— Yo… lamento molestar – Deborah volvió a disculparse por milésima vez.Ambas sentadas en el asiento de atrás del BMW con el chofer guardaespaldas manejando— Deborah, mujer, parece que estamos conduciendo al infiern0, por favor ya no te disculpes más, me pediste que te adelantáramos hasta la casa de tu tía por una emergencia y eso hacemos – Carlotta no entendía por qué tanta angustia.— Es que… — Deborah se mordió el labio inferior con indecisión, pero al final no confesó.— Tenías planes urgentes, seguro querías irle a decir a tu novio la buena noticia y yo te estoy retrasando.— Bueno, es verdad que queda un poquito lejos y fuera de la ciudad, pero será una hora si acaso de retraso, no es grave – Carlotta subió los hombros sin importancia.La conversación cambió, pero la mente de la morena seguía en lo mismo.Le habían pedido desviar a Carlotta por esta ruta con una excusa. Se agarraba las manos en el regazo con nerviosismo.Miró a la espalda ancha del hombre que conducía, había u
— ¡AAahhh! – Carlotta gritó sorprendida, agachándose con miedo, pero luego reparó en que el cristal no se rompió, solo aparecieron algunas pequeñas grietas.Por supuesto, su auto era blindado y con la más alta tecnología para su seguridad.Sin pensarlo ni un segundo, prendió el motor y aceleró marcha atrás levantando una capa de polvo en la carretera.El asesino les siguió disparando de frente y a los neumáticos, pero todo estaba reforzado, sin embargo, el impacto en la carrocería y las chispas que saltaban de las balas, hacían que sus corazones colgaran en sus pechos del miedo.Dar marcha atrás en esta carretera estrecha y sinuosa, le estaba costando a Carlotta de toda su concentración, pero a pesar de sus esfuerzos, se vio bloqueada una vez más.En algún momento por donde mismo habían transitado y se encontraba libre, ahora había un enorme camión atravesado, impidiéndole el paso.De un lado la montaña y del otro un barranco, era hacia delante o hacia atrás.— ¡Maldici0n, maldici0n,
— ¡Estoy subiendo al helicóptero con Stefano, amor, manténteme manejando, ya estás a punto de salir de carretera más peligrosa de la montaña!— Lotta vamos en mi camino, mi vida, tranquila, vamos en camino, mi amor…La voz de aliento de Stefano casi la hace llorar.Conducía con cuidado en cada una de las curvas cerradas, pero sin bajar mucho la velocidad del auto y mirando siempre al espejo retrovisor.Ese camión la seguía persiguiendo, pero gracias a que el BMW era más ligero, alcanzaba mayor velocidad.La carretera que llevaba a la ciudad ya estaba próxima y Carlotta prácticamente se veía a salvo, sin embargo, la última buena obra de su amiga, Deborah, comenzó a surtir su efecto.Un mareo repentino asaltó la mente de Carlotta.— Vamos bebé, no le hagas esto a mamá, por favor, coopera – susurraba asustada pensando que eran los síntomas del embarazo.Movía la cabeza sacudiéndola, para ahuyentar la zoncera que le estaba entrando.Sus párpados pesados y el control sobre el auto era cada
Gimió dolosamente intentando sacar el pie, pero se temía que el daño fuese bien serio.El dolor en todo su cuerpo era tanto que la hacía rabiar.Sin embargo, el ruido estridente a su lado y ver a la pareja de asesinos forzando la maltrecha puerta para entrar al auto, la hicieron olvidar sus heridas.El corazón de Deborah latía desesperado, ¿se hacía la desmayada?Pero no, no, era evidente que no se podía quedar aquí atrapada y ¿si explotaba el auto como en las películas?¡BAM!Cuando la puerta fue abierta a la fuerza, se atrevió a pedir ayuda.— ¡Ayúdenme, por favor… por favor! ¡Yo… yo fui quien la trajo a este sitio y le dio la droga! ¡Estoy de su lado! – le gritó con la voz ronca y llorando a moco tendido a la mujer que abrió su puerta, mientras el hombre examinaba a Carlotta.— Está viva – el hombre sentenció y ambos sicarios suspiraron de alivio.— ¿Qué hago con la …aliada?La mujer preguntó, mientras su cómplice estaba desbloqueando el cinturón de Carlotta y poniendo algunos vend
— ¿Sabes muy bien que eso es una trampa?, ¿cierto? Fabio le dijo a su hermano, levantándose del asiento y volviendo a pasearse como un tigre enjaulado por el despacho. — Lo sé – Stefano suspiró desesperado. Beatrice les había dicho sus condiciones, como sospecharon, incluía ceder conexiones de sus negocios turbios, además de sacar a su hija de prisión. Los estaba citando a un almacén alejado y ellos tenían bien claro que si eran tan idiotas como para ir de mansos, no solo Carlotta, si no todos volarían por los aires. — Es obvio que trabaja para alguno de nuestros enemigos, hice una lista… — ¡¿Y qué cojones hacemos con tu listica Stefano?! ¿Buscamos en sus casas uno por uno? - ¡BAM! Fabio golpeó la mesa con las dos palmas de las manos. — Tomemos a la hija de esa desgraciada y hasta que no nos dé a Carlotta no la soltamos. ¡Le volaré los sesos personalmente! — ¡No basta con eso Fabio! – Stefano se levantó también alterado — ¡Eres un maldit0 mafioso calculador!, ¿no me digas
Luca ya estaba cerca del punto de encuentro, había salido de la autopista concurrida, desviándose por una ruta casi desierta hacia las obras inconclusas, propiedad de los Duques de Vallucci.Se entretuvo solo por un segundo y al siguiente, sintió la frialdad de una pistola apuntando a su cabeza por detrás.Miró por el retrovisor para ver los ojos fríos de Loretta.— Tienes un segundo para decirme a dónde rayos me llevas o te volaré los sesos – le dijo y su mano no temblaba para nada.Esta mujer sabía manejar un arma y Luca entendió que no sería su primera víctima.Lo pensó por un segundo, ella parecía haber fingido desde el inicio, ¿por qué dejó que la llevara tan lejos?Entonces lo recordó, las veces que la había visto salir con la cabeza baja del despacho de su padre, pero el olor a sangre había llegado a su nariz.Por mucho maquillaje que utilizara, había heridas y cicatrices, que no podían taparse.— La llevo porque su padre secuestró a una persona muy importante y la quieren como
— Espera Fabio – Stefano tuvo que agarrar la mano de su hermano que dio un paso al frente.Ambos con el alma en un hilo al ver las condiciones de Carlotta.— Ninguno puede salir vivo, Stefano, ¡nadie! – le dijo entre dientes y se metió dentro de su caparazón de fría indiferencia, ese, que le ayudaba a hacerle frente a todas las difíciles negociaciones en su vida.— Ya veo que no tuviste paciencia para esperar por las indicaciones – la voz de Marino salió burlona al bajarse del auto y pararse frente a su gente.A nadie le importaba ir al descubierto, si todos conocían la identidad de sus enemigos y a lo que vinieron.— Dejémonos de jueguitos de palabras, devuélveme a mi mujer – Stefano se paró frente a sus hombres y varios todoterrenos negros que bloqueaban la carretera.A su derecha, Fabio con cara de perro rabioso.— No pensarás que será tan fácil, verdad… Duque – Marino mandó a traer a Carlotta al frente, sujeta por dos hombres en cada brazo, que le quitaron de repente la capucha ne
La mente de Carlotta pensaba frenética, sus ojos rojos solo miraban a los de Stefano, que se había abalanzado para acortar la distancia entre ambos.Negaba frenética con la cabeza.Llevaba explosivos debajo de la ropa y estaba segura de que solo la dejarían acercarse lo suficiente para activarlos a distancia y volarlos en pedazos.Ella causaría la muerte de su amor, quizás de ambos, las lágrimas bajaban por su sucio rostro y sus sollozos aumentaban amortiguados por la tela negra.Era como si el tiempo transitara en cámara lenta y la decisión formándose en su mente, no podía permitir que Stefano se acercara a ella.Miró al bosque oscuro, al lado de la estrecha carretera, correría hacia allá, lo más lejos posible para morir sola.Ya no había salvación, este sería el final de ella y su bebé, si es que aún existía.Pero en un segundo, todo cambio de repente.Loretta se acercaba a ella, Carlotta pensó que seguiría de largo, a salvo con su padre, pero los ojos de la mujer conectaron con los