Los días pasaban en nuestro viaje y aunque no puedo dejar de pensar en las cosas que he hecho al menos intento seguir adelante. El tiempo pasa y no hay mucho que hacer en el tren para pasar el tiempo, no hay internet y ver las mismas películas todo el tiempo tampoco es factible, así que los pasajeros hemos hecho algunas mancuernas improvisadas así como uno que otro saco de boxeo para poder mantener a las personas en forma y entretenidas, las acomodamos en el espació liberado por las cosas que se han comerciado en nuestras dos únicas paradas. Junto con el reciente espacio para ejercitarnos el único otro entretenimiento que tengo a la mano son los libros que he conseguido. No sé cómo describir los libros que he encontrado además de "en extremo peligrosos", sólo la guía de hipnosis ya es lo suficientemente preocupante como para no revelársela a nadie, únicamente Leo tiene una idea de cómo fue que obtuve ese conocimiento y ni siquiera estoy dispuesto a compartir el libro con él. El ot
«He visto una mariposa en el azul cielo el otro día, era hermosa, casi parecía una pintura y por un momento pensé en inmortalizar su belleza para siempre en un retrato. A pesar de mis esperanzas y sueños lamentablemente aun no he vuelto a casa y eso aunque todavía ahoga mi corazón en un océano de tristeza no me ha impedido seguir adelante en mi viaje. Me pregunto que será de mi familia, a veces me cuestiono si aun esperan mi regreso o han continuado con sus vidas y esa duda no me deja dormir algunas noches, a través de esta búsqueda desesperada por mi hogar he aprendido muchas cosas, visitado varias tierras, hablado muchas lenguas, conocido mucha gente y demasiados seres… Mientras como sólo en algún restaurante siempre me encuentro perdido en mis propios pensamientos haciéndome la misma pregunta. “ ¿Qué habrá sido de mis amigos, aquellos que he conocido durante mis interminables viajes? “ Me hace sentir una insondable tristeza el saber que todos ellos continúan sus vidas mien
El tiempo siguió transcurriendo, las medidas que sugerí se aplicaron y al inicio todos estaban cautelosos pero mientras más días pasaban la gente empezó a sospechar que de hecho había sido algún tipo de ajuste de cuentas, algo de una sola vez pero a aun así siguieron usando las medidas preventivas, a pesar de todo a nadie se le escapo lo verdaderamente importante del asunto…nunca atrapamos al culpable. Seguí con mi rutina diaria sólo que esta vez acompañado, hice ejercicio, comía, miraba por las ventanas, jugaba a las cartas u otro juego de mesa y en la noche iba al consultorio con Angélica donde hacía lo que era verdaderamente importante para mí en ese momento, leer los libros del ocultista buscando cualquier cosa medianamente útil que debería intentar usar, ya había leído por completo el libro de hipnotismo y puse en marcha los aspectos mas sutiles del mismo con ayuda de Leo así que me enfoqué en el otro pero ese en efecto era una novela que relataba los viajes del hombre…no sabía
Me siento a comer a la mesa una vez más, mis padres están sentados en sus asientos habituales en cada extremo y mi hermano se encuentra justo frente a mí, nos tomamos todos de las manos antes de recitar una oración a dios agradeciendo por los alimentos. Me llevo una cucharada del estofado de res a la boca, remojo el pan en el caldo y lo muerdo con gusto disfrutando inmensamente del sabor familiar. -En serio que te luciste esta vez mamá, la comida te quedo perfecta-Las palabras fluyen desde mi corazón hasta la lengua sin una sola barrera. -Gracias mi amor, la hice especial para ti-La voz de mamá calienta mi alma como una manta reconfortante- ¿Ahora, por qué no nos sigues hablando de tus aventuras en ese tren? Tome su petición al pie de la letra y les conté mis vivencias una por una hasta el final mientras continuamos nuestra comida. Mientras pasa el tiempo instintivamente sé que tengo que irme, hay más cosas esperándome fuera de casa. Camino hacia la entrada y lentamente abro la
Es Julio, la luz dorada de la tarde entra por la ventana del auto y baña su interior con su oro, mi padre y mi madre van al frente y hablan sobre lo felices y orgullosos que están, es natural, su hijo acaba de titularse como medico y para celebrarlo he decidido hacer un pequeño viaje con mis amigos, esa es la razón de este momento, me acompañan a la estación de tren donde me veré con mis amistades antes de abordar. —Ojala tu padre y yo hubiéramos hecho un viaje como este tras graduarnos—Mamá comenta por segunda ocasión mientras baja del auto. —Bueno, aun se puede hacer, por fin terminé contigo y tu hermano así que ahora mi dinero finalmente es mío—Papá lo hace sonar como si yo hubiera venido a chupar todo su dinero como un parasito financiero o algo así, yo no pedí nacer. Les sonrió a ambos y los abrazo por un momento. —Esa es precisamente la razón por la que no planeo tener hijos, papá. —Yo dije lo mismo y terminé teniendo dos varones—papá me mira con fingida lastima mientra
Avanzamos rápidamente a la cabina de Estrella y Marian, abrimos la puerta de golpe y no están ahí... La preocupación empieza a hacer un agujero oscuro en mi corazón y un nudo se forma en mi garganta. Priscila y yo corremos por el pasillo hacia la cabina de Ana y Leo, puedo ver los distintos paisajes en las ventanas en el borde de mi vista mientras avanzamos, un bosque nevado, praderas infinitas, el firmamento y algunos lagos. Llego a la cabina y casi derribo su entrada por la anticipación. Todos estaban aquí, Leo y Marian estaban vendando la cabeza de Ana quien parecía haberse golpeado bastante feo, Estrella estaba sentada en un rincón abrazada a sus rodillas, el nudo en mi garganta se hace un poco más llevadero ahora. Priscila y yo entramos a la cabina, distraídamente noto que en su ventana se muestra lo que parece ser una ciudad que no conozco, aunque se ve algo rara, hay algo en ella que simplemente no cuadra del todo. — ¿Qué le pasó a Ana? —la voz preocupada de Priscila
Todos los ojos se centraron en mi y nadie hablo por un momento. —Sal a ver donde estamos—Dijo el conductor. Hubo otro pesado silencio en la cabina mientras esperaba que la pobre alma con quien este tipo hablaba se quejara. Un codo me golpeo en el costado cortesía de Raúl. — ¿Espera me lo estas diciendo a mi? —Estaba tan seguro que lo dije antes siquiera de pensarlo. —Si, necesitamos saber donde estamos muchacho y si es posible que el gobierno nos lleve de regreso a casa. " ¿Este imbécil esta hablando en serio? " — ¿Qué mierda, por qué yo? —Ya estas aquí y ya sabes lo que esta pasando ¿Así que por qué no tu? Mi mano se mantenía muy sutilmente sobre el cuchillo porque este idiota claramente estaba suplicando que lo apuñalaran. La mano de Leonardo se poso en mi hombro así que volteo a ver que quiere y solamente me niega con la cabeza pero en sus ojos puedo ver el mensaje subyacente (por favor no mates a este tipo, es el único maquinista que tenemos) —Yo te acompañare—Leo decla
El camino fue cansado, no estaba en mala condición física pero tampoco era un superdeportista, intente racionar el agua lo mejor posible ya que no sabia que tan viable seria comprarla dentro de la ciudad en desarrollo, pero aun así el cansancio de la caminata me hizo tomar un sorbo mas de agua, algo que parecía un momento que Leo había estado esperando desde hace un buen rato. —Amigo, si no tiene pelo para que te la quieras acabar toda de un jalón. "Este idiota me agarro con la guardia baja" —Te odio. Aunque no era el desierto árido que mi mente se imaginaba cuando la gente hablaba de Texas ciertamente si hacia calor, aun así perseveramos hasta llegar de la apartada estación del tren hasta nuestro destino, el mercado local. Nuestra primera parada no fue una casa de empeño como sugirió Priscila, primero visitamos una tienda de víveres común, no tendría sentido vender las cosas de mis amigas por un precio de miseria solo porque no se me ocurrió revisar antes el estado del poder adq