Phoenix se encontraba frente al temido Rey del Norte, Ulrich, en su imponente sala del trono, una sensación de shock e incredulidad dominando sus pensamientos. No podía creer lo que acababa de escuchar: que ahora pertenecía al Rey.
Con los ojos abiertos de sorpresa, Phoenix enfrentó a Ulrich, su voz sonando incierta y llena de emoción reprimida. Intentó argumentar, buscando desesperadamente una manera de revertir la situación.
"Esto debe ser un error", murmuró Phoenix, su voz temblando ligeramente.
Ulrich la miró con una expresión impasible, su presencia dominadora llenando la sala mientras respondía a la objeción de Phoenix.
"¿Por qué piensas eso?", cuestionó Ulrich, su voz grave resonando en el espacio.
Phoenix se volteó hacia Turin, buscando apoyo en sus ojos, pero él permaneció impasible, su postura rígida y silen
Phoenix estaba completamente fuera de lugar en ese opulento ambiente del harén del Rey Ulrich. Nunca antes había visto tanta riqueza y lujo reunidos en un solo lugar, y la presencia de las otras mujeres allí solo intensificaba la sensación de inadecuación que la consumía. Mientras observaba el entorno, una de las mujeres se acercó, exudando confianza y autoridad.Era una mujer de cabello castaño, con una aura que denotaba tanto belleza como determinación. Phoenix la miró, intentando disimular su ansiedad frente a la desconocida.La mujer de cabello castaño se dirigió a Turin, su voz cargada de curiosidad y autoridad."¿Qué desea el beta?" preguntó, con una expresión intrigada.Turin encontró la mirada de la mujer y respondió con firmeza."El Rey Ulrich me envió para dejar otra elegida en el harén", explic&oacut
Phoenix se encontraba en una posición delicada frente al Rey. Podía sentir la tensión en el aire mientras Ulrich la observaba con una mezcla de curiosidad y desconfianza. Aun así, Phoenix no se dejaba intimidar, manteniendo su postura firme y determinada.Ulrich tomó la copa de vino y dio un sorbo antes de volver su atención hacia Phoenix, su mirada penetrante escudriñando cada expresión de ella. El Rey le entregó una copa de vino, pero antes de que pudiera probar el líquido, lanzó su pregunta con una expresión de curiosidad apenas disimulada."Tengo una pregunta para ti, esclava", dijo él, su voz cargada de autoridad.Phoenix sostuvo la copa de vino, sintiendo cómo aumentaba la tensión mientras esperaba la pregunta de Ulrich."¿Y cuál sería esa pregunta?" preguntó ella, su voz firme a pesar de la ansiedad que la consum&iacu
Las puertas del harén fueron abiertas con una violencia que resonó en el ambiente, haciendo que las mujeres presentes se encogieran de miedo. Phoenix, conducida por los guardias, fue empujada hacia los brazos de Naomi, quien la recibió con sorpresa y preocupación escritas en su rostro.Uno de los guardias miró a Naomi con expresión severa, empujando a Phoenix más cerca de ella, y pronunció sus órdenes con autoridad."Enseña a esta esclava a comportarse", ordenó él, su voz cargada de desdén.El otro guardia dirigió su atención hacia una de las mujeres rubias, indicando que ella también tenía deberes que cumplir en el harén.Naomi, aún atónita por la repentina llegada de Phoenix, intentó procesar la situación mientras los guardias se retiraban, dejándolas solas. Se acercó a Phoenix, preocupad
El salón principal del castillo estaba impregnado con el aroma de café fresco y los rayos de sol de la mañana danzaban por las altas ventanas, iluminando el ambiente majestuoso. Ulrich, el temido Rey del Norte, estaba sentado en su silla ornamentada, observando el paisaje a través de los cristales mientras tomaba su desayuno. Sus labios aún estaban ligeramente morados, un recuerdo vívido de la noche anterior, cuando Phoenix, la joven esclava, se había atrevido a morderlo.Ulrich no podía apartar esa imagen de su mente. La audacia de Phoenix lo intrigaba y, de alguna manera, lo atraía. Recordaba vívidamente la dulzura de sus labios y la determinación en sus ojos azules. No era como las otras mujeres del harén, sumisas y obedientes. Phoenix tenía una chispa de rebeldía que Ulrich encontraba fascinante.Mientras Ulrich estaba inmerso en sus pensamientos, el sonido de los paso
El harén del Rey Ulrich era un lugar de lujo y opulencia, donde las mujeres eran tratadas con comodidad y refinamiento. Mientras Naomi cepillaba los largos cabellos negros de Phoenix, la atmósfera de la habitación estaba cargada de tensión e incertidumbre. La llegada de Willow, la rubia que había pasado la noche en los aposentos del rey, trajo una energía diferente al ambiente.Phoenix observó atentamente mientras Naomi y Willow intercambiaban algunas palabras. No pudo evitar preguntarse de qué estaban hablando, especialmente cuando el tema parecía involucrar al rey Ulrich."¿Cómo se llama ella?", preguntó Phoenix a Naomi, rompiendo el silencio."Willow", respondió Naomi, sin dudar.Los ojos curiosos de Phoenix se volvieron hacia la recién llegada, evaluándola con cautela."¿Qué están susurrando a mis espaldas, eh?", cuestio
Ulrich, el temido Rey del Norte, estaba de pie, observando a Phoenix con ojos penetrantes mientras ella esperaba sus órdenes en la sala del trono. La atmósfera estaba tensa, cargada con la autoridad opresiva del Rey, que parecía dominar el ambiente con su presencia majestuosa."Canta", ordenó Ulrich, su voz resonando en el salón."¿Cantar?" preguntó ella, con voz firme aunque una chispa de incertidumbre brillaba detrás de ella.Ulrich miró a Phoenix con expresión de incredulidad, como si no pudiera creer la audacia de su pregunta."¿Te has vuelto sorda, esclava?" replicó Ulrich, su voz cargada de irritación. "Te ordené que cantaras."Phoenix mantuvo su mirada fija en la de Ulrich, negándose a doblegarse ante su autoridad opresiva."¿Por qué debería cantar?" cuestionó Phoenix, desafiante.La expresión de Ulrich se endureció, su paciencia agotándose rápidamente ante la terquedad de Phoenix."Porque yo lo ordeno", respondió Ulrich, su voz ahora cargada de amenaza. "O tu cabeza rodará por
Phoenix estaba sentada en su cama, sintiendo el peso del agotamiento en sus hombros mientras luchaba contra la creciente ansiedad por lo que el día siguiente podría traer. La voz de Naomi trajo un destello de consuelo cuando se acercó con una taza de té humeante, ofreciéndosela a Phoenix como una pequeña medida de confuerzo."¿Qué es esto?", preguntó Phoenix, sus ojos fijos en la taza."Es té de manzanilla", respondió Naomi, su tono suave transmitiendo una gentileza reconfortante. "Puede ayudar a aliviar la irritación de tu garganta."Phoenix aceptó la taza con gratitud, sintiendo el calor reconfortante del té en sus manos. Dio un sorbo, permitiendo que el suave sabor de la manzanilla calmara sus nervios inquietos."Gracias", murmuró Phoenix, mirando a Naomi con una leve sonrisa.Mientras bebía el té, Phoenix compartió con Naomi los eventos del día, incluida la orden del Rey Ulrich de que ella pasara horas cantando para él. La expresión de confusión en los ojos de Naomi reflejaba la p
Phoenix estaba sumergida en un sueño turbulento cuando el ruido de las puertas siendo abiertas con fuerza por el guardia del Rey Ulrich rompió la tranquilidad del harén. Se vio despertando abruptamente, su mente aún nublada por la niebla del sueño, mientras los guardias avanzaban hacia ella con una determinación implacable. Naomi, visiblemente irritada por la interrupción repentina, enfrentó a los guardias con una mirada incisiva."¿Qué creen que están haciendo aquí?", exigió ella, sus palabras cargadas de indignación.El guardia real, imponente en su armadura reluciente, respondió con una voz dura y autoritaria."El Rey Ulrich exige la presencia de Phoenix."Phoenix, aun tratando de orientarse en la confusión del momento, se levantó de la cama, su corazón latiendo frenéticamente con una mezcla de confusión y aprensión."¿Para qué?", preguntó ella, su voz temblorosa con una mezcla de miedo y determinación.El guardia, sin detenerse ante la audacia de Phoenix, la enfrentó con severidad