— ¿Sabes muy bien que eso es una trampa?, ¿cierto? Fabio le dijo a su hermano, levantándose del asiento y volviendo a pasearse como un tigre enjaulado por el despacho. — Lo sé – Stefano suspiró desesperado. Beatrice les había dicho sus condiciones, como sospecharon, incluía ceder conexiones de sus negocios turbios, además de sacar a su hija de prisión. Los estaba citando a un almacén alejado y ellos tenían bien claro que si eran tan idiotas como para ir de mansos, no solo Carlotta, si no todos volarían por los aires. — Es obvio que trabaja para alguno de nuestros enemigos, hice una lista… — ¡¿Y qué cojones hacemos con tu listica Stefano?! ¿Buscamos en sus casas uno por uno? - ¡BAM! Fabio golpeó la mesa con las dos palmas de las manos. — Tomemos a la hija de esa desgraciada y hasta que no nos dé a Carlotta no la soltamos. ¡Le volaré los sesos personalmente! — ¡No basta con eso Fabio! – Stefano se levantó también alterado — ¡Eres un maldit0 mafioso calculador!, ¿no me digas
Luca ya estaba cerca del punto de encuentro, había salido de la autopista concurrida, desviándose por una ruta casi desierta hacia las obras inconclusas, propiedad de los Duques de Vallucci.Se entretuvo solo por un segundo y al siguiente, sintió la frialdad de una pistola apuntando a su cabeza por detrás.Miró por el retrovisor para ver los ojos fríos de Loretta.— Tienes un segundo para decirme a dónde rayos me llevas o te volaré los sesos – le dijo y su mano no temblaba para nada.Esta mujer sabía manejar un arma y Luca entendió que no sería su primera víctima.Lo pensó por un segundo, ella parecía haber fingido desde el inicio, ¿por qué dejó que la llevara tan lejos?Entonces lo recordó, las veces que la había visto salir con la cabeza baja del despacho de su padre, pero el olor a sangre había llegado a su nariz.Por mucho maquillaje que utilizara, había heridas y cicatrices, que no podían taparse.— La llevo porque su padre secuestró a una persona muy importante y la quieren como
— Espera Fabio – Stefano tuvo que agarrar la mano de su hermano que dio un paso al frente.Ambos con el alma en un hilo al ver las condiciones de Carlotta.— Ninguno puede salir vivo, Stefano, ¡nadie! – le dijo entre dientes y se metió dentro de su caparazón de fría indiferencia, ese, que le ayudaba a hacerle frente a todas las difíciles negociaciones en su vida.— Ya veo que no tuviste paciencia para esperar por las indicaciones – la voz de Marino salió burlona al bajarse del auto y pararse frente a su gente.A nadie le importaba ir al descubierto, si todos conocían la identidad de sus enemigos y a lo que vinieron.— Dejémonos de jueguitos de palabras, devuélveme a mi mujer – Stefano se paró frente a sus hombres y varios todoterrenos negros que bloqueaban la carretera.A su derecha, Fabio con cara de perro rabioso.— No pensarás que será tan fácil, verdad… Duque – Marino mandó a traer a Carlotta al frente, sujeta por dos hombres en cada brazo, que le quitaron de repente la capucha ne
La mente de Carlotta pensaba frenética, sus ojos rojos solo miraban a los de Stefano, que se había abalanzado para acortar la distancia entre ambos.Negaba frenética con la cabeza.Llevaba explosivos debajo de la ropa y estaba segura de que solo la dejarían acercarse lo suficiente para activarlos a distancia y volarlos en pedazos.Ella causaría la muerte de su amor, quizás de ambos, las lágrimas bajaban por su sucio rostro y sus sollozos aumentaban amortiguados por la tela negra.Era como si el tiempo transitara en cámara lenta y la decisión formándose en su mente, no podía permitir que Stefano se acercara a ella.Miró al bosque oscuro, al lado de la estrecha carretera, correría hacia allá, lo más lejos posible para morir sola.Ya no había salvación, este sería el final de ella y su bebé, si es que aún existía.Pero en un segundo, todo cambio de repente.Loretta se acercaba a ella, Carlotta pensó que seguiría de largo, a salvo con su padre, pero los ojos de la mujer conectaron con los
En medio de su huida convulsa, Valentina tropezó con una raíz y cayó de bruces a la tierra.Las pequeñas piedras se hundían dolorosamente en la piel de sus rodillas magulladas, su respiración agitada y ruidosa, sus pulmones casi gritaban de agonía por el esfuerzo.La sangre se escapaba de sus heridas, sobre todo de la herida de bala en el costado del abdomen.Las posibilidades de escapar cada vez eran menos.Con manos temblorosas, intentó levantarse, el mareo en su cabeza la hacía ver estrellas delante de sus ojos al punto del desmayo.Sería capturada, era su fin, su cuerpo maltrecho había llegado a su límite. Pero de repente, en medio de su desesperación, lágrimas y mocos, una mano fuerte la atenazó del brazo y comenzó a arrastrarla.— Sshh silencio, no luches Valentina, no luches, soy el hombre que trabajaba para tu madre, vamos, sígueme en silencio – le susurró en medio de su forcejeo pensando que había sido capturada.Valentina a penas le pudo ver bien el rostro, pero no tenía ot
Luca iba entrando al cuarto de hospital donde estaba Loretta. Sus heridas supuestamente no eran graves, sin embargo, igual había solicitado una habitación privada para ella. Tocó la puerta, pero nadie le respondió. — ¿Hola…? – abrió una rendija y asomó un poco la cabeza, para ver la cama de hospital vacía y desatendida. ¿A dónde había ido Loretta? De repente, un golpe sordo y un quejido, lo hizo fijar la mirada en el baño. Era obvio que alguien se había caído, así que entró enseguida corriendo al cuarto y al escuchar los gemidos dolorosos en el interior del baño, no se lo pensó dos veces para entrar a socorrerla. — ¡Loretta! – gritó al verla tirada en el suelo. Se había golpeado la frente con el lavabo, provocándose una herida en la frente de donde salía sangre — No… vete… — le dijo con mareo, en voz baja, casi inaudible. A Luca no le importaba su resistencia, era obvio que no estaba bien, así que la cargó y la llevó hacia la cama. Luego apretó varias veces el botón de emerg
— Depende también de cómo responda su cuerpo a algunos tratamientos, si hay complicaciones y tenemos que aplicar otra terapia más fuerte, quizás…— ¡No!, mi cuerpo se portará bien, seré responsable, ¡aguantaré lo que sea necesario, dolor, no importa, no dañe a los bebés, por favor!El doctor asintió queriendo llorar más que Carlotta.Sentía siempre como si una afilada cuchilla estuviese sobre su cabeza, en especial, cuando ese hombre intimidante, el guardaespaldas del Duque, lo miraba amenazante.Solos al fin, Stefano comenzó a limpiarle el rostro húmedo y darle un sorbo de agua, pero Carlotta sentía el temblor en sus dedos.¿Cuán preocupados debieron estar ambos con su secuestro y luego con lo del aborto?— Estoy bien Stefano, ya estoy bien… amor— inclinó lo mejor que pudo su mejilla y la apoyó en su mano.Stefano no pudo resistir más, había pasado el peor momento de su vida, con el alma en vilo, pensando que la perdería para siempre.Además de lidiar con los episodios de Fabio, no h
Ángelo conocía un sitio secreto por el cual ingresar a la residencia campestre de Beatrice.Aparcó el auto cerca de la entrada trasera, por supuesto, no era el mismo que le había robado a esos inocentes chicos.La sombra de los árboles frutales, más la oscuridad de la noche, le servían de tapadera para su fechoría.Caminó hacia el cercado que daba al jardín posterior de la propiedad.Todos sus sentidos alertas, el arma pegada a su pecho mientras inspeccionaba sus alrededores, nada raro en apariencia.Sin embargo, no estaba confiado, esto solo lo hacía por desesperación, si no, no jugaría con su suerte.Miró el cercado, aquí no debería haber cámaras y no las había, en apariencia.Así que sacó la pequeña llave y abrió el portón rústico y viejo, que chirrió un poco y que nadie utilizaba, solo él.Dejó la puerta abierta, listo para escapar por aquí mismo si había problemas.Paso a paso se fue internando en la casona de dos pisos, por la zona de la piscina hasta agazaparse contra la pared