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CAPÍTULO 3: LOS DESFASADOS

Todos los ojos se centraron en mi y nadie hablo por un momento. 

—Sal a ver donde estamos—Dijo el conductor. 

Hubo otro pesado silencio en la cabina mientras esperaba que la pobre alma con quien este tipo hablaba se quejara. 

Un codo me golpeo en el costado cortesía de Raúl. 

— ¿Espera me lo estas diciendo a mi? —Estaba tan seguro que lo dije antes siquiera de pensarlo. 

—Si, necesitamos saber donde estamos muchacho y si es posible que el gobierno nos lleve de regreso a casa. 

" ¿Este imbécil esta hablando en serio? " 

— ¿Qué m****a, por qué yo?

—Ya estas aquí y ya sabes lo que esta pasando ¿Así que por qué no tu? 

Mi mano se mantenía muy sutilmente sobre el cuchillo porque este idiota claramente estaba suplicando que lo apuñalaran. 

La mano de Leonardo se poso en mi hombro así que volteo a ver que quiere y solamente me niega con la cabeza pero en sus ojos puedo ver el mensaje subyacente (por favor no mates a este tipo, es el único maquinista que tenemos) 

—Yo te acompañare—Leo declara en voz alta para animarme. 

—No necesitan hacer mucho, solo averiguar donde estamos—Raúl claramente intenta reconfortarnos pero realmente no es muy efectivo. 

Sin otra palabra salimos de la cabina del conductor y nos dirigimos a la salida mas cercana. 

La puerta era simple pero podría jurar por dios que era la puerta con el aura mas aterradora que alguna vez me he topado. 

"Por favor no nos mandes al fondo del océano" rece en mi mente una y otra vez mientras intentaba desarrollar espontáneamente visión de rayos x para no tener que salir. 

Sostengo con fuerza el mango del cuchillo aunque aun no lo saco y volteo a ver a Leo, se ve igual de nervioso que yo. 

— ¿Listo? —Me pregunta. 

—No...—Fue mi honesta respuesta a su interrogante—Aun así tenemos que salir en algún momento. 

—Okey. 

Leo abre la puerta lo mas rápido que puede y la luz nos deja cegados por un par de segundos, nuestros ojos se adaptan para ver  una estación de trenes de un estilo bastante antiguo. Veo gente disfrazada como personas del salvaje oeste recorriendo la ajetreada estación y ellos también nos observan de manera extraña. 

Leo regreso de inmediato al tren y salió corriendo por el interior del vagón. 

" ¡Rata traidora no me abandones! " 

Un segundo después otra puerta se abre a unos metros de mi y veo a Leo emerger de ella y eso me hace darme cuenta de algo que había pasado por alto, la apariencia del tren cambio por completo, adiós al diseño elegante, moderno y aerodinámico que vi cuando aborde, en su lugar parecía una locomotora antigua y anticuada mas digna de un museo que de los railes. 

— ¡Las otras puertas también nos traen a esta estación! —Gritó Leo. 

Honestamente eso era un alivio, no quiero ni imaginarme que problema sería si cada puerta te enviara a diferentes lugares, sería una pesadilla si una puerta te mandara a la ciudad y otra nos mandara al vacío del maldito espacio o el fondo del océano. 

—Esta bien, eso es algo bueno pero ahora tenemos que averiguar donde demonios estamos y la forma en la que las personas nos miran me hacen creer que no estamos en una convención a gran escala de vaqueros. 

—Cierto...—Leo se desinflo un poco tras esas palabras pero estaba bien, yo también estaba desanimado. 

Tras una breve discusión decidimos vestirnos lo mas acorde posible a lo que vimos de las personas en el exterior antes de volver a salir así que termine poniéndome mis botines y una camisa de franela antes de reunirme con Leo de regreso en el exterior. 

Una vez afuera y finalmente prestando atención al entorno notamos nuestro primer gran descubrimiento, esta gente habla ingles no español, o al menos la mayoría habla ingles. 

—Esto será un fastidio...—La voz de Leo sonaba cansada, era comprensible nunca fue el mas agudo para otros idiomas pero aun así algo debió aprender ya que hablar ingles era técnicamente obligatorio para pasar la carrera. 

—Sí, definitivamente. 

Deambulando un poco y gracias a que para mi aprender el ingles fue algo que hice mas por gusto que por obligación llegamos a mas conclusiones. 

Primero: Las características demográficas de la gente nos dicen que definitivamente no estamos en Asia, África u Oceanía y a juzgar por lo que vemos es mas probable que estemos en América del norte que en Europa. 

Segundo: No estamos en una reunión de aficionados a los vaqueros o estamos en la reunión mas asquerosamente realista y grande de todas. 

Tercero y la mas difícil de asimilar: Según el periódico el día de hoy es veinte de Mayo del año 1900. 

Y finalmente el cuarto punto: Estamos en la ciudad de San Antonio en la republica soberana de Texas, lo cual abre otra serie de problemas totalmente nuevos porque según mi libro de historia de segundo año de secundaria para este año Texas ya debería haberse anexado a los Estados Unidos. 

Así que cuando regresamos con el maquinista para contarle lo que habíamos averiguado su reacción fue de comprensible incredulidad. 

—Esto no esta nada bien—Las palabras del conductor quien me entere se llama Alonso podían resumir bastante bien todo este viaje—Me temo que al parecer estamos atrapados aquí en esta ¿Época? ¿Realidad? No importa, estoy muy seguro de que los trenes de ahora solo funcionan a vapor. 

—Sí y no—Raúl habló—Si bien el primer tren a base de diésel se invento en 1898 eso fue hace apenas dos años en Alemania así que no creo que este lo suficientemente extendido por el mundo como para conseguir un suministro de diésel de forma razonable en esta época y eso suponiendo que este ¿Mundo? Siga la misma línea de tiempo de progreso tecnológico que el nuestro. 

"Definitivamente la vida me ha visto derribado y no piensa en otra cosa que no sea patearme hasta el cansancio" Fue mi único pensamiento en ese instante. 

Leo estaba por decir algo antes de que un ruido proveniente del tablero de mando nos distrajera a todos y un medidor apareciera de la nada en el. 

— ¡¿Carbón?! ¡¿Qué m****a?! ¡¿Es esto acaso un libro de Lovecraft?! —Mi reacción fue mas que justificada por lo que acababa de pasar.

En una zona desocupada del tablero había aparecido un medidor de carbón como combustible para este tren del infierno y eso aunque era bueno, no dejaba de molestarme porque significaba que el tren además de mandarnos a otra m*****a realidad y tiempo, era adaptable y estaba vivo o siendo monitoreado por alguien, aunque también estaba la tercera opción, el ya clásico ninguna de las anteriores es la respuesta correcta y este maldito tren simplemente carecía de lógica alguna y todo esto era simple coincidencia mística.

Tras otra reunión de pasajeros se llego a varios acuerdos; Debido al peligro presente para las mujeres en esta época lo mejor para ellas seria que se quedaran en el tren, se enviarían varias parejas con gente que al menos sepa ingles básico por provisiones y cualquier insumo que se crea necesario para prepararnos para un viaje prolongad, para eso se utilizarían cosas de los vagones de carga para comerciar con la gente de esta época, por ultimo se decidió de manera uniforme que el tren debe seguir avanzando esto con la esperanza de que si continuamos brincando realidades quizá podamos volver a nuestra época y realidad de origen...es una esperanza remota pero bien dicen que no solo de pan vive el hombre. 

Todo lo anteriormente dicho me lleva a una conclusión: La vida realmente debe adorar el patearme, porque no veo otro motivo para estar en mi situación. 

— ¿De entre todas las opciones disponibles por qué a nosotros nos toco conseguir el carbón? —Mi sexy voz seguramente no sonaba tan sexy en ese momento— ¿Por qué no pudieron darnos algo mas fácil como conseguir fruta o carne? 

—Definitivamente hubiera escogido la fruta—Leo tampoco sonaba contento—No hay nada que podamos hacer, así que lo mejor es comenzar ya y terminar lo mas rápido posible. 

Una palmada en mi cuello me hizo sacudirme en mi posición y al voltear vi a Priscila en la entrada del tren. 

—Tengan par de nenas, no es mucho pero si lo llevan a una casa de empeños deberían darles algo para comenzar—Su voz sonaba menos confiada que de costumbre mientras nos daba una pequeña bolsa con aretes, collares, pulseras y anillos de oro. 

Le sonrió por el gesto de preocupación pero aun puedo ver la clara frustración en su cara así como en la de Estrella, Marian y Ana detrás de ella. 

—Mi instinto y tu tono de piel me dicen que le robaste esto a los demás pasajeros mientras no veían, pero aun así gracias por tu contribución a la causa—Le digo con una sonrisa en mi rostro. 

—Imbécil desagradecido, eres demasiado moreno como para discriminar a alguien por lo menos dos tonos por encima de ti—Su respuesta fue acompañada de una sonrisa divertida—Cuídense ahí afuera, estaremos esperando a que vengan. 

Leo le dio un beso a su novia antes de finalmente cargarse encima la parte de la carga que le tocaba y voltearse para verme, yo volteé a ver a Priscila antes de darle unas ultimas palabras. 

—No te preocupes ¿Alguna vez me he equivocado? Además lo peor que puede pasar es que me maten y en este punto la verdad es que no estoy seguro si eso cuente como algo malo—Les dedique a todas una ultima sonrisa  tranquilizadora aunque por dentro me moría de miedo—Volveré no duden de eso... 

—No se preocupen, yo cuidare al tonto mientras no están—Leo definitivamente no contribuyo en mi despedida de película—Nos vemos luego niñas. 

Fue con esas palabras de despedida que nos dirigimos rumbo a una ciudad en la que nunca habíamos estado, en una época a la que no pertenecíamos, dentro de una realidad que no era la nuestra. 

" ¿Que loco no..? " 

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