Chloé
Todo el mundo desarrolla la habilidad de responder bien cuando las emociones exaltan, pero con este hombre mis emociones se confunden y se debilitan, que me llevan a tomar aire primero y responder.
—Maldita sea, me desagrada igual o peor que el antiguo dueño— hablé sola.
—Chloé— escucho la voz del director llamarme a lo lejos.
—Dígame —detengo mis pasos.
—No debió de hablarle de esa manera al Sr. Molina.
—No me joda, Sr. director, porque usted no sabe la angustia que pasamos los sanitarios al pensar que en cualquier momento perderemos algún paciente porque el respirador dejó de cumplir su función — agregué—. Ahora si me disculpa tengo trabajo por delante, pero que le quede claro que no estoy dispuesta a dejarlo pasar y quedarme callada.
Que no se crea que me voy a dejar intimidar, s&e
Abel—Disculpé—murmuré al rozar el codo de una mujer al pasar, ella se gira hacia mí y esa mirada desafiante me hace temblar —. Srta. Wilson no la había reconocido.Ella baja su mirada marrón y no dice nada, como si no tuviera voz.—¿Se encuentra bien? —pregunté.Entonces vuelve a alzar esos ojos que me intimidaron al momento.—A su pequeña no le pasa nada—suelta una carcajada.—¡No...! ¡NO! —grité.Me levanté sudado por la pesadilla que acababa de vivir, estoy perdiendo la cabeza con esta mujer —. Wilson jamás podría compararse con el carácter que tiene mi pequeña, son diferente, lo sé—hablo solo con la respiración agitada. Dejé caer mi cabeza nuevamente sobre la almohada e intenté dormirme de nuevo, pero se me es im
AbelMe dejó lleno de rabia, esta mujer me supera y lo peor de todo es que no es fácil de intimidar.— Vaya, hermano, parece que al fin alguien te deja sin palabras— Mario se ríe.— Por favor, ¿viste como es esa mujer?— La vi y es una chica hermosa de pies a cabeza— aclara cruzando los brazos.— Pues toda tuya.Me vuelvo a sentar en mi silla e intenté tranquilizarme, sé que no debí de haberla dejado esperando tanto tiempo, pero nunca pensé que montaría tal escena.— ¿Qué es lo que quiere? — pregunta Mario.— Ella es cardióloga en el hospital que compré y quiere que cambie los respiradores.—¿Y qué problema hay en eso?, te lo puedes permitir, Abel.— El problema lo tengo con ella, no soporto su actitud hacia mi persona...—
AbelEra difícil describir lo que sentía en este momento, quería creer que no era cierto y que mi mente me estaba jugando una mala pasada por estar mucho tiempo hablando con mi pequeña, pero es imposible haber dos Teddy y dos José y que no sean las mismas personas.—¿Qué dijiste? — cuestiona ella al oírme susurrar ese “pequeña” mientras posa su mano sobre su pecho.Trago saliva y la miré con determinación, realmente tiene un rostro hermoso, pero ¿físicamente era mi tipo? Por supuesto que no, ella es diferente a lo que estoy acostumbrado a dejarme verme en público.— No dije nada— carraspeé.— Bien— añade ella y después mira al tal José—. Me das diez minutos— le pide a su amigo.— Por mí no hay problema, hablaremos en otra ocasi&o
ChloéNadie debería aferrarse a alguien invisible, solo tratamos de dar forma al tiempo desperdiciado, pero sin duda si me llegaran a preguntar. Qué fue lo más lindo que había visto, sin duda diría, no he visto, pero sí he oído lo más hermoso que jamás había escuchado, la voz de él.Decir que solo pasaron días desde que no he vuelto a oír de él, sería como si dijera que fueron años, pero si él decide pasar de mí y desaparecer no voy a insistir, ya que nunca lo he hecho con nadie, pero ganas de hacerlo, no me faltan.Antes de regresar a mi casa, voy a la oficina del director para saber si había noticias sobre los respiradores porque uno empezó a fallar esta mañana.Llamé a la puerta y escuché un adelante.—¡Buenas tardes! — saludé.&mda
— ¿Cómo fui tan tonta? — me repito una y otra vez mientras conducía—. Eran la misma persona.La ignorancia no es pecado, pero cuando este tío se hace el sabio, las ganas de patearle los huevos nuevamente se apoderan de mí.Todos estos días pasando de mí al no contestar las llamadas y los mensajes y todo era porque sabía que su pequeña según él era, yo.—Soy una amiga de Abel Molina, le estoy llamando, pero no me contesta ¿me podía dar su dirección? — le pido al de seguridad que trabaja en su empresa.Duda al principio, pero luego me escribe la ubicación.— ¡Muchas gracias!Se escuchan truenos y destellan los relámpagos, empieza a chispear.— ¡Genial!, lo que faltaba— dije volviendo a entrar en mi auto.Activo la navegación con la dirección del o
AbelLa miré a los ojos mientras me gritaba lo que no quería escuchar, aunque su mirada decía otra cosa, incluso podría notar un ligero brillo en sus ojos.— Uf...— resoplé intentando concentrarme en el trabajo.Ella ocupa mis pensamientos.Han pasado dos días desde que nos encontramos en mi casa, desde entonces me he estado comiendo la cabeza, sus palabras me dejaron marca, tal vez tenga razón y soy yo el que está perdiendo una gran mujer.Ella es diferente, dice las cosas tal cual sin filtros y sobre todo no se deja aplastar por nadie. ¿De verdad que quiero estar con ella?, ¿es eso lo que quiero?— Sr. Molina, los respiradores acaban de ser instalados en el hospital, el director informó de ello— entra Marta.— Gracias, Marta, por cierto, necesito que contrates gente cualificada para una inspección comple
ChloéMe sentía bien junto a Mario, pero a la vez cohibida por ser el hermano del ogro.—Lástima que no fueras tú quien me hubiera llamado por equivocación— habla mi subconsciente mientras lo sentía a mi lado caminando con dirección a la cafetería.—Muchas gracias por el recorrido, Chloé.—No hay nada que agradecer, gracias a ti, por lo que vas a hacer por los niños de este hospital.Me dedicó una hermosa sonrisa y después el camarero tomó nuestras órdenes.—¿Eres así de extraña con otras cosas o solo con el café? —preguntó sorprendido cuando le pedí un café con crema de caramelo y la punta de una cuchara pequeña de sal.No sé por qué, pero amo tomar el café así, y el camarero como ya me conoce, pues no
Continúa narrando AbelY sí, estoy espiándola a distancia, aguantándome las ganas de sacarla de aquí para mostrarle de que soy capaz de hacerle ver la mismísima galaxia, pero ella solo me brinda una sonrisa profesional que sincera.Ella hablaba con mi hermano a saber que le está contando, pero de vez en cuando suelta una rápida y nerviosa mirada desviada a mí.La fiesta estuvo increíble, los presentes eran empresarios conocidos y gente importante, pero yo ni les di importancia, ya que solo la controlaba a ella como si se tratara de una niña pequeña con miedo a perderla de vista.—¿Por qué tan alejado de la multitud? — se acerca mi hermano junto a ella.— Es mejor así, Mario.Este asiente— iré a saludar al Sr. Moreno, ¿me acompañas? — me pregunta.— No, ve t&u