Phoenix estaba sumergida en un sueño turbulento cuando el ruido de las puertas siendo abiertas con fuerza por el guardia del Rey Ulrich rompió la tranquilidad del harén. Se vio despertando abruptamente, su mente aún nublada por la niebla del sueño, mientras los guardias avanzaban hacia ella con una determinación implacable. Naomi, visiblemente irritada por la interrupción repentina, enfrentó a los guardias con una mirada incisiva."¿Qué creen que están haciendo aquí?", exigió ella, sus palabras cargadas de indignación.El guardia real, imponente en su armadura reluciente, respondió con una voz dura y autoritaria."El Rey Ulrich exige la presencia de Phoenix."Phoenix, aun tratando de orientarse en la confusión del momento, se levantó de la cama, su corazón latiendo frenéticamente con una mezcla de confusión y aprensión."¿Para qué?", preguntó ella, su voz temblorosa con una mezcla de miedo y determinación.El guardia, sin detenerse ante la audacia de Phoenix, la enfrentó con severidad
Phoenix se encontraba en el umbral de la cocina del imponente castillo de Ulrich, observando con admiración el ir y venir frenético de los sirvientes que trabajaban allí. La vista de esa inmensa y bulliciosa cocina era como un recordatorio vívido de su antigua vida como esclava en los dominios de los Flamehowl, donde cada comida era un evento raro y cada momento en la cocina estaba lleno de miedo y agotamiento. Mientras se preparaba para iniciar la tarea asignada por el Rey Ulrich, uno de los guardias que la acompañaba de cerca tomó la delantera y se dirigió a los sirvientes con autoridad. Su tono firme resonó en el amplio espacio, silenciando el frenesí de los trabajadores. "¡Deténganse!", ordenó el guardia, su voz resonando en el aire. "¡El Rey lo ordena!" Los sirvientes, sorprendidos por la repentina interrupción, detuvieron inmediatamente sus actividades y se volvieron para enfrentar al guardia real, esperando sus próximas instrucciones. El guardia luego dirigió su atención a P
El tenso silencio que siguió a la entrada de Phoenix con la bandeja de comida era casi palpable, llenando el salón principal con una aura de expectativa y ansiedad. Ulrich observaba a la joven con una expresión impenetrable, sus ojos dorados fijos en ella mientras se acercaba a la mesa. Phoenix, por su parte, parecía completamente ajena a la tensión que impregnaba el ambiente. Su rostro era una máscara de serenidad mientras se aproximaba a la mesa, manteniendo su postura erguida y determinada a pesar de la presión implícita de la presencia del Rey y sus ancianos. Ulrich finalmente rompió el silencio, su tono de voz calmado y controlado contrastando con la agitación subyacente en la sala."Has llegado en el momento adecuado, esclava", dijo él, su voz resonando en el salón. "Sirve."Phoenix asintió silenciosamente en respuesta, obedeciendo las órdenes del Rey con una precisi
En la cocina del castillo, el aire estaba impregnado con el reconfortante aroma del estofado de alce y el pan plano de cebada que Phoenix estaba preparando. Su corazón latía fuerte en su pecho mientras realizaba la tarea asignada por el Rey Ulrich, consciente de las miradas curiosas y expectantes de los sirvientes que la observaban atentamente.Ella sabía que esa ardua tarea era su única alternativa para evitar la cama del Rey, y Phoenix estaba determinada a cumplir con su deber de la mejor manera posible. Con manos hábiles y movimientos precisos, se dedicó a preparar los platos, esperando que el resultado fuera digno de aprobación por parte de todos.Mientras trabajaba, Phoenix sentía las miradas penetrantes de los sirvientes sobre ella, una mezcla de curiosidad, incredulidad y tal vez incluso un poco de admiración por la valentía que mostraba. Sabía que no sería fácil ganarse la confianza de aquellos que la veían solo como una esclava, pero estaba determinada a hacerlo con su habili
Las puertas del harén se abrieron de golpe, interrumpiendo el sueño de Phoenix. Parpadeó, aún adormilada, mientras los guardias del Rey Ulrich entraban con determinación. Con los ojos entrecerrados, Phoenix miró fijamente al guardia más cercano, su expresión seria denotando una mezcla de curiosidad y aprensión."¿Qué será esta vez?" preguntó Phoenix, su voz sonando firme a pesar del sueño que aún la envolvía.El guardia real no se dejó intimidar por la actitud desafiante de Phoenix. La miró seriamente, respondiendo directamente: "Solo síguenos".Phoenix levantó una ceja, pero no ofreció resistencia cuando los guardias tomaron su brazo y la guiaron fuera del harén. Se encontró siendo llevada hacia el salón principal, donde el Rey Ulrich ya estaba presente, disfrutando de su desayuno matutino.<
Phoenix estaba en el harén, sentada mientras Willow y Naomi cuidaban de las heridas en sus manos cansadas. El ambiente tranquilo fue abruptamente interrumpido por la entrada de los guardias, cuya presencia siempre llevaba consigo un aire de tensión.El líder de los guardias dirigió su atención a Naomi y comunicó que el Rey la convocaba a sus aposentos. Una expresión de sorpresa cruzó el rostro de Naomi al escuchar la noticia, ya que no era el día designado para ella, sino para Gayane."No es mi día", respondió Naomi, tratando de mantener la calma.Sin embargo, el guardia no mostró ninguna intención de reconsiderar."¿Estás rechazando obedecer las órdenes del Rey?", cuestionó él, su voz cargada de autoridad.Naomi tragó saliva, dándose cuenta de que no tenía elección."No me estoy negando",
El ruido de las puertas siendo abiertas con fuerza rompió el silencio del harén del Rey Ulrich, interrumpiendo el tranquilo sueño de Phoenix. Parpadeó, aún adormilada, y se levantó lentamente de la cama, sus sentidos alerta mientras los guardias reales entraban en la habitación con una presencia intimidante.Phoenix enfrentó a los guardias con una expresión seria, una mezcla de determinación y aprensión visible en su rostro. Había enfrentado muchas pruebas desde que llegó al castillo de Ulrich, y cada vez que los guardias la llevaban, nunca sabía qué esperar."¿A dónde me llevarán esta vez?" preguntó Phoenix, su voz firme a pesar del nerviosismo que sentía.El guardia real, un hombre de apariencia austera y mirada penetrante, miró seriamente a Phoenix."Solo necesitas acompañarnos", respondió &eac
La risa de Ulrich resonó en la habitación, echando como una música siniestra. Observó la reacción de Phoenix con una mezcla de diversión y admiración."Pareces sorprendida", comentó, su voz teñida de humor. "Pero no te preocupes, te acostumbrarás".Phoenix sintió un rubor caliente subir por sus mejillas, pero se mantuvo firme en su determinación. Respiró profundamente, controlando sus emociones mientras Ulrich le daba sus siguientes instrucciones. Con un suspiro resignado, se acercó al armario, observando cómo Ulrich seleccionaba sus prendas con aire despreocupado."Necesitaré una camisa de lino y mis pantalones de montar", dijo Ulrich, su voz sonando distante mientras examinaba las prendas de vestir. Phoenix asintió en silencio, su mente dando vueltas con una serie de pensamientos tumultuosos.Phoenix hizo lo que se le ordenó, tra