33

Daniel miró a su alrededor.

Era una cueva. Literalmente.

Habían descendido del automóvil y habían recorrido como unos doscientos metros más en quad, pues ningún otro vehículo hubiese podido transitar por aquel camino.

Al llegar a la entrada de la cueva, custodiada por un par de los hombres de Ezequiel que ya ejercían esa labor en el palacete de la Villa que usaban como vivienda habitual, Daniel abrió los ojos, asombrado, al ver cómo ayudaban a Valdius a bajar del quad y lo introducían en el interior.

—Es una cueva —dijo sin mirar a nadie en concreto.

Ezequiel sonrió y le dirigió una mirada de soslayo.

—Es el lugar en el que sucedió todo. Vamos.

Atravesaron el tosco agujero excavado en la roca de la montaña.

El cambio de temperatura fue brusco apenas avanzaron un par de metros y Daniel notó un escalof

Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP