Valentina experimentó un profundo escalofrío que recorrió su espalda al escuchar las palabras pronunciadas por el líder del grupo. La idea de asistir a una reunión con el director ejecutivo de una empresa tan reconocida y respetada no era algo común, ni mucho menos habitual. Aún sosteniendo el sobre entre sus manos, se dio cuenta de que debía prepararse cuidadosamente para lo que estaba a punto de suceder. La emoción y el nerviosismo comenzaron a acumularse en su interior, mientras meditaba sobre la importancia de este encuentro y las oportunidades que podría traer consigo. Con determinación, se dispuso a organizar sus pensamientos y reunir toda la información necesaria para presentarse de la mejor manera posible.
_ Muchas gracias por la información _, respondió Valentina, esbozando una sonrisa amable.Sin embargo, en su mente, los pensamientos corrían a toda velocidad. Estaba intentando anticipar las posibles implicaciones que podría tener esa invitación que acabA medida que la charla iba progresando, Valentina demostraba una gran determinación al sostener su postura, ignorando por completo las provocaciones que Sofía lanzaba en su dirección. La atmósfera que rodeaba a ambas era densa y cargada de un conflicto latente, casi como si se encontraran en un enfrentamiento donde cada una intentaba imponer su voluntad sobre la otra. La tensión era evidente, palpable en el aire, manifestándose en los gestos y la mirada de cada una, como si cada palabra pronunciada se convirtiera en una arma en esta sutil batalla verbal. Sofía, con una expresión de profunda indignación reflejada en su rostro, no estaba dispuesta a dar un paso atrás ni a ceder en su postura. Decidió cruzarse de brazos, un gesto que evidenciaba su firmeza y determinación. Sus ojos se clavaron en Valentina con intensidad, como si estuviera intentando penetrar en su mente para desentrañar los secretos y pensamientos que pudieran estar pasando por su cabeza en ese momento. La tensión ent
Valentina dejó caer la muñeca de Sofía de manera abrupta, realizando un gesto repentino que la llevó a retroceder un paso. Sus ojos permanecían fijos en la figura de Sofía, reflejando una mezcla de emociones intensas. La atmósfera que las rodeaba estaba cargada de una tensión evidente, como si cada segundo se hubiera congelado en ese momento, haciéndolo aún más significativo y cargado de significado. Sofía, al recuperar poco a poco su estabilidad, se llevó la mano a la muñeca, frotándola suavemente en un intento de aliviar la aguda punzada de dolor que la sorprendió. La reacción de Valentina la había tomado desprevenida; nunca imaginó que Valentina pudiera responder con tal rapidez y contundencia. A pesar del malestar que aún sentía, Sofía no estaba dispuesta a rendirse ni a dar un paso atrás en esa situación. Su determinación era firme y estaba resuelta a mantener su posición. _ Tenía una gran cantidad de pensamientos y preocupaciones dando vueltas en mi mente,
Las dos mujeres se quedaron en completo silencio durante un breve periodo de tiempo, disfrutando de la placentera compañía que cada una le brindaba a la otra. En ese instante, sentían cómo se había creado un lazo especial entre ellas, una conexión que parecía más profunda de lo que habrían anticipado. Mientras tanto, el café que Sara había dejado sobre la mesa comenzaba a enfriarse poco a poco, pero ella no parecía darse cuenta de ello; estaba completamente entregada a la experiencia del momento, sumida en sus pensamientos y emociones, y no prestaba atención al tiempo que pasaba. Valentina, manteniendo su mano sobre la de su tía, tomó una profunda respiración y, sintiendo que el momento era propicio, decidió interrumpir el pesado silencio que envolvía la habitación. Había una pregunta que había estado persiguiéndola en sus pensamientos, una inquietud que necesitaba aclarar. Con una mezcla de nerviosismo y determinación, se dispuso a formular su duda, buscando las palabras
Valentina cerró los ojos durante un instante, dejándose llevar por una profunda sensación de gratitud y amor que la rodeaba, como una cálida manta que la abrazaba con suavidad. En ese breve momento de introspección, dejó que esos sentimientos la inundaran, a medida que inhalaba lentamente, llenando su ser de una paz reconfortante. Cada latido de su corazón parecía resonar con la alegría de los recuerdos y las conexiones que había cultivado, sumergiéndose en la dulzura de esos instantes que la hacían sentir tan viva y agradecida. La lluvia que caía del lado exterior había disminuido notablemente, hasta alcanzar un momento en el que parecía haber cesado casi por completo. En el ambiente, solo persistía un leve murmullo, un delicado susurro que se entrelazaba con los sonidos naturales que lo rodeaban. Esta combinación generaba una atmósfera de profunda tranquilidad y serenidad, como si el mundo hubiera encontrado un respiro momentáneo en medio de la rutina diaria. Cada gota q
Valentina se encontraba inmersa en un torbellino de pensamientos que la mantenían prisionera en su propio mundo interior, reflexionando sobre sus preocupaciones y anhelos. De repente, su atención se vio interrumpida por una voz familiar que la llamaba desde un automóvil que había parado su marcha justo en frente de ella. Intrigada, levantó la mirada y sus ojos se encontraron con los de su amigo Javier, quien se encontraba al volante. Desde su asiento, Javier le dedicaba una radiante sonrisa que iluminaba su rostro, llenando el aire de una calidez reconfortante que hizo que Valentina olvidara, por un momento, las inquietudes que la atormentaban. _ ¡Valentina! ¿Te gustaría que te ofreciera un aventón? _ preguntó Javier, esbozando una sonrisa cálida y amigable que iluminaba su rostro. Valentina sintió una oleada de alivio inmediato al reconocer la figura de su amigo a lo lejos. La ansiedad que la había estado atormentando se desvaneció en un instante. Sin pensarlo
El ambiente se tornaba más tenso con cada ves que transcurría, y las voces se volvían cada vez más intensas, provocando en Valentina un dolor de cabeza agudo. De repente, comenzó a notar que su cuerpo se calentaba y sentía una temperatura elevada. Intentó ajustar sus prendas, pero la sensación de incomodidad aumentaba progresivamente. No comprendía lo que le estaba sucediendo, ya que hacía solo unos minutos se encontraba bastante bien, antes de haber consumido la bebida de frutas que su hermana le había traído. Sentía que su grupo de amigos se reía a carcajadas a su alrededor, mientras comenzaba a experimentar una visión doble que le dificultaba mantenerse en pie. Decidió caminar en busca de un lugar donde pudiera descansar. La discoteca era inmensa, y terminó cayendo en una de las áreas VIP, reservadas para personas de alto estatus. Su visión se tornaba cada vez más borrosa, y le resultaba difícil enfocar. De repente, sin darse cuenta, chocó contra un hombre. No podía dis
Valentina se quedó congelada por un instante, sin comprender a qué se refería ese chico con su declaración sobre hacerse responsable, lo cual la confundió aún más._ ¿Qué quieres decir con eso? _ preguntó ella, visiblemente desconcertada.Se dio la vuelta para enfrentarlo, pero, de repente, su mirada se deslizó hacia abajo, proyectándose sobre su desnudez._ Oh, por Dios, ¿por qué sigues desnudo? _ exclamó. Él la miró y se echó a reír, dado que en ese momento ella adoptaba una expresión muy entrañable a sus ojos. _ No entiendo por qué te sorprendes, si ya lo habías visto antes _ comentó, acercándose más a ella, con sus labios casi en contacto _. Además, ve acostumbrandote, porque así es como me verás a partir de ahora, querida esposa mía. Valentína se sobresaltó y logró zafarse de su agarre, quedándose en silencio durante unos minutos mientras reflexionaba sobre lo que estaba sucediendo en ese momento. _ ¿Qué tonterí
La tensión en la casa era palpable. Valentina enfrentaba la ira de su madrastra y la mirada acusadora de Sofía. Sin embargo, Valentina no se dejaría intimidar. La castaña se mantuvo firme, enfrentando la mirada acusadora de Sofía. A pesar de la tensión en la casa, su determinación no flaqueó. Valentina, con la mirada fija en Sofía, se cruzó de brazos. La tensión en la habitación era casi palpable. La madrastra, furiosa, intentó replicar, pero Valentina no cedió. Valentina y Sofía se encontraron en el centro de la sala, la tensión entre ellas casi palpable. Valentina, con los puños apretados, no retrocedió. _ No necesito dar explicaciones a nadie más que a mi madre _ repitió con voz firme.Sofía, roja de ira, avanzó hacia Valentina. _ ¡Eres una entrometida! ¡No tienes derecho a estar aquí! _ gritó. Sus ojos chispearon con resentimiento.Valentina no se inmutó. _ Tú no eres mi madre, Sofía. No tienes ningún poder sobre mí _ respondió, de