— Carlotta, amor, no estoy ahora mismo en la casa… sí, ya sé que fui quien te llamó, pero me surgió una emergencia – Fabio le hablaba por el móvil y Carlotta se detuvo.Ya iba a abrir la puerta de cristal del lujoso condominio de departamentos.— Entonces, ¿me marcho? Otro día…— No, no, regreso rápido pequeña, te sabes la contraseña, sube y ponte cómoda, pide comida para llevar, lo que desees, es tu casa, estoy de vuelta en 15 minutos, lo prometo.Carlotta colgó suspirando y decidió subir. De hecho, esto le convenía para los planes que tenía en mente.Estaba indecisa y llena de dudas, quería buscar alguna pista de los asuntos del ducado, ¿de verdad traficaban con drogas y armas?, ¿quizás con mujeres para la prostitución?No quería ni imaginar esa posibilidad, porque si drogas y armas ya era muy malo, lo último sí que era imperdonable para ella.Dejó su bolso sobre el sofá y con disimulo fue a la cocina, sus ojos escaneaban sutilmente la presencia de cámaras.Si de verdad era un mafi
Miró a lo lejos unas viejas rejas que daban acceso a los almacenes del puerto abandonado. Pero como chica inteligente, se internó en el bosque circundante, porque se temía que la entrada estaría vigilada.— Vamos, debe de haber una manera.Caminaba a lo largo de la cerca perimetral, oxidada y vieja, algún agujero debería haber para ella colarse y si no, tendría que trepar. — ¡Bingo!Exclamó bajo cuando encontró que se levantaba de la tierra por un lado, y llenándose la mano de óxido, la subió para colarse en cuclillas e internarse luego dentro del laberinto de contenedores abandonados del sitio.El olor a viejo, a salitre y a rancio reinaban por doquier, la tarde avanzaba y la noche casi estaba sobre ella.De repente, escuchó unas voces más adelante.Dando pasos suaves, callada para no ser descubierta, se agachó en la esquina de un enorme contenedor para mirar a varios hombres lejos, descargando unas pesadas cajas.No había que ser muy inteligente para saber por sus pintas, que nada
— No, no, bueno sí, pero escúchame Fabio, no hay tiempo, hay que irse, hay que marcharse de aquí. Después te expli…Pero las sirenas de patrullas comenzaron a sonar muy cerca y luces se veían en la entrada del puerto.— ¡Maldici0n la poli! ¡Ella los trajo hasta aquí!En un segundo se armó el pandemónium y a Carlotta, por lo único que le dio fue por correr y agarrar fuerte de la mano a Fabio.Su idea era meterse por el mismo agujero que se coló y perderse en la oscuridad del bosque, no importa qué, forzó sus pulmones y sus piernas a correr, pero siempre agarrada de su mafioso guardaespaldas.— ¡Rápido Fabio, agáchate, levantaré la cerca, vamos!— le ordenó, respirando agitada, mientras sus manos temblorosas iban a agarrar la cerca oxidada.— Espera Lotta, espera— Fabio la detuvo antes de que se hiriera. — Me viste lo que hacía, es obvio que contrabandeaba drogas, aun así, ¿me estás ayudando?, ¿sabes que si te atrapan serás mi cómplice, cierto? Irás igual a prisión – Fabio la miró y mil
La miró con ojos azules intensos y Carlotta sintió que un cuerpo se pegó detrás de ella, abrazándola también, esperado nervioso.Podía escuchar el sonido fuerte retumbando en sus pechos y el temblor en sus corazones.— Me están pidiendo no solo que comparta una vida con ustedes, dos hombres tan complicados, sino que mis hijos, nuestros hijos, tendrán que seguir con este círculo vicioso, ¿cierto? Ser el próximo Duque falso del bajo mundo – Carlotta les respondió suspirando.— Los cuidaremos, Lotta te cuidaremos y a nuestros bebés, nadie les hará daño – Fabio le susurró desde atrás. — Ya no es tan sencillo escapar amor, ya nuestros enemigos saben de ti, están tramando en las sombras y se dieron cuenta de que eres nuestra mayor debilidad.— Te utilizarán pequeña, como lo intentaron hacer hoy, estás en peligro sin nosotros Carlotta. No podemos permitir que nos alejes más – Stefano le metió un mechón de pelo detrás de su oreja.— También te amamos mi vida, aunque nos hubieses traicionado
— ¡¿En serio?! – Beatrice se levantó de su asiento sin poder evitar sonreír.— Sí, me llamó el detective y me dijo que estaba detenido, solo que se estaba controlando la prensa para no dejar salir el escándalo. — Que habían sido entregadas pruebas muy serias por esa mujer, no me especificó detalles, empieza la investigación, pero es un hecho, Fabio Russo está siendo acusado por contrabandear drogas y armas.Le dijo su amante y Beatrice caminaba por la sala con la sonrisa de oreja a oreja, estas eran magníficas noticias.— Bien, bien, no esperemos que dure mucho, lo más probable es que Stefano saque a su hermanito de la prisión, pero nos da la cobertura para distanciar a esa mujerzuela – le dijo.— ¿Y si no caen? ¿Si ella no es lo suficientemente importante? Es una mujer como otra cualquiera – le preguntó, no muy convencido.— Yo conozco a mi hijastro, cuando se enamora ese idiota va con todo y si no, mira cuanto aguantó los desprecios de Valentina – le respondió haciendo cálculos en
— Esto… ¡¿qué significa?! – Valentina se levantó de golpe asustada por las armas que la apuntaban y las luces en su rostro.Intentó tomar su bolso para llamar a su madre, pero esto fue interpretado como resistencia y que iba en busca de una pistola o algo sospechoso.— ¡¿Qué creen que están haciendo?! ¡Soy la hermana del Duque de Vallucci! – gritaba y forcejeaba, pero solo se ganó ser reprimida con mayor brutalidad.La arrojaron al suelo con las manos detrás y la esposaron diciéndole sus derechos.— ¡Vamos, deje de resistirse que es mejor para usted, ya sus cómplices confesaron, revisamos las bodegas y vimos todo el cargamento de drogas! – el oficial a cargo le ladró.Lo que más odiaba era a esos riquillos que se creían impunes a la ley y la justicia, poco se imaginaba que por encima de él había alguien moviendo los hilos para armar todo este teatro.— ¡¡No sé de qué me habla!!, ¿qué droga? ¡Yo solo vine a ver a hermano, a Stefano…! Entonces Valentina, ya llorando alterada al ver la
— Chicos… Mmm mañana tengo uni… Aahh – los gemidos escapaban de la boca de Carlotta las pocas veces que la dejaron de besar. Sus labios eran chupados, mordidos y lamidos, al igual que todo su cuerpo manoseado por las manos de los hermanos Vallucci mientras la sacaban del baño, completamente desnudos, metida entre ambos. Se retorcía entre ellos, paso a paso, hasta la cama del cuarto principal del departamento de Fabio. Las huellas mojadas de los tres iban quedando en la alfombra oscura. La Duquesa respiraba agitada y excitada, su cuerpo caliente como un horno y su centro palpitando de pura lujuria. Detrás llevaba un plug de acero inoxidable insertado en el baño con lubricante que escurría por entre sus muslos junto con sus fluidos de deseos. Fabio cayó sentado sobre la cama, con las piernas colgando del borde y se quedó mirando seductor desde abajo. Su mano fue a bombear sobre su miembro erecto y húmedo, pasando la lengua por sus caninos sin dejar de devorarla con los ojos. —
— Respeta a tu esposa. Esa boca es la que siempre te embarca. Hoy te tocaba atrás y por chistoso, Stefano que es más inteligente, tomó el puesto – le dijo con los ojos cerrados, pero en eso fue rodada de repente en la cama. El enorme cuerpo de Fabio presionando sobre ella. — No, Stefano te metió la lengua mejor y te dejaste convencer por el juguetico de rubí. La próxima vez me toca a mí, te compraré uno de diamantes, no acepto un no por respuesta – le dijo lamiendo sus labios y restregándose entre sus piernas. Llenos de sustancias sexuales por todos lados. — Aquí la jefa soy yo, guardaespaldas y me la mete quien yo quiera. Algo debes estar haciendo muy mal que el Duque tiene más privilegios que tú – Carlotta lo miró desafiante. — Así que Stefano es mejor, ¿no? Solo me queda entonces probar lo contrario – la mirada azul en los ojos de Fabio denotaba deliciosas y peligrosas tormentas por venir. Carlotta fue agarrada de la cintura y manipulada sobre la cama, riendo y gritando. — ¡