La mente de Carlotta pensaba frenética, sus ojos rojos solo miraban a los de Stefano, que se había abalanzado para acortar la distancia entre ambos.Negaba frenética con la cabeza.Llevaba explosivos debajo de la ropa y estaba segura de que solo la dejarían acercarse lo suficiente para activarlos a distancia y volarlos en pedazos.Ella causaría la muerte de su amor, quizás de ambos, las lágrimas bajaban por su sucio rostro y sus sollozos aumentaban amortiguados por la tela negra.Era como si el tiempo transitara en cámara lenta y la decisión formándose en su mente, no podía permitir que Stefano se acercara a ella.Miró al bosque oscuro, al lado de la estrecha carretera, correría hacia allá, lo más lejos posible para morir sola.Ya no había salvación, este sería el final de ella y su bebé, si es que aún existía.Pero en un segundo, todo cambio de repente.Loretta se acercaba a ella, Carlotta pensó que seguiría de largo, a salvo con su padre, pero los ojos de la mujer conectaron con los
En medio de su huida convulsa, Valentina tropezó con una raíz y cayó de bruces a la tierra.Las pequeñas piedras se hundían dolorosamente en la piel de sus rodillas magulladas, su respiración agitada y ruidosa, sus pulmones casi gritaban de agonía por el esfuerzo.La sangre se escapaba de sus heridas, sobre todo de la herida de bala en el costado del abdomen.Las posibilidades de escapar cada vez eran menos.Con manos temblorosas, intentó levantarse, el mareo en su cabeza la hacía ver estrellas delante de sus ojos al punto del desmayo.Sería capturada, era su fin, su cuerpo maltrecho había llegado a su límite. Pero de repente, en medio de su desesperación, lágrimas y mocos, una mano fuerte la atenazó del brazo y comenzó a arrastrarla.— Sshh silencio, no luches Valentina, no luches, soy el hombre que trabajaba para tu madre, vamos, sígueme en silencio – le susurró en medio de su forcejeo pensando que había sido capturada.Valentina a penas le pudo ver bien el rostro, pero no tenía ot
Luca iba entrando al cuarto de hospital donde estaba Loretta. Sus heridas supuestamente no eran graves, sin embargo, igual había solicitado una habitación privada para ella. Tocó la puerta, pero nadie le respondió. — ¿Hola…? – abrió una rendija y asomó un poco la cabeza, para ver la cama de hospital vacía y desatendida. ¿A dónde había ido Loretta? De repente, un golpe sordo y un quejido, lo hizo fijar la mirada en el baño. Era obvio que alguien se había caído, así que entró enseguida corriendo al cuarto y al escuchar los gemidos dolorosos en el interior del baño, no se lo pensó dos veces para entrar a socorrerla. — ¡Loretta! – gritó al verla tirada en el suelo. Se había golpeado la frente con el lavabo, provocándose una herida en la frente de donde salía sangre — No… vete… — le dijo con mareo, en voz baja, casi inaudible. A Luca no le importaba su resistencia, era obvio que no estaba bien, así que la cargó y la llevó hacia la cama. Luego apretó varias veces el botón de emerg
— Depende también de cómo responda su cuerpo a algunos tratamientos, si hay complicaciones y tenemos que aplicar otra terapia más fuerte, quizás…— ¡No!, mi cuerpo se portará bien, seré responsable, ¡aguantaré lo que sea necesario, dolor, no importa, no dañe a los bebés, por favor!El doctor asintió queriendo llorar más que Carlotta.Sentía siempre como si una afilada cuchilla estuviese sobre su cabeza, en especial, cuando ese hombre intimidante, el guardaespaldas del Duque, lo miraba amenazante.Solos al fin, Stefano comenzó a limpiarle el rostro húmedo y darle un sorbo de agua, pero Carlotta sentía el temblor en sus dedos.¿Cuán preocupados debieron estar ambos con su secuestro y luego con lo del aborto?— Estoy bien Stefano, ya estoy bien… amor— inclinó lo mejor que pudo su mejilla y la apoyó en su mano.Stefano no pudo resistir más, había pasado el peor momento de su vida, con el alma en vilo, pensando que la perdería para siempre.Además de lidiar con los episodios de Fabio, no h
Ángelo conocía un sitio secreto por el cual ingresar a la residencia campestre de Beatrice.Aparcó el auto cerca de la entrada trasera, por supuesto, no era el mismo que le había robado a esos inocentes chicos.La sombra de los árboles frutales, más la oscuridad de la noche, le servían de tapadera para su fechoría.Caminó hacia el cercado que daba al jardín posterior de la propiedad.Todos sus sentidos alertas, el arma pegada a su pecho mientras inspeccionaba sus alrededores, nada raro en apariencia.Sin embargo, no estaba confiado, esto solo lo hacía por desesperación, si no, no jugaría con su suerte.Miró el cercado, aquí no debería haber cámaras y no las había, en apariencia.Así que sacó la pequeña llave y abrió el portón rústico y viejo, que chirrió un poco y que nadie utilizaba, solo él.Dejó la puerta abierta, listo para escapar por aquí mismo si había problemas.Paso a paso se fue internando en la casona de dos pisos, por la zona de la piscina hasta agazaparse contra la pared
Ángelo intentó escupir a un lado la sangre que llenaba su boca, pero los músculos faciales ya no le respondían muy bien de tantos golpes.La sangre y saliva terminaron por escurrirse sobre su barbilla, dándole otra pincelada a la horrible pintura que era ahora mismo su ser entero.Fabio se giró limpiándose las manos, debía admitir que este tipo era de los duros.Nadie había aguantado tanto de su “creatividad”, sin embargo, el hombre aún no le había confesado dónde había dejado a Valentina.— ¿Quién lo iba a decir? Me he topado con el padre del año, te importa una mierd4 la vida de los hijos y las madres de los demás, pero mueres por la bastarda, que le encasquetaste a un viejo millonario para que te la criara.Le dijo con ironía tomándose su tiempo, tenía paciencia y ningún gallo se había ido sin cantar de sus manos.Luca, a un lado, ya había tenido su parte del pastel para desahogar su rabia y solo deseaba matar de una a ese desgraciado, no tenía ese tornillo retorcido de Fabio.Sin
Si no hubiese sido por las veces que le tuvo que ver la cara a ese desgraciado durante su vida, se hubiese olvidado hasta que existía.¿Qué hacía su queridísimo padre aquí? Nada bueno sería, eso lo tenía por seguro.Stefano también lo vio y se tensó.Mientras todos disimulaban, le dio una mirada de soslayo a Fabio, pero no hubo manera de ocultarle esto a Carlotta.Cuando pasó la rueda de prensa y comenzaron las personas a reunirse en grupo para charlar y beber en el lujoso salón del hotel, todos los invitados buscaban a los Duques para congraciarse, sin embargo, los anfitriones habían desaparecido.— ¿A dónde lo llevaron? – Carlotta se puso las manos en la cintura y le preguntó a Stefano.Odiaba que la trataran como a una muñeca de porcelana que podía romperse por el mínimo disgusto y por sus bebés, se hacía la desentendida en muchas cosas, pero no en esto.— Amor, no…— No te atrevas a salirme con alguna palabrería de esas que usas para negociar en un trato, ¿a dónde lo llevaron?, y
Abrazaba por detrás a la redonda Carlotta en la cama y se quedaron solos, mientras Stefano había ido temprano a la oficina.Las nalgas rellenas de su mujer se restregaban contra su dura erección matutina, mientras gemidos excitados de ella escapaban de sus labios, y la mano de Fabio había sido tomada por la Duquesa, para llevarla entre sus pétalos hinchados.— Mmm más Fabio, tócame más – gimió seductora de espaldas a él, pero ya Fabio podía imaginarse su rostro.Se pegó íntimamente a su cuerpo, besándole el cuello y el hombro, mientras dos de sus dedos se perdían entre los labios vaginales resbalosos de su Duquesa, entrando y saliendo con sonidos de humedad, dándole placer a su mujer.Carlotta se contorneaba estimulando su polla, volviéndolo loco, la mano femenina en su muñeca lo apretaba y apremiaba a masturbarla con más fuerza, pero no lograba el orgasmo deseado.— Fabio, házmelo, solo un poquito amor, vamos— le suplicó al fin, terminando por bajarse la braga por completo.Un hilo v