—Esta es la historia de una princesa muy singular que la vida le había dado un gran don, curar los corazones rotos de los demás y su desconocida voz dio vida a un ser que se sentía perdido en la Tierra, pero que un día una simple llamada cambió el rumbo de ese individuo sin dirección, ESA PRINCESA ERES TÚ, una mujer común para el resto de la humanidad y única para MÍ, mientras conquistaste mi amor con tus disputas, tu mal carácter y tus palabras directas me hacían que mi yo interior renaciera.
Abel aprendió que mirar detrás del físico vale más la pena que solo observar lo que la superficie enseña. Chloé nos mantuvo al borde del asiento por el amor propio que se llegó a tener. José fue el héroe de esta travesía que se inició con una simple llamada. Y bueno, Mario fue el hermano que todas las lectoras les hubiera gustado que Chloé eligiese y sin duda él merecía una historia que también nos dejase alguna enseñanza. Señores, el amor es así, no tiene edad, no tiene sexo y no tiene color. El amor es bello para todo el mundo y todos merecemos encontrar a alguien que nos ame incondicionalmente. Así que aquí va historia de Mario Molina. NOMBRE DEL LIBRO: Hasta que salga el sol. YA DISPONIBLE EN MI PERFIL.
¿Qué ocurre cuando un día de lo más común recibes la llamada de un desconocido o una simple llamada equivocada y que, después, está cambia el rumbo de tus planes?Pues bien, esta es la historia de Chloé y Abel, que sus corazones se sintieron atraídos con tan solo escuchar la voz de ambos. Ese sonido que emiten nuestras cuerdas vocales al hablar.¿Puede funcionar una relación sin verse y sin que se conozcan en persona?Para Chloé y Abel, eso fue suficiente, porque ellos no se amaron por el físico, ni siquiera de la mirada, ellos se enamoraron del alma de cada uno y en la distancia a través de una línea telefónica.¿Hay algo más importante que querer con el alma?; pues no, soy de esas personas que piensa que cuando se quiere con el alma el resto no tiene importancia o al menos eso pensaba Chloé.Después de d&iacu
ChloéUn día de lo más común en el trabajo.— Diga— contesté la llamada de un número desconocido.— Hola, ¿está Pedro? — esa voz de hombre me detuvo el corazón.¡Pero aquí no había ningún Pedro!— Lo siento, te has equivocado de número— le informé.— ¡Oh, disculpa! — cuelga.Dos minutos más tarde.— Diga — vuelvo a contestar a la misma llamada de antes.— Me parece que me he vuelto a equivocar— añade ese individuo por la otra línea.Empiezo a pasar mi mano por mi pecho, no sé por qué, pero sentía que este se encogía al percibir la voz del hombre con el que estoy hablando.— Sí, eso parece... pero qué tal si cambias el último n&u
ChloéNo sé por qué, pero tengo ganas de hablar nuevamente con ese hombre cuyo nombre aún no conocía, ahora que estoy llegando a mi casa, la cual comparto con un gran compañero, la necesidad de marcarle me supera, pero al meter la llave en la cerradura de esta, se abre y me recibí mi único y mejor amigo con un beso casto en la mejilla.—Mi Teddy llegó —cierra la puerta a mis espaldas.Él me llama Teddy, porque soy su peluche, el cual abraza cada vez que no puede dormir.—Este recibimiento no me gusta para nada —frunzo el ceño, ya que sé que algo quiere de mí.—Que exagerada, amiga, pero ya que lo dices, pues haya va... Quiero que me dejes la casa por una noche entera, Chloé.—¿Qué?, ni de coña, José — niego con la cabeza mientras voy hablando y dejando mis cos
Chloé—Solo estás soñando, querida. Abre los ojos lentamente— la voz de mi amigo me trae de vuelta.—Joder, José— me incorporé rápidamente.Lleva una media sonrisa que suele dejar escapar cuando quiere que empiece a contarle—. ¿Desconocido? — mueve las cejas.—Es un tipo que conocí mediante una llamada equivocada — me vuelvo a tumbar.—Mm... Ya veo y por eso sueñas con él.—No soñé con él, ni siquiera sé cómo es.—Seguro que es un sapo verde.— ¡Qué malo eres! —dije tras dejar pasar una risita —. Mientras tenga buen corazón el físico no me interesa, además no nos vamos a ver.—Hazlo amiga, si te sientes segura de ti misma, no lo dejes escapar. No hagas caso a quien te diga que el
AbelNo soy de los que se enamoran fácilmente ni mucho menos a ciegas, pero esta vez una desconocida captó mi atención de manera inusual para mí y sin ver su aspecto, pero algo no visto, digamos invisible, envolvió mi pecho y esta extraña sensación es la que siento cada vez que le doy a la tecla de llamada y escucho su voz.No me imagino el día sin oírla, aunque sea a través de un aparato. Sin embargo, me preocupa el efecto que causa el sonido de su voz.—Buenos días, hermosa voz —dije nada más contestar la llamada—, espero no haberte despertado, pequeña.—No, desconocido Pedro — su voz suena ronca —, ya estaba medio, despierta.—¿Medio despierta?, explícame cómo es eso.—Pues que mi mente estaba activa, pero el cuerpo seguía inactivo— se ríe.
ChloéTodo el mundo desarrolla la habilidad de responder bien cuando las emociones exaltan, pero con este hombre mis emociones se confunden y se debilitan, que me llevan a tomar aire primero y responder.—Maldita sea, me desagrada igual o peor que el antiguo dueño— hablé sola.—Chloé— escucho la voz del director llamarme a lo lejos.—Dígame —detengo mis pasos.—No debió de hablarle de esa manera al Sr. Molina.—No me joda, Sr. director, porque usted no sabe la angustia que pasamos los sanitarios al pensar que en cualquier momento perderemos algún paciente porque el respirador dejó de cumplir su función — agregué—. Ahora si me disculpa tengo trabajo por delante, pero que le quede claro que no estoy dispuesta a dejarlo pasar y quedarme callada.Que no se crea que me voy a dejar intimidar, s&e
Abel—Disculpé—murmuré al rozar el codo de una mujer al pasar, ella se gira hacia mí y esa mirada desafiante me hace temblar —. Srta. Wilson no la había reconocido.Ella baja su mirada marrón y no dice nada, como si no tuviera voz.—¿Se encuentra bien? —pregunté.Entonces vuelve a alzar esos ojos que me intimidaron al momento.—A su pequeña no le pasa nada—suelta una carcajada.—¡No...! ¡NO! —grité.Me levanté sudado por la pesadilla que acababa de vivir, estoy perdiendo la cabeza con esta mujer —. Wilson jamás podría compararse con el carácter que tiene mi pequeña, son diferente, lo sé—hablo solo con la respiración agitada. Dejé caer mi cabeza nuevamente sobre la almohada e intenté dormirme de nuevo, pero se me es im
AbelMe dejó lleno de rabia, esta mujer me supera y lo peor de todo es que no es fácil de intimidar.— Vaya, hermano, parece que al fin alguien te deja sin palabras— Mario se ríe.— Por favor, ¿viste como es esa mujer?— La vi y es una chica hermosa de pies a cabeza— aclara cruzando los brazos.— Pues toda tuya.Me vuelvo a sentar en mi silla e intenté tranquilizarme, sé que no debí de haberla dejado esperando tanto tiempo, pero nunca pensé que montaría tal escena.— ¿Qué es lo que quiere? — pregunta Mario.— Ella es cardióloga en el hospital que compré y quiere que cambie los respiradores.—¿Y qué problema hay en eso?, te lo puedes permitir, Abel.— El problema lo tengo con ella, no soporto su actitud hacia mi persona...—