Es Julio, la luz dorada de la tarde entra por la ventana del auto y baña su interior con su oro, mi padre y mi madre van al frente y hablan sobre lo felices y orgullosos que están, es natural, su hijo acaba de titularse como medico y para celebrarlo he decidido hacer un pequeño viaje con mis amigos, esa es la razón de este momento, me acompañan a la estación de tren donde me veré con mis amistades antes de abordar.
—Ojala tu padre y yo hubiéramos hecho un viaje como este tras graduarnos—Mamá comenta por segunda ocasión mientras baja del auto. —Bueno, aun se puede hacer, por fin terminé contigo y tu hermano así que ahora mi dinero finalmente es mío—Papá lo hace sonar como si yo hubiera venido a chupar todo su dinero como un parasito financiero o algo así, yo no pedí nacer. Les sonrió a ambos y los abrazo por un momento. —Esa es precisamente la razón por la que no planeo tener hijos, papá. —Yo dije lo mismo y terminé teniendo dos varones—papá me mira con fingida lastima mientras sus palabras brotan. Caminamos en dirección al punto de reunión mientras hablamos. Veo a mis amigos a lo lejos y naturalmente los saludo levantándoles el dedo medio a todos. —Ya era hora de que llegaras—la aguda voz de Marian asalta mis oídos —Culpa al trafico, yo solamente soy una triste victima—respondo mientras paso mi brazo por su espalda—Hola a todos ustedes. El resto de ellos me observa y se ríen en silencio. —Estábamos pensando que te perdiste o te ahogaste mientras te bañabas, esperábamos que fuera la ultima—Leo dice con una sonrisa en su rostro mientras se acerca para saludarme. —Ojala, así ya no tendría que sufrir el horror que es trabajar y ser un adulto independiente—le respondo lo mas sincero que puedo. Tras una pequeña secuencia de saludos entre todos mis amigos y yo empezamos a hacer un pequeño pase de lista para ver si faltaba alguien: estábamos Marian, Leo, su novia Ana, Estrella y yo. Faltaba solamente Priscila quien se unió a nosotros quince minutos después. Mientras nos poníamos al día y hablábamos de lo horroroso e inhumano que había sido ser esclavo del hospital o “medico interno de pregrado” que era el sinónimo usado para deshumanizarnos sonó el aviso que indicaba que era hora de abordar. Me volteo y camino hacia mis padres quienes estaban embelesados viendo un par de pájaros en una tienda de mascotas y me despido de ellos con un beso, mi madre llora un poco y se aferra a mi. —Ten cuidado hijo, te vamos a extrañar—mamá suelta esas palabras mientras se limpia una lagrima perdida. —No llores solo serán unos días, dos semanas como máximo—Intento consolarla antes de voltear y abrazar a mi padre. Papá pone su pesada mano sobre mi cabeza y me mira a los ojos. —Dios te bendiga hijo, ten cuidado. Le sonrió y le hablo con absoluta confianza. —No te preocupes Pa’ ¿Cuándo he hecho algo tonto? —hablo como si realmente nunca me hubiera equivocado en la vida. Me mira con ojos complicados antes de devolverme la sonrisa y finalmente los dejo para dirigirme a la zona de abordaje. Finalmente abordo el tren y voy hasta mi cabina donde me encuentro con Priscila. Cada cabina tenia lugar para dos personas con dos camas y una pequeña mesa además del espacio para el equipaje, ya que el viaje era un poco largo decidimos dividirnos en parejas y tomar tres cabinas, Leo y Ana, Estrella y Marian, Priscila y yo. —Saludos, fideos—digo y levanto dos dedos en el signo de la paz. El cabello rizado de Priscila había sido fuente de muchos apodos y el ultimo de ellos “Fideos” se debía a la similitud que había entre su cabello y una sopa de fideos instantáneos. —Hola, persona de color cartón. Me reí para mis adentros mientras comenzaba a acomodarme en la cabina y platicábamos. —Casi no puedo creer que lo logramos ¿Sabes? finalmente soy la doctora Priscila, aun más increíble que eso es que tu lo lograras… hubiera jurado que eras demasiado estúpido para durar más de un año en la carrera. —Sorprender a las personas es parte de mi encanto varonil—sonrió con cada palabra como si la idea de abandonar la facultad de medicina y unirme a administración de empresas no hubiera cruzado por mi mente cada veinte minutos durante toda la carrera. —Ajá… exacto—por alguna razón me mira como si observara a un completo mentiroso en vez de a mi. —Bueno suficiente procrastinación, vamos al vagón de comida, me muero de hambre. Priscila se ríe de mi pero aun así se levanta para seguirme. Observo el tren mientras camino, es muy bonito y elegante, pisos de madera, paredes de un blanco pulcro con detalles de un color rojo metálico, lindas luces doradas que imitan a los elegantes candiles clásicos. Noto que no hay muchos ocupantes, quizás solo poco más de la mitad del cupo total, observo el paisaje verde por la ventana, es acogedor, el sol que empieza su ocaso lanza moribundas luces de colores hermosos al cielo mientras luchan con el azul cada vez más negro de la noche que busca ser iluminada por la luna. Una sonrisa surge en mi mientras lo veo pero Priscila casi me arranca la mano de un jalón para que continúe caminando. Nos topamos con el resto de la pandilla en el vagón restaurante para la cena, charlamos un poco, más para burlarnos unos de otros que para ponernos al día verdaderamente, rememoramos nuestros primeros días de universidad y finalmente cada uno regreso a sus propias cabinas. Priscila dormía tranquilamente, su respiración calmada y rítmica la delataban. Aunque estaba acostado mis problemas de sueño habituales me mantenían despierto y viendo por la ventana. El paisaje nocturno no tenia nada que envidiarle al día, la luz plata de la luna iluminaba el verde bosque de las hojas y lo transmutaba en un verde etéreo mas parecido al esmeralda que a otro color. Negro, absoluto negro absorbió todo lo demás y oscureció la visión tras la ventana. “ ¿Un túnel? “ pensé, mientras me levantaba lentamente de mi cama, mi pijama verde se deslizo devuelta a su posición original. Fue repentino, como un golpe inesperado o una noticia trágica, una abrumadora sensación de desesperación y peligro me asfixio con fuerza, una sensación de vacío en la boca del estomago, la debilidad en las piernas, la sensación de un dedo frio que recorre tu espina dorsal y eriza todos los bellos en la piel me atraparon desprevenido. “Algo esta mal, muy, muy mal” Como puedo obligo a mi cuerpo a moverse y sacudo a Priscila con desesperación, ella se levanta enojada por la interrupción y lista para regañarme pero se detiene cuando me mira y contempla la angustia en mi rostro. — ¿Qué tienes? ¿Qué te pasa? —su voz preocupada suena apagada en mis oídos embotados, casi como si sus palabras estuvieran debajo del agua profunda. - ¡Priscila no hay tiempo, algo esta mal y no sé que es, pero algo… ! Mis palabras son interrumpidas por las violentas sacudidas del vagón y ella cae de su litera alta, la atrapo y en mi interior pienso que el tren se ha descarrilado, protejo a Priscila con mi cuerpo más grande mientras el mini terremoto nos hace sentir ingrávidos. Puedo ver una niebla espesa y antinatural filtrándose por debajo de la entrada a la cabina ¿quizá humo de algún pequeño incendio provocado por un corto circuito. Una luz brillante y cegadora entra intrusa por la ventana y varios sonidos desconocidos parecieran emanar de las paredes y el exterior. Puedo sentir mi pecho mojado y a Priscila llorando del pánico que debe estar sintiendo. La cegadora luz se rompe y desaparece en el espacio de un latido del corazón dejando tras de si una iluminación azul etérea y sombras raras que se proyectan sobre nosotros. Con miedo volteo a la ventana y lo que veo me llena de pánico. Peces, agua, mucha agua, y corales… “ ¡Mierda, nos caímos al océano! ¡¿Ni siquiera sabia que este puto tren pasaba cerca del océano!? “ Tomo a Priscila y la levanto para correr pensando que todo el lugar se va a inundar y debemos intentar nadar a la superficie pero mi mente es abofeteada por la falta de lógica cuando salimos y en lugar de ver una ventana con vista al abismo hay nubes blancas y un cielo iluminado por el oro del sol casi como si lo viera desde la ventana de un avión. — ¿Qué m****a esta pasando? —musito tan bajo que no estoy seguro de haberlo dicho o pensado. Pronto siento un tirón en mi manga que me saca de mi estado atónito. Priscila me mira con ojos grandes y llenos de pavor mientras me señala a otra ventana donde claramente se ve un paisaje desértico y ruinas destruidas. — ¿Qué es lo que esta pasando? —me pregunta incapaz de apartar la mirada de esta visión ilógica e imposible. No sé que responderle… yo me hago la misma pregunta.Avanzamos rápidamente a la cabina de Estrella y Marian, abrimos la puerta de golpe y no están ahí... La preocupación empieza a hacer un agujero oscuro en mi corazón y un nudo se forma en mi garganta. Priscila y yo corremos por el pasillo hacia la cabina de Ana y Leo, puedo ver los distintos paisajes en las ventanas en el borde de mi vista mientras avanzamos, un bosque nevado, praderas infinitas, el firmamento y algunos lagos. Llego a la cabina y casi derribo su entrada por la anticipación. Todos estaban aquí, Leo y Marian estaban vendando la cabeza de Ana quien parecía haberse golpeado bastante feo, Estrella estaba sentada en un rincón abrazada a sus rodillas, el nudo en mi garganta se hace un poco más llevadero ahora. Priscila y yo entramos a la cabina, distraídamente noto que en su ventana se muestra lo que parece ser una ciudad que no conozco, aunque se ve algo rara, hay algo en ella que simplemente no cuadra del todo. — ¿Qué le pasó a Ana? —la voz preocupada de Priscila
Todos los ojos se centraron en mi y nadie hablo por un momento. —Sal a ver donde estamos—Dijo el conductor. Hubo otro pesado silencio en la cabina mientras esperaba que la pobre alma con quien este tipo hablaba se quejara. Un codo me golpeo en el costado cortesía de Raúl. — ¿Espera me lo estas diciendo a mi? —Estaba tan seguro que lo dije antes siquiera de pensarlo. —Si, necesitamos saber donde estamos muchacho y si es posible que el gobierno nos lleve de regreso a casa. " ¿Este imbécil esta hablando en serio? " — ¿Qué mierda, por qué yo? —Ya estas aquí y ya sabes lo que esta pasando ¿Así que por qué no tu? Mi mano se mantenía muy sutilmente sobre el cuchillo porque este idiota claramente estaba suplicando que lo apuñalaran. La mano de Leonardo se poso en mi hombro así que volteo a ver que quiere y solamente me niega con la cabeza pero en sus ojos puedo ver el mensaje subyacente (por favor no mates a este tipo, es el único maquinista que tenemos) —Yo te acompañare—Leo decla
El camino fue cansado, no estaba en mala condición física pero tampoco era un superdeportista, intente racionar el agua lo mejor posible ya que no sabia que tan viable seria comprarla dentro de la ciudad en desarrollo, pero aun así el cansancio de la caminata me hizo tomar un sorbo mas de agua, algo que parecía un momento que Leo había estado esperando desde hace un buen rato. —Amigo, si no tiene pelo para que te la quieras acabar toda de un jalón. "Este idiota me agarro con la guardia baja" —Te odio. Aunque no era el desierto árido que mi mente se imaginaba cuando la gente hablaba de Texas ciertamente si hacia calor, aun así perseveramos hasta llegar de la apartada estación del tren hasta nuestro destino, el mercado local. Nuestra primera parada no fue una casa de empeño como sugirió Priscila, primero visitamos una tienda de víveres común, no tendría sentido vender las cosas de mis amigas por un precio de miseria solo porque no se me ocurrió revisar antes el estado del poder adq
Todo se sentía tan irreal y difuso que creí que estaba dentro de una pesadilla, pero la sensación de la sangre coagulándose en mis manos era tan precisa que todo esto solo podía ser real. —Tenemos que ocultarlos—Las palabras de Leo eran lógicas en nuestra situación—Si alguien nos ve ahora pensaran que los asaltamos y los asesinamos. Intenté controlar mi respiración para calmarme, se sentía inútil pero al cabo de un par de minutos pude recuperar una pequeña apariencia de calma, la suficiente al menos como para seguir las palabras de Leonardo. No supe en que momento Leo recupero el caballo de Loreal, era sorprendente que ni siquiera huyera con todo el alboroto que acababa de haber. “Quizá simplemente se acostumbro a los disparos” Tan rápido como el pensamiento cruzo mi mente fue reemplazado por el sonido de Leo hablando. —Ayúdame a subir los cuerpos al caballo, nos vamos a adentrar unos metros en el bosque y luego los enterraremos ¿De acuerdo? —Si, esta bien… Cargar los cuerpos e
El cansancio no abandono mi cuerpo con la ducha, al contrario, solamente pareció impregnarse mas en mis huesos con cada segundo que pasaba. Mientras el agua corría por mi cuerpo mi mente vagó por los distintos acontecimientos y noticias del día. De entre las once parejas enviadas a recolectar recursos solamente ocho volvieron incluyéndonos a Leo y a mi, aunque tenemos esperanzas de que vuelvan todos sabemos que no es probable. Raúl trabajo bastante duro rediseñando y reacondicionando algunos vagones del tren, baños improvisados, camas artesanales construidas con asientos y una sarta de otras pequeñas pero muy útiles modificaciones que harían de nuestra estadía algo mucho mas fácil y llevadero. Con un ultimo suspiro levante la cubeta, vacié el agua tibia restante sobre mi cabeza, me sequé con la toalla y me vestí con mi pijama verde a rayas antes de caminar hasta el camarote de mis amigos. La mayoría de los otros pasajeros ya se encontraban durmiendo o haciendo rondas improvisadas
Debería ser alrededor de media noche, no importa, en algunas de las ventanas del tren es de día y otras muestran paisajes nocturnos, sin contar aquellas que muestran escenas del espacio exterior u océanos llenos de criaturas que no sé si existan en mi planeta. Ha pasado casi un mes y medio desde que nos aventuramos de nuevo en este viaje y finalmente a surgido algo parecido a una estructura jerárquica dentro del tren junto con algunos otros cambios y uno que otro descubrimiento propio. Se formo algo parecido a un concejo interno que toma las decisiones mas relevantes, dentro de los integrantes se encontraba Raúl como el único ingeniero a bordo, el maquinista Alonso, un representante del personal original del tren, el jefe de la cocina y Leo como encargado del personal de salud. Originalmente Leo no quería el puesto pero la otra opción que sugirió el maquinista era yo y eso solo significaba que tendría responsabilidades sobre mi así que chantajeé a Leo con contarle a su novia de nue
bueno, quiero pedirle una disculpa a todos mis lectores y lectoras por la poca constancia en mis actualizaciones, la verdad he tenido demasiados problemas con mi internet debido a la temporada de lluvias aquí en mi rancho, el otro día un árbol se rompio y apastó uno de los tractores. He estado activo escribiendo mientras espero a solucionar mis problemas así que les prometo que a partir de Agosto les entregaré un capítulo diario.
Era rítmico, un movimiento controlado en vertical, de arriba para abajo, una y otra vez. Y entonces recordé que un hombre lobo se me había abalanzado con toda la intención de hacerme su nuevo juguete de mascar. Intento levantarme de golpe por el miedo y entonces me siento ingrávido…nadie me avisó que estaba sobre el caballo. —¡Cuidado! — Ana gritó justo antes de que mi culo se impactara contra el suelo. —¡Mi trasero! —Fue mi turno de gritar. Me quedé en posición fetal un rato esperando a que se disipará un poco el dolor ardiente de mis posaderas. —¿Estas bien? —La voz de Leo entró en mis orejas. —No, la vida me ha vuelto a encontrar solo para patearme de nuevo. “Esta vez me había pateado muy fuertemente directo en el trasero” Pasó un momento antes de que me pusiera en pie sobre mis piernas temblorosas. El sol estaba alto en el cielo ahora. Con ojos llorosos vi que la pareja había improvisado un trineo de palos y ramas que ataron a Epona, sobre la burda artesanía arrastrab