La Ciudad de la Ilusión era conocida en todo el mundo por la simpatía y el talante alegre de sus habitantes.
Era muy acogedora y todos eran bienvenidos, y sus habitantes hacían su estancia lo más agradable posible.
Uno de sus signos de identidad era que organizaban eventos especiales en fechas señaladas, como por ejemplo el día de todos los santos, y ese año le había tocado prepararlo a la pastelería: “El cariño”.
Esta era una pastelería muy especial, pues era el corazón de la ciudad, ya que guardaba en su interior el secreto que durante siglos había hecho que la Ciudad de la Ilusión fuera tan feliz e incluso envidiada por alguno.
Toda persona que pasaba por allí, aunque fuera de paso, compraban algo en ella.
No era un día cualquiera, y los hornos y freidoras de la pastelería trabajaban a pleno rendimiento.
El pastelero mayor apenas había dormido, pero no le importaba, ya que amaba su trabajo y sabía que sin él algo dentro de la ciudad moriría.
Los clientes entraban y salían constantemente e incluso hacían cola durante horas para poder comprar.
Ese día trabajaba toda la familia, pero estaban muy contentos, porque veían a la gente felices, y más a los niños, ya que les regalaban piruletas de chocolate.
Habían comprado toneladas de ingredientes para los dulces de ese día, pero no fueron suficientes, ya que habían tenido más ventas de las que habían previsto y a parte habían preparado una sorpresa para el atardecer.
El pastelero estaba a punto de rendirse y salir a decir que no podían vender más, pero su hija, Esperanza, le dijo que confiara en ella y sus amigos, que le traerían los ingredientes.
Esperanza llamó a todos los niños del pueblo y les contó lo que pasaba. Estos, en enseguida, le dijeron que le ayudaban, ya que adoraban a su padre.
Fueron casa por casa, negocio por negocio e incluso a los pueblos limítrofes, en bicicleta. Gracias al esfuerzo, y a que Esperanza nunca se dio por vencida y mantuvo la fe, pudieron reunir todos los ingredientes.
Cuando los niños entraron en la pastelería todos les aplaudieron, y el pastelero les regaló a cada uno un cupcake de chocolate y a su hija le propició un fuerte abrazo.
Se pusieron todos a hacer dulces y según se terminaban se iban vendiendo, todo el mundo pudo tener el suyo ese día.
Ahí se demostró porqué la pastelería se llamaba «El Cariño», cuyo nombre venía dado por el amor que le ponían a todo lo que hacían, lo cual se transmitía a los clientes.
Faltaba la sorpresa que habían pensado para el atardecer, era realmente espectacular y no iba a dejar a nadie indiferente. Llegó al centro del pueblo un gran remolque con algo que tapaba una lona.
Se apagaron todas las luces y un foco alumbró el remolque. Los niños cogieron la tela de uno de los lados y empezaron a tirar de ella, saliendo a la luz una inmensa pirámide de buñuelos sobre una base de huesos de santo y una cúpula con panallets, que formaban el escudo de la ciudad. En el centro de la pirámide, con profiteroles rojos, había un corazón flechado.
De repente, también se apagó el foco, quedando todo a oscuras, empezando a sonar una melodía interpretada por una orquesta, y los más pequeños comenzaron a cantar. Sobre la pirámide, con láser, se proyectaban imágenes. Como final del espectáculo de las cuatro esquinas, se dispararon cuatro cañones que llenaron de dulce la cúspide. Cuando se encendieron todas las luces, esta apareció recubierta de chocolate y la gente empezó a aplaudir.
Después de todas las complicaciones, el día salió perfecto para el pastelero y la función había sido un éxito, así que había sido redondo, pues todo había salido bien. Eso indicaba el inicio de las celebraciones previas a la Navidad, pero no sabían que algo había cambiado con ese espectáculo, pero eso es otra historia.
El pastelero y su equipo empezaron a distribuir trozos de la pirámide entre todos los asistentes y para los niños repartieron unos rellenos de chocolate, que habían hecho especiales para ellos.
Mientras los ciudadanos degustaban la cúspide, hubo un festival de fuegos artificiales y así acabó el día en la Ciudad de la Ilusión.
Eso hará que toda la magia de la ciudad despertara y cada vez será más fuerte según se vaya acercando la Navidad.
Se acerca la época del año más esperada por todos los vecinos de la Ciudad de la Ilusión, pero sobre todo para Esperanza y su padre, ya que ponían en práctica toda su inventiva y hacían verdaderas obras de arte.Tras el acto de la pirámide, la cabeza de Esperanza ya estaba pensando en la actividad siguiente y en cómo podía ayudar a su padre para sorprender a todos los vecinos. Estaba contando los días que quedaban para que empezara el adviento, ya que era preludio de la Navidad y cada día había tareas distintas en la ciudad, relacionadas con esas fechas.Este año los niños habían propuesto ante el alcalde que las actividades estuvieran destinadas a fomentar la amistad, el compañerismo, la generosidad y la bondad y habían sugerido un montón de actividades. Para Esperanza y su padre, era un año distinto y, por lo tanto, esa Navidad iba a tener un significado especial, por lo que la ilusión que tenían era lógica.La mujer vio un álbum con fotos de su familia, se em
Esperanza había pedido a su padre que le hiciera una corona de la Almudena, rellena de trufa de chocolate negro y decorada con corazones de crema de frutas del bosque, ya que quería que su amigo supiera lo mucho que le quería y lo importante que era para ella, a pesar de todo lo que había pasado.Al mismo tiempo, se sentía muy unida a él y le tenía muchísimo cariño. Era alguien muy especial, ya que sabía leerla como nadie, le entendía como si se conocieran de toda la vida y siempre sabía lo que tenía que hacer para que ningún malentendido llegara a una gran crisis.Esperanza empezó a escribir la siguiente carta, en parte teniendo en cuenta lo que le había dicho su padre.“Mi queridísimo amigo, Deseo:Te escribo esta carta para darte las gracias por todo lo que haces por mí y para expresarte lo que siento y me pasa contigo.Sabes que para mí eres muy especial, mucho más que un amigo e incluso que un hermano y de ti lo único que recibo es cariño, bon
Esperanza iba a ir a la “Travesía de la Verdad”, lógicamente tenía miedo, no sabía lo que se iba a encontrar y descubrir de sí misma, pero, una vez más, Deseo estaba a su lado de una forma u otra. Le había enviado el siguiente mensaje:"Esperanza, no tengas miedo y confía en ti misma, sé que no va a ser fácil, por lo que si tienes miedos o dudas, aquí me tienes. Siempre puedes contar conmigo para lo que necesites, cariño".Ese escrito le dio la seguridad y la fuerza necesaria para adentrarse y descubrir su verdad más oculta.Otras veces lo había sabido afrontar sola, encontrando las respuestas que necesitaba, pero esta vez tenía una sensación extraña y sentía que iba a encontrar algo nuevo y no se equivocaba.La "Travesía de la Verdad" estaba llena de espejos, donde se reflejaba tu yo más íntimo, ese que no muestras a nadie y dejas al descubierto tu verdadera esencia, tu verdad más absoluta e íntima.Los primeros espejos fueron como otras veces, mo
Esperanza se quedó en casa ese día, para ayudar a su padre y reflexionar sobre lo que le había pasado.Estaba despistada y el hombre se dio cuenta de eso y le dijo que le contara lo que pasaba.—Papi, te hice caso y fui a la "Travesía de la Verdad" y descubrí algo que no sabía, y el Sabio me dijo que tenía miedo de perder a Deseo, que era el único capaz de curar mi corazón y que sentía que no me merecía ese amor —contó la muchacha.—Esperanza, cielo, yo no sé lo que tú sentirás, pero te digo que vales muchísimo, a mí me ayudas mucho y todo el mundo te quiere. Creo que debes dejarte querer, y si alguien quiere darte ese amor que te mereces deberías dejar que te lo diera. Debes estar con alguien que te proteja como yo, que te ame y aprecie, pero que al mismo tiempo llegue hasta donde yo no puedo.La mujer le contó lo que le había pasado en el bosque de la decisión.—Es cierto que mi amigo siempre tiene las palabras justas que necesito, me quiere much
Quedaba muy poco para el comienzo del Adviento y Esperanza era la encargada de preparar el primero de los actos.La mujer fue al jardín de los deseos a ver si estaba todo listo para el domingo y así era. Estaban los rosales y también el árbol de la esperanza. Estaban ultimando los candelabros y ya habían traído todo lo necesario para la exhibición de floriescultura, así que se quedó mucho más tranquila.Había llegado una caja con adornos del mundo y tan solo quedaba el espectáculo final, que ultimaría por la mañana.La chica se puso a escribir lo que quería hacer durante todos los días, pero en un momento dado se puso a redactar una carta para el árbol de la esperanza, donde ponía lo siguiente:"Estoy perdiendo la esperanza y me siento desolada. Necesito que si me arriesgo, y sigo lo que mi corazón me dice, no me equivoque.Si me decido por Deseo, quiero que me salga bien y que me trate como me merezco, pudiendo ser feliz y vi
Esperanza fue a dar un paseo para ver de nuevo más tranquilamente el jardín de los deseos y terminar de recoger los restos de la ceremonia.De repente, apareció una niña pequeña que no llegaba a meter la carta en el buzón.La mujer se acercó y le ayudó a echarla levantándola.La pequeña se agarró a su cuello abrazándola, dándole un beso y las gracias. —¿Cómo te llamas? —preguntó Esperanza dejándola en el suelo.—Mi nombre es Amor y tengo cinco años —comentó la pequeña.—Precioso nombre y eres muy guapa, cariño mío, ¿dónde están tus padres? —replicó la mujer, mostrando la mejor de sus sonrisas.—Mi papá trabajando y mi mamá está en la pastelería comprando y me ha dicho que podía venir a echar la carta para Papá Noel. Por cierto, me gustó mucho el espectáculo de ayer y tu discurso hizo llorar a mis papás porque les recordó mucho a ellos, ¿te puedes quedar conmigo hasta que venga mi mamá? —respondió la niñaEsperanza asintió y le
Esperanza no podía dejar de mirar la bola de nieve que le había regalado su amigo, siempre conseguía sorprenderla, pero la situación no era fácil y más y sobre todo tomar la decisión adecuada, ya que quería tener todo controlado, pero las cuestiones del corazón son complicadas de controlar.Esa bola le dio una idea para completar y rematar el belén. Iba a poner un parque con un enorme árbol de Navidad en el centro y niños alrededor jugando y cantando villancicos. Se lo contó a su padre que le llevó el boceto y le encantó.Ya estaba casi todo preparado, ya que el viernes se inauguraba junto con la iluminación.Querían que fuera perfecto, muy especial y que todos recordaran. Iba a ser una apuesta arriesgada, ya que al estar hecho de mazapán, chocolate y azúcar, instalar mecanismos para movimiento, agua en las fuentes y ríos y poner iluminación, tenían que hacer verdadera magia, pero ni a Esperanza ni a su padre le importaban los retos.Se pusieron a fabrica
Por fin había llegado el día en que se inauguraba la Navidad.Era uno de diciembre, el día que se encendía la iluminación y empezaba el adviento, algo que a Esperanza le encantaba. Cada día se levantaba para sacar la sorpresa del calendario, pero sobre todo esperaba con ansia e ilusión los detalles que le tenía preparadas Deseo para esos días.A parte de la iluminación, se abría el belén que con alegría habían elaborado Esperanza y su familia.Debido al frío que hacía, la madre había preparado su famoso chocolate navideño para que la gente se calentara al entrar a verlo.El padre había elaborado sus famosos panettones de chocolate, el clásico y el especial suyo de bailys.La mujer comprobó que había platos y vasos de plástico suficientes y que las chocolateras ya estaban listas.Llegó la hora prevista y se abrieron las puertas. La gente empezó a entrar y todo funcionaba perfectamente. Las figuras se movían, el río corría