Todos los ojos se centraron en mi y nadie hablo por un momento.
—Sal a ver donde estamos—Dijo el conductor.
Hubo otro pesado silencio en la cabina mientras esperaba que la pobre alma con quien este tipo hablaba se quejara.
Un codo me golpeo en el costado cortesía de Raúl.
— ¿Espera me lo estas diciendo a mi? —Estaba tan seguro que lo dije antes siquiera de pensarlo.
—Si, necesitamos saber donde estamos muchacho y si es posible que el gobierno nos lleve de regreso a casa.
" ¿Este imbécil esta hablando en serio? "
— ¿Qué m****a, por qué yo?
—Ya estas aquí y ya sabes lo que esta pasando ¿Así que por qué no tu?
Mi mano se mantenía muy sutilmente sobre el cuchillo porque este idiota claramente estaba suplicando que lo apuñalaran.
La mano de Leonardo se poso en mi hombro así que volteo a ver que quiere y solamente me niega con la cabeza pero en sus ojos puedo ver el mensaje subyacente (por favor no mates a este tipo, es el único maquinista que tenemos)
—Yo te acompañare—Leo declara en voz alta para animarme.
—No necesitan hacer mucho, solo averiguar donde estamos—Raúl claramente intenta reconfortarnos pero realmente no es muy efectivo.
Sin otra palabra salimos de la cabina del conductor y nos dirigimos a la salida mas cercana.
La puerta era simple pero podría jurar por dios que era la puerta con el aura mas aterradora que alguna vez me he topado.
"Por favor no nos mandes al fondo del océano" rece en mi mente una y otra vez mientras intentaba desarrollar espontáneamente visión de rayos x para no tener que salir.
Sostengo con fuerza el mango del cuchillo aunque aun no lo saco y volteo a ver a Leo, se ve igual de nervioso que yo.
— ¿Listo? —Me pregunta.
—No...—Fue mi honesta respuesta a su interrogante—Aun así tenemos que salir en algún momento.
—Okey.
Leo abre la puerta lo mas rápido que puede y la luz nos deja cegados por un par de segundos, nuestros ojos se adaptan para ver una estación de trenes de un estilo bastante antiguo. Veo gente disfrazada como personas del salvaje oeste recorriendo la ajetreada estación y ellos también nos observan de manera extraña.
Leo regreso de inmediato al tren y salió corriendo por el interior del vagón.
" ¡Rata traidora no me abandones! "
Un segundo después otra puerta se abre a unos metros de mi y veo a Leo emerger de ella y eso me hace darme cuenta de algo que había pasado por alto, la apariencia del tren cambio por completo, adiós al diseño elegante, moderno y aerodinámico que vi cuando aborde, en su lugar parecía una locomotora antigua y anticuada mas digna de un museo que de los railes.
— ¡Las otras puertas también nos traen a esta estación! —Gritó Leo.
Honestamente eso era un alivio, no quiero ni imaginarme que problema sería si cada puerta te enviara a diferentes lugares, sería una pesadilla si una puerta te mandara a la ciudad y otra nos mandara al vacío del maldito espacio o el fondo del océano.
—Esta bien, eso es algo bueno pero ahora tenemos que averiguar donde demonios estamos y la forma en la que las personas nos miran me hacen creer que no estamos en una convención a gran escala de vaqueros.
—Cierto...—Leo se desinflo un poco tras esas palabras pero estaba bien, yo también estaba desanimado.
Tras una breve discusión decidimos vestirnos lo mas acorde posible a lo que vimos de las personas en el exterior antes de volver a salir así que termine poniéndome mis botines y una camisa de franela antes de reunirme con Leo de regreso en el exterior.
Una vez afuera y finalmente prestando atención al entorno notamos nuestro primer gran descubrimiento, esta gente habla ingles no español, o al menos la mayoría habla ingles.
—Esto será un fastidio...—La voz de Leo sonaba cansada, era comprensible nunca fue el mas agudo para otros idiomas pero aun así algo debió aprender ya que hablar ingles era técnicamente obligatorio para pasar la carrera.
—Sí, definitivamente.
Deambulando un poco y gracias a que para mi aprender el ingles fue algo que hice mas por gusto que por obligación llegamos a mas conclusiones.
Primero: Las características demográficas de la gente nos dicen que definitivamente no estamos en Asia, África u Oceanía y a juzgar por lo que vemos es mas probable que estemos en América del norte que en Europa.
Segundo: No estamos en una reunión de aficionados a los vaqueros o estamos en la reunión mas asquerosamente realista y grande de todas.
Tercero y la mas difícil de asimilar: Según el periódico el día de hoy es veinte de Mayo del año 1900.
Y finalmente el cuarto punto: Estamos en la ciudad de San Antonio en la republica soberana de Texas, lo cual abre otra serie de problemas totalmente nuevos porque según mi libro de historia de segundo año de secundaria para este año Texas ya debería haberse anexado a los Estados Unidos.
Así que cuando regresamos con el maquinista para contarle lo que habíamos averiguado su reacción fue de comprensible incredulidad.
—Esto no esta nada bien—Las palabras del conductor quien me entere se llama Alonso podían resumir bastante bien todo este viaje—Me temo que al parecer estamos atrapados aquí en esta ¿Época? ¿Realidad? No importa, estoy muy seguro de que los trenes de ahora solo funcionan a vapor.
—Sí y no—Raúl habló—Si bien el primer tren a base de diésel se invento en 1898 eso fue hace apenas dos años en Alemania así que no creo que este lo suficientemente extendido por el mundo como para conseguir un suministro de diésel de forma razonable en esta época y eso suponiendo que este ¿Mundo? Siga la misma línea de tiempo de progreso tecnológico que el nuestro.
"Definitivamente la vida me ha visto derribado y no piensa en otra cosa que no sea patearme hasta el cansancio" Fue mi único pensamiento en ese instante.
Leo estaba por decir algo antes de que un ruido proveniente del tablero de mando nos distrajera a todos y un medidor apareciera de la nada en el.
— ¡¿Carbón?! ¡¿Qué m****a?! ¡¿Es esto acaso un libro de Lovecraft?! —Mi reacción fue mas que justificada por lo que acababa de pasar.
En una zona desocupada del tablero había aparecido un medidor de carbón como combustible para este tren del infierno y eso aunque era bueno, no dejaba de molestarme porque significaba que el tren además de mandarnos a otra m*****a realidad y tiempo, era adaptable y estaba vivo o siendo monitoreado por alguien, aunque también estaba la tercera opción, el ya clásico ninguna de las anteriores es la respuesta correcta y este maldito tren simplemente carecía de lógica alguna y todo esto era simple coincidencia mística.
Tras otra reunión de pasajeros se llego a varios acuerdos; Debido al peligro presente para las mujeres en esta época lo mejor para ellas seria que se quedaran en el tren, se enviarían varias parejas con gente que al menos sepa ingles básico por provisiones y cualquier insumo que se crea necesario para prepararnos para un viaje prolongad, para eso se utilizarían cosas de los vagones de carga para comerciar con la gente de esta época, por ultimo se decidió de manera uniforme que el tren debe seguir avanzando esto con la esperanza de que si continuamos brincando realidades quizá podamos volver a nuestra época y realidad de origen...es una esperanza remota pero bien dicen que no solo de pan vive el hombre.
Todo lo anteriormente dicho me lleva a una conclusión: La vida realmente debe adorar el patearme, porque no veo otro motivo para estar en mi situación.
— ¿De entre todas las opciones disponibles por qué a nosotros nos toco conseguir el carbón? —Mi sexy voz seguramente no sonaba tan sexy en ese momento— ¿Por qué no pudieron darnos algo mas fácil como conseguir fruta o carne?
—Definitivamente hubiera escogido la fruta—Leo tampoco sonaba contento—No hay nada que podamos hacer, así que lo mejor es comenzar ya y terminar lo mas rápido posible.
Una palmada en mi cuello me hizo sacudirme en mi posición y al voltear vi a Priscila en la entrada del tren.
—Tengan par de nenas, no es mucho pero si lo llevan a una casa de empeños deberían darles algo para comenzar—Su voz sonaba menos confiada que de costumbre mientras nos daba una pequeña bolsa con aretes, collares, pulseras y anillos de oro.
Le sonrió por el gesto de preocupación pero aun puedo ver la clara frustración en su cara así como en la de Estrella, Marian y Ana detrás de ella.
—Mi instinto y tu tono de piel me dicen que le robaste esto a los demás pasajeros mientras no veían, pero aun así gracias por tu contribución a la causa—Le digo con una sonrisa en mi rostro.
—Imbécil desagradecido, eres demasiado moreno como para discriminar a alguien por lo menos dos tonos por encima de ti—Su respuesta fue acompañada de una sonrisa divertida—Cuídense ahí afuera, estaremos esperando a que vengan.
Leo le dio un beso a su novia antes de finalmente cargarse encima la parte de la carga que le tocaba y voltearse para verme, yo volteé a ver a Priscila antes de darle unas ultimas palabras.
—No te preocupes ¿Alguna vez me he equivocado? Además lo peor que puede pasar es que me maten y en este punto la verdad es que no estoy seguro si eso cuente como algo malo—Les dedique a todas una ultima sonrisa tranquilizadora aunque por dentro me moría de miedo—Volveré no duden de eso...
—No se preocupen, yo cuidare al tonto mientras no están—Leo definitivamente no contribuyo en mi despedida de película—Nos vemos luego niñas.
Fue con esas palabras de despedida que nos dirigimos rumbo a una ciudad en la que nunca habíamos estado, en una época a la que no pertenecíamos, dentro de una realidad que no era la nuestra.
" ¿Que loco no..? "
El camino fue cansado, no estaba en mala condición física pero tampoco era un superdeportista, intente racionar el agua lo mejor posible ya que no sabia que tan viable seria comprarla dentro de la ciudad en desarrollo, pero aun así el cansancio de la caminata me hizo tomar un sorbo mas de agua, algo que parecía un momento que Leo había estado esperando desde hace un buen rato. —Amigo, si no tiene pelo para que te la quieras acabar toda de un jalón. "Este idiota me agarro con la guardia baja" —Te odio. Aunque no era el desierto árido que mi mente se imaginaba cuando la gente hablaba de Texas ciertamente si hacia calor, aun así perseveramos hasta llegar de la apartada estación del tren hasta nuestro destino, el mercado local. Nuestra primera parada no fue una casa de empeño como sugirió Priscila, primero visitamos una tienda de víveres común, no tendría sentido vender las cosas de mis amigas por un precio de miseria solo porque no se me ocurrió revisar antes el estado del poder adq
Todo se sentía tan irreal y difuso que creí que estaba dentro de una pesadilla, pero la sensación de la sangre coagulándose en mis manos era tan precisa que todo esto solo podía ser real. —Tenemos que ocultarlos—Las palabras de Leo eran lógicas en nuestra situación—Si alguien nos ve ahora pensaran que los asaltamos y los asesinamos. Intenté controlar mi respiración para calmarme, se sentía inútil pero al cabo de un par de minutos pude recuperar una pequeña apariencia de calma, la suficiente al menos como para seguir las palabras de Leonardo. No supe en que momento Leo recupero el caballo de Loreal, era sorprendente que ni siquiera huyera con todo el alboroto que acababa de haber. “Quizá simplemente se acostumbro a los disparos” Tan rápido como el pensamiento cruzo mi mente fue reemplazado por el sonido de Leo hablando. —Ayúdame a subir los cuerpos al caballo, nos vamos a adentrar unos metros en el bosque y luego los enterraremos ¿De acuerdo? —Si, esta bien… Cargar los cuerpos e
El cansancio no abandono mi cuerpo con la ducha, al contrario, solamente pareció impregnarse mas en mis huesos con cada segundo que pasaba. Mientras el agua corría por mi cuerpo mi mente vagó por los distintos acontecimientos y noticias del día. De entre las once parejas enviadas a recolectar recursos solamente ocho volvieron incluyéndonos a Leo y a mi, aunque tenemos esperanzas de que vuelvan todos sabemos que no es probable. Raúl trabajo bastante duro rediseñando y reacondicionando algunos vagones del tren, baños improvisados, camas artesanales construidas con asientos y una sarta de otras pequeñas pero muy útiles modificaciones que harían de nuestra estadía algo mucho mas fácil y llevadero. Con un ultimo suspiro levante la cubeta, vacié el agua tibia restante sobre mi cabeza, me sequé con la toalla y me vestí con mi pijama verde a rayas antes de caminar hasta el camarote de mis amigos. La mayoría de los otros pasajeros ya se encontraban durmiendo o haciendo rondas improvisadas
Debería ser alrededor de media noche, no importa, en algunas de las ventanas del tren es de día y otras muestran paisajes nocturnos, sin contar aquellas que muestran escenas del espacio exterior u océanos llenos de criaturas que no sé si existan en mi planeta. Ha pasado casi un mes y medio desde que nos aventuramos de nuevo en este viaje y finalmente a surgido algo parecido a una estructura jerárquica dentro del tren junto con algunos otros cambios y uno que otro descubrimiento propio. Se formo algo parecido a un concejo interno que toma las decisiones mas relevantes, dentro de los integrantes se encontraba Raúl como el único ingeniero a bordo, el maquinista Alonso, un representante del personal original del tren, el jefe de la cocina y Leo como encargado del personal de salud. Originalmente Leo no quería el puesto pero la otra opción que sugirió el maquinista era yo y eso solo significaba que tendría responsabilidades sobre mi así que chantajeé a Leo con contarle a su novia de nue
bueno, quiero pedirle una disculpa a todos mis lectores y lectoras por la poca constancia en mis actualizaciones, la verdad he tenido demasiados problemas con mi internet debido a la temporada de lluvias aquí en mi rancho, el otro día un árbol se rompio y apastó uno de los tractores. He estado activo escribiendo mientras espero a solucionar mis problemas así que les prometo que a partir de Agosto les entregaré un capítulo diario.
Era rítmico, un movimiento controlado en vertical, de arriba para abajo, una y otra vez. Y entonces recordé que un hombre lobo se me había abalanzado con toda la intención de hacerme su nuevo juguete de mascar. Intento levantarme de golpe por el miedo y entonces me siento ingrávido…nadie me avisó que estaba sobre el caballo. —¡Cuidado! — Ana gritó justo antes de que mi culo se impactara contra el suelo. —¡Mi trasero! —Fue mi turno de gritar. Me quedé en posición fetal un rato esperando a que se disipará un poco el dolor ardiente de mis posaderas. —¿Estas bien? —La voz de Leo entró en mis orejas. —No, la vida me ha vuelto a encontrar solo para patearme de nuevo. “Esta vez me había pateado muy fuertemente directo en el trasero” Pasó un momento antes de que me pusiera en pie sobre mis piernas temblorosas. El sol estaba alto en el cielo ahora. Con ojos llorosos vi que la pareja había improvisado un trineo de palos y ramas que ataron a Epona, sobre la burda artesanía arrastrab
Lo que alguna vez fue un camino pavimentado bien hecho ahora no era más que tristes retazos cubiertos y absorbidos por tierra, maleza y árboles. "Sin duda la madre naturaleza es dura como las uñas" Pensé. Mientras Leo dirigía a Epona en el camino el resto de nosotros íbamos sentados en la mejor inversión que alguna vez hice (la carreta de Epona), cada uno vigilaba el bosque en búsqueda de cualquier señal de peligro que pudiera haber. Observé el cielo gris cenizo por las nubes, lentamente devoraba al celeste en el cielo e imponía su dominio sobre la atmosfera. —Ahora que lo pienso no recuerdo como me dijiste que conseguiste ese rifle—Raúl claramente tenía que arruinar mi concurso de miradas con el bosque. —Es solo un rifle, traje más armas al tren ¿Por qué te importa? —Es sólo que las tuyas son las únicas armas en el tren que están adornadas o bañadas en plata para el caso. Raúl tenía un punto, uno débil pero aun así un punto. —Estaban tiradas así que las recogí—fue todo lo que
—Escúchame bien niño, voy a hacerte preguntas y si siento que no respondes con la verdad vas a aprender que tanto dolor puede sentir el cuerpo humano antes de desmayarse cuando un bolígrafo esta involucrado, luego de eso lo aprenderás de nuevo pero con pinzas. Priscila me acaricio el hombro antes de ponerse entre el chico y yo. —Te recomiendo que digas todo lo que sabes, no han sido unos días agradables y mi amigo atrás se muere por liberar su frustración. Cuando Pris habló el niño soltó la sopa antes de que alguien pudiera hacer algo más. — ¡El pueblo esta a medio día de aquí, hay mucha gente allí. "Eso no era muy útil a decir verdad" —Empecemos por el principio chico ¿Dónde estamos? —En las ruinas de Green Town, a medio día a pie del pueblo del río — ¿En el estado de... ? — ¿Arizona? "¿Arizona? ¿Por qué este tipo habla español? "— ¿En...? — ¿No son de por acá cierto? —su respuesta no me gustó, así que saqué un bolígrafo de mi abrigo y el chico canto como un canario— ¡Mi