Suelto un suspiro mirando hacia arriba para evitar que las lágrimas cayeran nuevamente por mi rostro.
—Me hubiera gustado oírt
El nexo que me une con la criatura que llevo dentro de mí hace que mis planes de salvar a Abel se conviertan en una misión imposible porque ante todo va la vida de nuestro bebé.—Este es el milagro que he estado esperando—dice José después de salir en estado de shock.
Y aun así era incapaz de creer lo que decían esas letras escritas en aquel papel blanco que sostenían mis manos, mi mente de alguna manera se le hacía difícil asimilar, de que la única persona que me ha amado desde el minuto uno que lo conocí había muerto y la causa de esa muerte era por mi felicidad.Salí corriendo con el alma encogida rumbo al hospital donde podría confirmar que el nombre del donante de corazón de Abel no era José, que todo esto era una broma de mi amigo. Me sentía sin fuerzas, impotente por no salir detrás de ella y que me diga ¿Qué era lo que le pasaba conmigo?, quiero saber si había sucedido algo más, que no llegaba a acordarme para que ella tuviera esa actitud, pero no podía moverme de aquella cama porque mi pecho ardía a no poder, apenas podía alzar un poco la cabeza.—¿Qué le pasa a Chloé? —pregunto a mi madre que era la única que se había quedado en la habitación donde estaba, ya que Mario salió detrás de ella.—No te preocupes, hijo, ahora tienes que sanarte y todo volverá a la normalidad.¿Sanarme?, pero ¿cómo es posible eso cuando ella es la razón de querer recuperarme?, ella es la que abre mis heridas y las sutura con tan solo una mirada.—Solo llámala, madre necesito de ella—le pido y ella asienCapítulo 46
He estado viviendo una mezcla de sentimientos amargos durante tantas semanas que volver a mi vida de antes cogida de la mano del hombre que amo es algo que siento raro, ya que para mantener nuestro matrimonio unido tuvieron que salir muchas personas de nuestra vida, y entre ellas mi amigo, pero estuve pensando y decidí intentar mantener siempre una sonrisa en mi rostro aunque en el fondo me duela, quiero darle sentido a su muerte y para eso tenía que intentar ser feliz con Abel que no ha habido día que no me hizo reír con sus locuras.—Amor ¿Cómo quieres el café? —pregunté desde la cocina mientras él est
AbelSi nos paramos a pensar en la vida hay muchas cosas por agradecer a un nuevo despertar, a una nueva mañana y sobre todo para un nuevo comienzo, siempre se pueden mejorar las cosas.
—Esta es la historia de una princesa muy singular que la vida le había dado un gran don, curar los corazones rotos de los demás y su desconocida voz dio vida a un ser que se sentía perdido en la Tierra, pero que un día una simple llamada cambió el rumbo de ese individuo sin dirección, ESA PRINCESA ERES TÚ, una mujer común para el resto de la humanidad y única para MÍ, mientras conquistaste mi amor con tus disputas, tu mal carácter y tus palabras directas me hacían que mi yo interior renaciera.
¿Qué ocurre cuando un día de lo más común recibes la llamada de un desconocido o una simple llamada equivocada y que, después, está cambia el rumbo de tus planes?Pues bien, esta es la historia de Chloé y Abel, que sus corazones se sintieron atraídos con tan solo escuchar la voz de ambos. Ese sonido que emiten nuestras cuerdas vocales al hablar.¿Puede funcionar una relación sin verse y sin que se conozcan en persona?Para Chloé y Abel, eso fue suficiente, porque ellos no se amaron por el físico, ni siquiera de la mirada, ellos se enamoraron del alma de cada uno y en la distancia a través de una línea telefónica.¿Hay algo más importante que querer con el alma?; pues no, soy de esas personas que piensa que cuando se quiere con el alma el resto no tiene importancia o al menos eso pensaba Chloé.Después de d&iacu
ChloéUn día de lo más común en el trabajo.— Diga— contesté la llamada de un número desconocido.— Hola, ¿está Pedro? — esa voz de hombre me detuvo el corazón.¡Pero aquí no había ningún Pedro!— Lo siento, te has equivocado de número— le informé.— ¡Oh, disculpa! — cuelga.Dos minutos más tarde.— Diga — vuelvo a contestar a la misma llamada de antes.— Me parece que me he vuelto a equivocar— añade ese individuo por la otra línea.Empiezo a pasar mi mano por mi pecho, no sé por qué, pero sentía que este se encogía al percibir la voz del hombre con el que estoy hablando.— Sí, eso parece... pero qué tal si cambias el último n&u