría por un sendero arriesgado, pero estaba dispuesta a afrontarlo. La verdad sobre la muerte de su madre y la recuperación de lo que le pertenecía eran su prioridad en este momento. Valentina cerró la puerta de su habitación con un golpe seco, tratando de calmar la tormenta de emociones que rugía dentro de ella. Se dejó caer en la cama, mirando el techo mientras los recuerdos de su madre inundaban su mente. Sabía que no podía dejar que Sofía y Martha la vencieran. Tenía que ser fuerte, por ella y por la memoria de su madre. Finalmente, tras un prolongado proceso de reflexión interna, se levantó de la cama y salió de su habitación con la firme determinación de dar un paseo y despejar su mente. Sabía que necesitaba meditar sobre sus pensamientos, y permanecer encerrada no le permitía hacerlo con claridad. Al llegar a la sala y abrir la puerta, una suave luz inundó sus ojos y el aire fresco recorrió su cuerpo, brindándole una profunda sensación de paz y libertad. Inició su camino con pasos cortos pero apresurados, mientras su mente y su mirada permanecían en blanco. Esta distracción la llevó a chocar accidentalmente con alguien, que resultó ser su amigo Máx. _ Hola, Valentina, ¿cómo estás? _ preguntó, notándola distraída. _ Te veo un poco desconectada. Valentina lo miró de reojo y reflexionó durante unos minutos si debería dirigirse a él o simplemente ignorarlo y continuar su camino. Finalmente, tomó una decisión. _ Oh, pero miren a quién tenemos aquí, a mi querido Máx _, respondió irónicamente. _ ¿Aún tienes el valor de mirarme a la cara como si nada hubiera pasado, después de abandonarme en una discoteca? Máx se echó hacia atrás de inmediato. _ Espera, Valentina, no es lo que piensas _, respondió. _ Ah, entonces, ¿qué debo creer? _ preguntó _. ¿O acaso no fue eso lo que ocurrió? Uno de ustedes intentó aprovecharse de mí y, por ello, introdujeron una sustancia desconocida en mi bebida.Valentina miró a Máx con una mezcla de desconfianza y dolor. La traición que sentía era profunda, pero también sabía que necesitaba respuestas._ Explícate, Máx _, dijo con voz firme, aunque su corazón latía con fuerza.Máx suspiró, claramente afectado por la situación. _ Valentina, lo que pasó esa noche fue un malentendido terrible. Yo nunca quise que te sintieras abandonada. Cuando vi que algo no estaba bien, fui a buscar ayuda, pero cuando regresé, ya no estabas. No sabía que alguien había puesto algo en tu bebida. Si lo hubiera sabido, nunca te habría dejado sola ni por un segundo.Valentina lo observó detenidamente, tratando de discernir la verdad en sus palabras. Había sido una noche confusa y dolorosa, y la idea de que alguien cercano a ella pudiera haberla traicionado era difícil de aceptar._ No puedo confiar en tus palabras. Sofía fue quien me entregó la bebida y la acepté sin cuestionar. Sin embargo, a pesar de que fue ella quien se arr
Finalmente, el día tan esperado había llegado, y los primeros rayos del sol comenzaron a filtrarse a través de la ventana. Valentina había regresado a casa alrededor de las 2 de la mañana, y ahora se sentía bastante cansada. De repente, su alarma sonó contundentemente, marcando las 8 de la mañana. Valentina sabía que era hora de prepararse, ya que tenía clases en la universidad. Con un movimiento ágil, se levantó de la cama y, mientras se frotaba los ojos para despejarse un poco, empezó a caminar hacia el baño, con la intención de darse una buena ducha que la refrescara antes de comenzar el día.Después de una ducha revitalizante, Valentina se vistió con una ropa cómoda y se apresuró a la cocina. El aroma del café recién hecho llenó la habitación mientras preparaba su desayuno. Decidió hacerse una tostada con aguacate y huevos revueltos. Mientras mordisqueaba su desayuno, revisó su mochila para asegurarse de que tenía todo lo necesario para el día: libros, cuadernos, bolígr
Rebeca permaneció completamente inmóvil, sus ojos fijos en el joven de cabello negro que se encontraba frente a ella. Él la miraba con una expresión fría y desapasionada, lo que inquietaba a Rebeca. Poco a poco, sus manos se movieron hacia abajo, casi como si estuviera meditando cuidadosamente sobre su próximo movimiento._ ¿Quién es usted y por qué ha irrumpido en nuestra universidad? ¿Acaso no sabe que esto es propiedad privada? _ preguntó, tratando de atraer la atención de los demás que se encontraban a su alrededor. Su voz, aunque firme, traicionaba un leve temblor que evidenciaba su nerviosismo ante la situación. Evans se acercó un poco más a ella, y una vez que estuvo lo suficientemente cerca, se inclinó hacia su altura. Mientras mantenía la mirada fija en sus ojos, sus ojos reflejaron una frialdad inquietante._ No tengo que darte explicaciones _ afirmó, mientras una sonrisa irónica se dibujaba en su rostro _. Pero puedo decirte que esta universida
Los besos que Evans depositaba en el cuerpo de Valentina se volvían cada vez más apasionados y ardientes. Ella, lejos de intentar liberarse de su abrazo, eligió quedarse completamente quieta, dejándose llevar por la situación. Mientras tanto, él, con su cabello oscuro, comenzó a acariciar suavemente su pierna, y Valentina sintió cómo su cuerpo empezaba a llenarse de calor, respondiendo a los toques de Evans con una mezcla de deseo y sorpresa. _ ¿Te gusta? _ preguntó él con una voz áspera, sus palabras cargadas de expectación y deseo. Valentina se dio la vuelta y se posicionó frente a él, observándolo detenidamente durante unos minutos. Mientras pensaba en cómo responder a su pregunta, comenzó a morderse los labios, un gesto que revelaba su nerviosismo y su concentración. Su mirada se desvió hacia los labios de Evans, una atracción inexplicable la envolvió; sentía una extraña y poderosa necesidad de poseer esos labios. Sin que ella misma lo notara, sus labios come
Valentina se incorporó lentamente en la cama, todavía sintiéndose algo aturdida por el sueño que aún persistía en su mente. La luz del sol atravesaba las cortinas de manera suave, creando un resplandor dorado que iluminaba a Evans, quien se encontraba a su lado. Sus miradas se encontraron una vez más, y en ese preciso momento, todo lo que estaba fuera de ese cuarto pareció desvanecerse, como si el mundo exterior no tuviera ninguna importancia. Solo existían ellos dos, sumergidos en un espacio íntimo y lleno de emociones compartidas, donde el tiempo se detenía y todo lo que importaba era la conexión entre sus almas. Evans se acomodó en el borde de la cama, sus manos temblorosas aferrando con cuidado la bandeja que llevaba. La habitación se impregnó con el delicioso aroma del desayuno recién hecho: unos huevos revueltos con espinacas, tostadas que crujían al ser tocadas y una humeante taza de café que emanaba un vapor reconfortante. Valentina, al verlo, esbozó una sonrisa ll
La calma que predominaba en el ambiente se vio abruptamente alterada por la aparición de Martha. Sus gritos resonaban con fuerza, llenando cada rincón de la casa y desbordando la serenidad que allí se había instalado. Esta conmoción logró captar la atención de las dos mujeres que estaban en la sala, quienes, al escuchar el alboroto, no tardaron en levantarse y dirigirse hacia el lugar de donde provenían los alaridos, con la intención de averiguar qué sucedía y ofrecer su ayuda. _ ¿Y en qué demonios eso te afecta? _ exclamó Valentina, con un tono de frustración en su voz. _ Si eso es todo lo que tenías que decir, entonces te agradecería que te retiraras de mi habitación y cerraras la puerta al salir. Valentina, cansada de las constantes provocaciones de Martha, optó por ignorarla por completo. Con un gesto de determinación, tomó sus audífonos y se los puso en las orejas, con la intención de sumergirse en la música y desconectar de la tensión que la rodeaba. Sin em
Valentina experimentó un profundo escalofrío que recorrió su espalda al escuchar las palabras pronunciadas por el líder del grupo. La idea de asistir a una reunión con el director ejecutivo de una empresa tan reconocida y respetada no era algo común, ni mucho menos habitual. Aún sosteniendo el sobre entre sus manos, se dio cuenta de que debía prepararse cuidadosamente para lo que estaba a punto de suceder. La emoción y el nerviosismo comenzaron a acumularse en su interior, mientras meditaba sobre la importancia de este encuentro y las oportunidades que podría traer consigo. Con determinación, se dispuso a organizar sus pensamientos y reunir toda la información necesaria para presentarse de la mejor manera posible._ Muchas gracias por la información _, respondió Valentina, esbozando una sonrisa amable. Sin embargo, en su mente, los pensamientos corrían a toda velocidad. Estaba intentando anticipar las posibles implicaciones que podría tener esa invitación que acab
A medida que la charla iba progresando, Valentina demostraba una gran determinación al sostener su postura, ignorando por completo las provocaciones que Sofía lanzaba en su dirección. La atmósfera que rodeaba a ambas era densa y cargada de un conflicto latente, casi como si se encontraran en un enfrentamiento donde cada una intentaba imponer su voluntad sobre la otra. La tensión era evidente, palpable en el aire, manifestándose en los gestos y la mirada de cada una, como si cada palabra pronunciada se convirtiera en una arma en esta sutil batalla verbal. Sofía, con una expresión de profunda indignación reflejada en su rostro, no estaba dispuesta a dar un paso atrás ni a ceder en su postura. Decidió cruzarse de brazos, un gesto que evidenciaba su firmeza y determinación. Sus ojos se clavaron en Valentina con intensidad, como si estuviera intentando penetrar en su mente para desentrañar los secretos y pensamientos que pudieran estar pasando por su cabeza en ese momento. La tensión ent