“Chica Fuerte”

Capítulo 3

“Chica Fuerte”

Nahomy Rosso tiene apenas 3 días como mucama en el lujoso club de Roma, “Incontro d´amore” (Encuentro de amor), ya que, después de tener a su hijo se le ha complicado cada vez más para  conseguir empleo.  Fue allí, tras un anuncio en el periódico,  por  el cargo de recepcionista, pero por no tener sus estudios terminados no la aceptaron, sin embargo el dueño, le dio la oportunidad como camarera y mucama. Este, CEO de Mundo Polioni, es su primer cliente VIP. Cada vez que Nahomy le llevaba uno de sus pedidos el CEO se acercaba callado y le ponía en su bandeja un billete de 20€.

Lo que Nahomy no se había percatado es que Marco no quitaba sus ojos de encima de los muy notables senos de la chica, ya que él, desde muy niño, tiene un gusto especial en mujeres con senos prominentes, no una cosa exagerada  ni de silicón, no, eso no. A él le atraen en especial senos naturales, redondos, duros, firmes y que al tomarlos con sus grandes manos, no se vieran arropados totalmente por ellas. Y así le parecían los de aquella  chica, después del incidente del botón, ya estaba seguro que así eran.

Esa mañana, a Nahomy le tocó irse a la policía y dar declaración por lo que había pasado, en el club. Cuando llegaron a la comisaria, Marco Polioni, el señor 20€, como lo llamaba ella para sí,  le puso su chaqueta sobre los hombros antes de entrar, él era un hombre alto de ancha espalda, por lo que esa chaqueta tiene gran tamaño, y con ella le cubrió y tapó sus bonitos senos, que estaban parcialmente descubiertos, ante la mirada, no sólo de él, sino también de los libidinosos policías y él se percató de ello.

Nahomy, mientras esperaba a que Marco Polioni y sus abogados,  arreglaran todo en la comisaria, metió sus mangas en aquella chaqueta y subió un poco el cierre mientras pensaba:

“M****a, después de haber tenido todo un jodido día y atender toda la noche a más de 150 huéspedes en el club. ¡Maldita sea! Justo cuando ya iba a marcharme, viene ese viaje de malvados a caerle encima al señor 20€. Pues no, no podía permitir que me quitaran a ese cliente, tampoco podía dejarlo solito golpeándose con esa tunda que estaba armada. Y la pelirroja, tan bonita y tan desquiciada, como va a tratar de matarlo, solo porque no la quiere… Bueno es comprensible, seguramente ella está enamorada. Es tan guapo. No la culpo. Y ahora estoy metida en tremendo problema. Aquí se me acerca el jefe policial. Voy a ver si me deja ir”.

–Señorita, ¿usted se da cuenta que agredió a una ciudadana hija de un poderoso señor de la ciudad de Roma?

–No tenía idea, mi sargento. Usted discúlpeme. ¿Qué debo hacer para remediar esto? –le dijo al policía y le puso  la mano en el brazo extendiéndole, debajo, dos billetes de 5 €.  El sinvergüenza lo agarra y lo mete sigilosamente en el bolsillo de su jeans.

Marco Polioni sale de una puerta con su abogado, llega y se dirige hacia Nahomy, la chica lo mira de arriba abajo y su mente se distrae con todo lo que viene:

“Está muy guapo el señor 20€. Ojos grises debajo de unas espectaculares cejas negras y unos cabellos que le caen ladeados por lo lacio y el despeine, enmarcan un conjunto bastante interesante, uniéndose a ello una boca que quita el sueño y da para largas noches. Esa elegante camisa azul y esos jeans ajustados le dan ese aire arrebatador e irresistible, lo demás… ni pensar en ello, él ni siquiera se lo imagina,  y en verdad mejor lo saco de mi cabeza, eso debo borrarlo de mis pensamientos, es perturbador… Bueno, creo que es bastante alto… Para… ¡Podría ayudarme con unos tacones!”–Rió para sí en la garganta.

–Ya esta pagada la fianza de la señorita. Déjela ir –dice Marco al sargento de la policía.  Sacándola a ella, de sus  divertidos pensamientos. Después se dirige a ella:

Carraspea un poco–: Gracias señorita –le dice y abre su cartera. Nahomy piensa: “me va a dar otro billete de 20 €”. Y le sonríe, pero él lo que saca es una tarjetita de presentación y se la entrega –Aquí estoy a la orden y muchas gracias por su ayuda –dijo y ella sintió su tono de voz tan grave que le costó dejar de mirarlo. De seguido le tomó la chaqueta por el cuello y la apretó pegando y cerrando la cremallera hasta su barbilla. Nahomy se recrea con lo que viene: “Oh le da pena porque están prácticamente expuestos mis senos, lo hizo para taparlos, ya que quedé sin botones en la camisa, ¡qué lindo detalle, y solo mira mis ojos. Es un caballero el señor 20€” –lo mira y asiente agradeciendo por el gesto.

–No se preocupe quédese con la chaqueta. Esta haciendo frío–le dice él y se justifica.

Nahomy toma la tarjeta,  la guarda en su bolsillo y  se  levanta.

–Espere –la detiene Marco y saca de su cartera un billete de100€ y se lo da–.Gracias de nuevo. Mientras le da una última mirada a ella.

Marco Polioni piensa mientras la mira:

“¿De dónde salió la pequeña mucama?  Yo estaba viendo a la puerta, ella estaba adentro de la habitación, pero dónde… Ya averiguaré…  ¿Hasta donde vio? o ¿desde cuándo estaba viendo? –la recorrió–.Tiene muy bonito cuerpo, medidas un poco más de lo usual, pero que bien equilibrado que esta todo, arriba unos 100, al medio 50 y abajo 100, un abultadito trasero y unas hermosas piernas, No hay que negarlo está muy bonita la mucama”.

Ella lo pilla en pleno recorrido y entrecierra los ojos y él, como queriendo escapar de su visión, mira al frente.

–Me voy –dice.

Ambos salen, él se le acerca en su lujoso auto, a unos pasos de la comisaria. Ella va pausada.

–¿La  llevó? –Le pregunta amablemente.

Ella se ríe y después agrega –: Es muy amable,  señor Marco, pero donde yo vivo usted no entra y en esa nave menos.  Gracias.

La voz de Nahomy es pausada, tranquila y bien pronunciada, su acento es fuerte y su matiz es algo grave.  A Marcó lo tiene cautivado su voz tan sensual a sus oídos...

Él saca la cabeza por la ventanilla y le pregunta:

–¿Tiene nombre, chica fuerte?

–Sí, señor… Soy Nahomy Rosso.

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