Abel
Era difícil describir lo que sentía en este momento, quería creer que no era cierto y que mi mente me estaba jugando una mala pasada por estar mucho tiempo hablando con mi pequeña, pero es imposible haber dos Teddy y dos José y que no sean las mismas personas.
—¿Qué dijiste? — cuestiona ella al oírme susurrar ese “pequeña” mientras posa su mano sobre su pecho.
Trago saliva y la miré con determinación, realmente tiene un rostro hermoso, pero ¿físicamente era mi tipo? Por supuesto que no, ella es diferente a lo que estoy acostumbrado a dejarme verme en público.
— No dije nada— carraspeé.
— Bien— añade ella y después mira al tal José—. Me das diez minutos— le pide a su amigo.
— Por mí no hay problema, hablaremos en otra ocasi&o
ChloéNadie debería aferrarse a alguien invisible, solo tratamos de dar forma al tiempo desperdiciado, pero sin duda si me llegaran a preguntar. Qué fue lo más lindo que había visto, sin duda diría, no he visto, pero sí he oído lo más hermoso que jamás había escuchado, la voz de él.Decir que solo pasaron días desde que no he vuelto a oír de él, sería como si dijera que fueron años, pero si él decide pasar de mí y desaparecer no voy a insistir, ya que nunca lo he hecho con nadie, pero ganas de hacerlo, no me faltan.Antes de regresar a mi casa, voy a la oficina del director para saber si había noticias sobre los respiradores porque uno empezó a fallar esta mañana.Llamé a la puerta y escuché un adelante.—¡Buenas tardes! — saludé.&mda
— ¿Cómo fui tan tonta? — me repito una y otra vez mientras conducía—. Eran la misma persona.La ignorancia no es pecado, pero cuando este tío se hace el sabio, las ganas de patearle los huevos nuevamente se apoderan de mí.Todos estos días pasando de mí al no contestar las llamadas y los mensajes y todo era porque sabía que su pequeña según él era, yo.—Soy una amiga de Abel Molina, le estoy llamando, pero no me contesta ¿me podía dar su dirección? — le pido al de seguridad que trabaja en su empresa.Duda al principio, pero luego me escribe la ubicación.— ¡Muchas gracias!Se escuchan truenos y destellan los relámpagos, empieza a chispear.— ¡Genial!, lo que faltaba— dije volviendo a entrar en mi auto.Activo la navegación con la dirección del o
AbelLa miré a los ojos mientras me gritaba lo que no quería escuchar, aunque su mirada decía otra cosa, incluso podría notar un ligero brillo en sus ojos.— Uf...— resoplé intentando concentrarme en el trabajo.Ella ocupa mis pensamientos.Han pasado dos días desde que nos encontramos en mi casa, desde entonces me he estado comiendo la cabeza, sus palabras me dejaron marca, tal vez tenga razón y soy yo el que está perdiendo una gran mujer.Ella es diferente, dice las cosas tal cual sin filtros y sobre todo no se deja aplastar por nadie. ¿De verdad que quiero estar con ella?, ¿es eso lo que quiero?— Sr. Molina, los respiradores acaban de ser instalados en el hospital, el director informó de ello— entra Marta.— Gracias, Marta, por cierto, necesito que contrates gente cualificada para una inspección comple
ChloéMe sentía bien junto a Mario, pero a la vez cohibida por ser el hermano del ogro.—Lástima que no fueras tú quien me hubiera llamado por equivocación— habla mi subconsciente mientras lo sentía a mi lado caminando con dirección a la cafetería.—Muchas gracias por el recorrido, Chloé.—No hay nada que agradecer, gracias a ti, por lo que vas a hacer por los niños de este hospital.Me dedicó una hermosa sonrisa y después el camarero tomó nuestras órdenes.—¿Eres así de extraña con otras cosas o solo con el café? —preguntó sorprendido cuando le pedí un café con crema de caramelo y la punta de una cuchara pequeña de sal.No sé por qué, pero amo tomar el café así, y el camarero como ya me conoce, pues no
Continúa narrando AbelY sí, estoy espiándola a distancia, aguantándome las ganas de sacarla de aquí para mostrarle de que soy capaz de hacerle ver la mismísima galaxia, pero ella solo me brinda una sonrisa profesional que sincera.Ella hablaba con mi hermano a saber que le está contando, pero de vez en cuando suelta una rápida y nerviosa mirada desviada a mí.La fiesta estuvo increíble, los presentes eran empresarios conocidos y gente importante, pero yo ni les di importancia, ya que solo la controlaba a ella como si se tratara de una niña pequeña con miedo a perderla de vista.—¿Por qué tan alejado de la multitud? — se acerca mi hermano junto a ella.— Es mejor así, Mario.Este asiente— iré a saludar al Sr. Moreno, ¿me acompañas? — me pregunta.— No, ve t&u
Mi corazón me delató, me obligó a dejarme llevar por el calor que estaba causando en mí, nuestros latidos conectaron en una misma sintonía, mientras tanto me dejé llevar y me perdí en sus brazos.Abel termina de hacer un intenso recorrido con sus labios que empezó desde mi cuello y acabó en mi abdomen, donde me dejó más que convencida que quería más, necesitaba más de él.Fija su mirada en mí y después siento como sus dedos son introducidos en mi interior, haciendo que gima de placer.— Oh, sí, pequeña, grita— me pide.Empieza a masturbarme frenéticamente, con dureza, mi cuerpo no esperaba tanto placer de golpe, el goce que sentía era tan animal que grité como nunca.— Esto es una locura— dije entre jadeos.— Entonces disfrutemos de nuestra locura.Conti
AbelSi supiera ella el efecto que hace en mí, cada palabra que dice entendería que el problema no era yo, sino ella en no confiar, en no poder aceptar que la gente se puede llegar a equivocar.Nada es tan difícil de creer como la verdad, el activo físico siempre atrae, llama la atención y deslumbra, sin embargo, solo la personalidad llega al corazón y enamora.Aunque se me hizo difícil de entender esto, realmente quería intentarlo.Al verla con mi hermano no solo comprendí, sino que también sentencié que con ella lo deseaba todo por qué mi corazón lo había dispuesto así antes de conocerla, con tan solo oírla este latía con rapidez, al igual que aquel día que me la presentó el director del hospital, pero no entendía de que la había reconocido, Chloé Wilson era mi pequeña, la misma
Desconfiamos y nos privamos de la oportunidad de acercarnos emocionalmente a alguien de nuevo, cuando la realidad es otra, una muy real, que sentimos como arde en el pecho y que solo queremos llorar.La decisión es dar otra oportunidad a una relación con la que tendré la eterna sensación de que hiciera lo que hiciese me sentiría incompleta e insegura.—Nuestras conversaciones no son como las de antes, Pedro, ahora todo es distinto—le dije Abel por teléfono mientras la oscuridad de la noche nos acompañaba.—Hagamos que estas conversaciones sean más especiales que las anteriores.—Está bien, intentémoslo.—Chloé.—Dime.—Anhelé tanto nuestras llamadas.— Yo también extrañé a mi nene el que no conocía en persona.Se ríe haciendo erizar mi vello.—