"En busca de mí mucama"

Capítulo 5

“En busca de mi mucama”

Mientras saca de su closets la ropa a ponerse, tiene una risa pícara en su rostro. Recuerda el sueño tan estimulante que acaba de tener. “¿Será así de fogosa la pequeña mucama?”–piensa. Sacude su cabeza y sus cabellos alborotados se adhieren a sus mejillas. Se mira al espejo y levanta una ceja mientras se dice a sí mismo:

 –¿Será que le gusto a la pequeña mucama?

Él se sabe apuesto, por eso es un engreído y un seductor, sólo que es demasiado selectivo para con las mujeres.  Su personalidad es, para muchos, desconocida. Es pragmático, sabe lo que quiere y va a por ello hasta que lo alcanza. Y ahora mismo tiene algo en mente…

Golpea sus mejillas un par de veces frente al espejo, poniendo su costoso perfume.

–Marco, fue sólo un sueño–se dice.

Cuando baja a la sala su tía al verlo comienza con la cantaleta.

–Marco, esos guardaespaldas que te ha puesto tu tío Dante, no sirven para nada. Esa Marissa esta demente. Y tú, ¿Cómo vas a esperar el día de la boda para terminarle? Marco, no piensas.

Galia Camina de un lado a otro, frente a él.

–Tía tranquilízate, podemos arreglarlo –Marco tiene varias banditas adhesivas en su rostro por los golpes.

–Parece arrabalera de los suburbios del sur de Italia.

–Ya, tía Galia. No me gusta que te expreses así de la gente necesitada,  los ofendes al compararlos con la loca de Marissa.

Galia se ríe.

–Tienes razón. Oye, habla con tío Dante, necesitamos gente más astuta. Antes de que terminen desfigurando tu rostro de 50 millones de  € –ella se lo aseguró.

–Yo tengo que hacer algo drástico con eso. Voy a demandar es al tío Dante. Esos guardaespaldas son unos inútiles.

–Pero es tu tío, no puedes hacer eso. Sólo ve y dile que cambie a toda esa gente.

–Yo tengo mis propias ideas. Tío Dante tendrá que hacer lo que digo o cierro esa basura.

–No te expreses así, recuerda quién fundó la empresa de seguridad y la puso en manos de Dante para que él se encargara de cuidar a la familia  –le dijo regañándole, pero Marco recordó: “Sólo a mi me sacó de aquél infierno, y ese horror que viví al oír a mis padres gritar encerrados en el cuarto en aquél momento, no voy a olvidarlo jamás”.

Se dirigía a la puerta de salida y la oyó decir.

–Ya esta lista tu lasaña, almuerza antes de irte.

No pudo seguir oyéndola, él sabía a lo que iba.

Se dirige a la casa principal de Mundo Polioni. Desde su auto ve entrando a Marissa con su padre.

El viejo Fiore se detiene a su lado:

–Mira desgraciado –le dice desde la ventanilla del auto–, la m****a que le echaste a mi hija, la humillación por la que me has hecho pasar…

Marco cierra su ventanilla y se va haciendo caso omiso a sus palabras.

Se fue directo al servicio de seguridad, en la planta baja de su edificio.

–Tío, te voy a suspender el servicio de seguridad–el viejo lo mira sorprendido, Marco es su mejor, por no decir el único cliente–.Esos hombres son unos cobardes.

–Pero Marco, no puedes decir eso, ya te han intentado secuestrar varias veces y siempre mis muchachos lo han impedido.

–Sí, eso es lo que más me extraña, tan capaces que se han mostrado siempre y esta vez corrieron como niñas delante de los hombres que me atacaron.

–Es que tú te volviste loco, ¿Cómo vas a plantar a Marissa el día de la boda? ¿Por qué le hiciste eso?

–Eso corre por cuenta mía, no tengo que darte explicaciones. Tú deber es protegernos. Ocúpate de sacar los permisos y armar como debe ser a tu gente –exclama Marco. Dante le da mil explicaciones.

–No pienso seguir pagándoles todo lo que les pago. Hoy dejaron entrar a la mansión a la autora de mis desgracias y a su padre.

–Marco, lo vamos a solucionar, buscaré para ti gente realmente capaz. Pondré adiestrados en artes marciales  –insistía Dante.

Marco salió resoplando de aquella oficina.  No les demanda por  Galia.

Se va al club “Incontro d´amore” Vip.

El chico de recepción sale enseguida a atenderlo.

–Buenos días CEO, ¿va a quedarse hoy en el club?

–No, vengo a hablar con la mucama. Nahomy Rosso, creo que se llama así.

–Ah, la que golpeó a su novia… Ella fue despedida. La señorita Fiore exigió su despido del club y como ella es socia.

–¿Dónde puedo conseguirla?

–No puedo dar sus datos.

Marco puso sobre la recepción un  billete de 50€ y el chico los miro, pero su pensamiento fue más rápido que el de Marco.

–Ya le dije, no puedo dar esos datos–Marco sacó uno de 100€.

–Ya le dije, no puedo. Eso es confidencial.

Marco colma su paciencia y lo encuella.

–Mira, imbécil, dime dónde la puedo encontrar o te saco los dientes.

–Está bien, está bien –le dice el muchacho atemorizado y entra en administración.

Vuelve y le entrega un papelito, toma el billete y lo lleva a su bolsillo.

Marco lo lee, levanta una ceja y se va. Al llegar al lugar se da cuenta de que es una barriada muy pobre en los suburbios al sur de Italia. Los guardaespaldas se acercan a su auto.

–CEO ¿Qué hacemos aquí? Esto es muy peligroso, no nos puede meter para allá adentro.

Marco los ve y sacude la cabeza.

–Que derramen de dinero tengo yo con ustedes –los mira con odio–. Esperen aquí. ¡Niñitas!  –Va caminando y su mirada está tan llena de ira ante la ineptidud de aquellos, que los hombres que están en su camino le dan paso de inmediato.

Mira aquél sitio y se da cuenta que en toda su vida, jamás vio gente vivir de esa manera. Siente pesar a darse cuenta que por ayudarlo esa muchacha se quedó sin empleo y quien sabe cuál será su situación económica para vivir allí.

Sigue  por un pasillo, ve el papelito y pregunta  a alguien. El señor lo conduce y se detiene en una degastada reja y llama:

–¡NAHOMY! –El guía da la vuelta y se va. Dejándolo frente a la reja.

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