El harén del Rey Ulrich era un lugar de lujo y opulencia, donde las mujeres eran tratadas con comodidad y refinamiento. Mientras Naomi cepillaba los largos cabellos negros de Phoenix, la atmósfera de la habitación estaba cargada de tensión e incertidumbre. La llegada de Willow, la rubia que había pasado la noche en los aposentos del rey, trajo una energía diferente al ambiente.
Phoenix observó atentamente mientras Naomi y Willow intercambiaban algunas palabras. No pudo evitar preguntarse de qué estaban hablando, especialmente cuando el tema parecía involucrar al rey Ulrich.
"¿Cómo se llama ella?", preguntó Phoenix a Naomi, rompiendo el silencio.
"Willow", respondió Naomi, sin dudar.
Los ojos curiosos de Phoenix se volvieron hacia la recién llegada, evaluándola con cautela.
"¿Qué están susurrando a mis espaldas, eh?", cuestio
Ulrich, el temido Rey del Norte, estaba de pie, observando a Phoenix con ojos penetrantes mientras ella esperaba sus órdenes en la sala del trono. La atmósfera estaba tensa, cargada con la autoridad opresiva del Rey, que parecía dominar el ambiente con su presencia majestuosa."Canta", ordenó Ulrich, su voz resonando en el salón."¿Cantar?" preguntó ella, con voz firme aunque una chispa de incertidumbre brillaba detrás de ella.Ulrich miró a Phoenix con expresión de incredulidad, como si no pudiera creer la audacia de su pregunta."¿Te has vuelto sorda, esclava?" replicó Ulrich, su voz cargada de irritación. "Te ordené que cantaras."Phoenix mantuvo su mirada fija en la de Ulrich, negándose a doblegarse ante su autoridad opresiva."¿Por qué debería cantar?" cuestionó Phoenix, desafiante.La expresión de Ulrich se endureció, su paciencia agotándose rápidamente ante la terquedad de Phoenix."Porque yo lo ordeno", respondió Ulrich, su voz ahora cargada de amenaza. "O tu cabeza rodará por
Phoenix estaba sentada en su cama, sintiendo el peso del agotamiento en sus hombros mientras luchaba contra la creciente ansiedad por lo que el día siguiente podría traer. La voz de Naomi trajo un destello de consuelo cuando se acercó con una taza de té humeante, ofreciéndosela a Phoenix como una pequeña medida de confuerzo."¿Qué es esto?", preguntó Phoenix, sus ojos fijos en la taza."Es té de manzanilla", respondió Naomi, su tono suave transmitiendo una gentileza reconfortante. "Puede ayudar a aliviar la irritación de tu garganta."Phoenix aceptó la taza con gratitud, sintiendo el calor reconfortante del té en sus manos. Dio un sorbo, permitiendo que el suave sabor de la manzanilla calmara sus nervios inquietos."Gracias", murmuró Phoenix, mirando a Naomi con una leve sonrisa.Mientras bebía el té, Phoenix compartió con Naomi los eventos del día, incluida la orden del Rey Ulrich de que ella pasara horas cantando para él. La expresión de confusión en los ojos de Naomi reflejaba la p
Phoenix estaba sumergida en un sueño turbulento cuando el ruido de las puertas siendo abiertas con fuerza por el guardia del Rey Ulrich rompió la tranquilidad del harén. Se vio despertando abruptamente, su mente aún nublada por la niebla del sueño, mientras los guardias avanzaban hacia ella con una determinación implacable. Naomi, visiblemente irritada por la interrupción repentina, enfrentó a los guardias con una mirada incisiva."¿Qué creen que están haciendo aquí?", exigió ella, sus palabras cargadas de indignación.El guardia real, imponente en su armadura reluciente, respondió con una voz dura y autoritaria."El Rey Ulrich exige la presencia de Phoenix."Phoenix, aun tratando de orientarse en la confusión del momento, se levantó de la cama, su corazón latiendo frenéticamente con una mezcla de confusión y aprensión."¿Para qué?", preguntó ella, su voz temblorosa con una mezcla de miedo y determinación.El guardia, sin detenerse ante la audacia de Phoenix, la enfrentó con severidad
Phoenix se encontraba en el umbral de la cocina del imponente castillo de Ulrich, observando con admiración el ir y venir frenético de los sirvientes que trabajaban allí. La vista de esa inmensa y bulliciosa cocina era como un recordatorio vívido de su antigua vida como esclava en los dominios de los Flamehowl, donde cada comida era un evento raro y cada momento en la cocina estaba lleno de miedo y agotamiento. Mientras se preparaba para iniciar la tarea asignada por el Rey Ulrich, uno de los guardias que la acompañaba de cerca tomó la delantera y se dirigió a los sirvientes con autoridad. Su tono firme resonó en el amplio espacio, silenciando el frenesí de los trabajadores. "¡Deténganse!", ordenó el guardia, su voz resonando en el aire. "¡El Rey lo ordena!" Los sirvientes, sorprendidos por la repentina interrupción, detuvieron inmediatamente sus actividades y se volvieron para enfrentar al guardia real, esperando sus próximas instrucciones. El guardia luego dirigió su atención a P
El tenso silencio que siguió a la entrada de Phoenix con la bandeja de comida era casi palpable, llenando el salón principal con una aura de expectativa y ansiedad. Ulrich observaba a la joven con una expresión impenetrable, sus ojos dorados fijos en ella mientras se acercaba a la mesa. Phoenix, por su parte, parecía completamente ajena a la tensión que impregnaba el ambiente. Su rostro era una máscara de serenidad mientras se aproximaba a la mesa, manteniendo su postura erguida y determinada a pesar de la presión implícita de la presencia del Rey y sus ancianos. Ulrich finalmente rompió el silencio, su tono de voz calmado y controlado contrastando con la agitación subyacente en la sala."Has llegado en el momento adecuado, esclava", dijo él, su voz resonando en el salón. "Sirve."Phoenix asintió silenciosamente en respuesta, obedeciendo las órdenes del Rey con una precisi
En la cocina del castillo, el aire estaba impregnado con el reconfortante aroma del estofado de alce y el pan plano de cebada que Phoenix estaba preparando. Su corazón latía fuerte en su pecho mientras realizaba la tarea asignada por el Rey Ulrich, consciente de las miradas curiosas y expectantes de los sirvientes que la observaban atentamente.Ella sabía que esa ardua tarea era su única alternativa para evitar la cama del Rey, y Phoenix estaba determinada a cumplir con su deber de la mejor manera posible. Con manos hábiles y movimientos precisos, se dedicó a preparar los platos, esperando que el resultado fuera digno de aprobación por parte de todos.Mientras trabajaba, Phoenix sentía las miradas penetrantes de los sirvientes sobre ella, una mezcla de curiosidad, incredulidad y tal vez incluso un poco de admiración por la valentía que mostraba. Sabía que no sería fácil ganarse la confianza de aquellos que la veían solo como una esclava, pero estaba determinada a hacerlo con su habili
Las puertas del harén se abrieron de golpe, interrumpiendo el sueño de Phoenix. Parpadeó, aún adormilada, mientras los guardias del Rey Ulrich entraban con determinación. Con los ojos entrecerrados, Phoenix miró fijamente al guardia más cercano, su expresión seria denotando una mezcla de curiosidad y aprensión."¿Qué será esta vez?" preguntó Phoenix, su voz sonando firme a pesar del sueño que aún la envolvía.El guardia real no se dejó intimidar por la actitud desafiante de Phoenix. La miró seriamente, respondiendo directamente: "Solo síguenos".Phoenix levantó una ceja, pero no ofreció resistencia cuando los guardias tomaron su brazo y la guiaron fuera del harén. Se encontró siendo llevada hacia el salón principal, donde el Rey Ulrich ya estaba presente, disfrutando de su desayuno matutino.<
Phoenix estaba en el harén, sentada mientras Willow y Naomi cuidaban de las heridas en sus manos cansadas. El ambiente tranquilo fue abruptamente interrumpido por la entrada de los guardias, cuya presencia siempre llevaba consigo un aire de tensión.El líder de los guardias dirigió su atención a Naomi y comunicó que el Rey la convocaba a sus aposentos. Una expresión de sorpresa cruzó el rostro de Naomi al escuchar la noticia, ya que no era el día designado para ella, sino para Gayane."No es mi día", respondió Naomi, tratando de mantener la calma.Sin embargo, el guardia no mostró ninguna intención de reconsiderar."¿Estás rechazando obedecer las órdenes del Rey?", cuestionó él, su voz cargada de autoridad.Naomi tragó saliva, dándose cuenta de que no tenía elección."No me estoy negando",