“Acepto su propuesta”

Capítulo  6

“Acepto su propuesta”

Nahomy esta tirada en el piso  con un pequeño carrito jugando, ella delante haciendo los ruidos de carro con su boca mientras Luciano, quien tiene apenas 3 añitos va detrás riendo.  De repente oye que gritan su nombre desde la reja principal del viejo chalet.

Marco la ve:“Ahí viene, la pequeña mucama, su cuerpo viene hacía mi tras una franelita y un short, sin más nada debajo. A través de esas viejas telas se dejan entrever unos grandes, redondos y muy firmes senos. Me concentro para verle a la cara,  cuando lo  consigo veo su bonito rostro pegarse a la reja. Me mira extrañada.  Remata con una voz grave y cálida:

–Señor Marco, ¿Qué hace aquí?”

Marco carraspea. Sale de sus pensamientos y esta desarmado ante ella.

–¿Puede abrirme la puerta? No creo que esté seguro aquí afuera.

–Ah sí –lo deja pasar y la sigue.

Marco ve al pequeño rodando en el piso con los carritos y le pregunta.

–¿Cuida niños?

–¡Sí! –dice ella y se sonríe –. El mío. Luciano Rosso. Mi bebe –con una sonrisa que deja bobo a Marco, pues la chica deja ver sus dos hoyuelos en sus mejillas.  Nahomy dice al niño–: ¡Luciano, saluda! –éste se levanta, todavía torpe por la edad y se acerca a Marco.

–¡Ciao! –le dice en su singular hablar y levanta su manito cerrando el puño–. ¿puñito? –Marco mira a la chica y ella le señala que le ponga su puño también y Luciano lo choca con fuerza que casi cae. Marco lo retiene.

–¡Ciao Luciano! Soy Marco Polioni. Soy un amigo de su mamá.

A Nahomy  le gusta lo que dijo.

Marco se siente peor al ver que no sólo dejó a una chica sin empleo sino también a una madre.  Miró el espacio, una camita y una cocinita pequeña sobre una mesa, pocas ollas y utensilios. Todo limpio, hasta olía a limpio.  Desde niño vivió en opulencia, aquello era tan lejano a él.

–Señor Marco, ¿Qué le trae por aquí? –Nahomy se da cuenta de que él esta incómodo por ese sitio. Aprieta sus labios en una línea vertical–. Esta no es zona para visitar,  gente como usted. Esto es peligroso.

–Supe que le despidieron del club. Me siento mal por ello.

–Sí, he perdido mi empleo. Hace tiempo que estaba buscando donde trabajar.  Pero, su novia pelirroja fue hasta allá y dijo una cantidad de mentiras y me despidieron, pero eso no tiene que ver con usted. No es su culpa.

–Pero si fue por mí que le despidieron.  ¿Quiere volver al club? Yo conozco al dueño.

–No. Ellos me trataron muy mal sólo para despedirme.

Tomó al niño en sus brazos y éste sacó su colita alta. Su larga y negra cabellera cayó en una sola ola cubriendo su espalda y sus brazos cuando se dobló para colocar a Luciano en el piso nuevamente.

Marco no pudo evitar sentir un sofoco y un aleteo en su corazón. Su cuerpo reaccionó ante lo que la chica le transmitía al mirar su cuerpo translucirse al través de la delgada tela de su franela.

–Señor Marco, yo sólo puedo decir que me siento deprimida por haberme quedado sin empleo, otra vez. Soy madre soltera y no tengo a nadie que me ayude –eso era cierto–. Pero no se preocupe, ya encontraré algo para sostenernos.

Marco Polioni se levanta como impulsado por un resorte y se mete las manos en los bolsillos de los pantalones para disimular lo que muestra su cremallera.

–¿Le gustaría trabajar para mí… –Marco hace una breve pausa para agregar–:

… Cómo mi guardaespaldas?

Nahomy  abre sus ojos desmesurados.

–¿Cómo su guardaespaldas?

–¡Sí! –Le responde Marco, poniendo más fuerza a sus palabras–. Eres una persona excepcionalmente preparada para proteger a alguien como guardaespaldas. Sólo que tendrás que estar a mi lado prácticamente las 24 horas del día.

–¿Y mi hijo? ¿Quién cuidará de mi hijo mientras yo esté con usted? –preguntó preocupada.

–Le podrás pagar una niñera.

–Pero no lo veré. Si tengo que estar las 24 horas del día con usted ¿Cuándo podré estar con mi hijo?

–Todas las noches.

–No entiendo.

–Te irás a vivir a mi casa para que estés protegiéndome también mientras duermo.

–¿A su casa?

–Sí. Y te llevaras al niño a vivir contigo.

–¿A su casa?

–Sí. Allá no les faltará nada.

–¿En su casa?

–Sí. Tendrá una niñera día y noche…

–¿En su casa?

–Sí –se sonríe –. ¡¿Ya puede dejar de preguntar eso ,Por favor?!

–Claro, señor Marco. Es que estoy sorprendida –Nahomy vuelve a recoger sus cabellos en su cola alta–. A ver señor Marco. Puede decirme, ¿por  qué hará todo eso por mí?

–Porque me salvó la vida 2 veces en un mismo día. Me protegió sin que yo siquiera se lo pidiera. Y porque por mi culpa se quedó sin empleo para usted y su hijo. No puedo dejar pasar eso. No todos los días tropezamos con personas capaces de arriesgar su propia vida para salvar la de un desconocido. Y menos si ese desconocido soy yo.

Nahomy lo observó con sus ojos cristalizados. En ese preciso instante ella estaba creyendo lo mismo de él. Que estaba allí, y que arriesgó su vida, al entrar en aquel barrio tan peligroso, sólo para ayudarla y agradecerle lo que hizo por él. Y concluyó, en cuan diferente sería la humanidad, si todas las personas tuvieran una cuarta  parte del corazón que acababa de descubrir en el CEO 20 €.

Sus miradas se encontraron y en ellas había las mismas emociones.

–Está bien, señor Marco Acepto ser su guardaespaldas personal.

Nahomy lo acompañó hasta su auto, al salir con él al lado miraba a todos lados, pasaba sigilosa entre la gente que les abría paso al verla. Sus ojos se movían con rapidez en cada pisada. Un chico que no se había percatado que ella estaba detrás del CEO, al pasar le sacó el celular, pero antes de que el chico moviera su mano para guardarlo en su bolsillo ella ya lo tenía en su mano, el CEO volteó al notar que el chico corrió y ella riendo le dijo:

–CEO, tiene que tener cuidado, mire… Se le cayó el celular –El rió nervioso y lo tomó.

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