—¿Y cómo se siente ahora? —Mila observó al reportero y sonrió.—De maravilla… creo que tengo un equipo de trabajo como ninguno, y los proyectos que hemos ejecutado desde hace dos meses, han dado resultados inesperados…—¿Ser la presidente de una de las ONG más grandes del mundo, no será difícil ahora que está embarazada? —Y Mila sonrió más.—No estoy enferma… tengo un bebé en mi vientre… en el momento que requiera reposo, tendré gente a mi lado que seguirá haciendo el trabajo.Alrededor la aplaudieron, y Mila se quitó un poco de la mesa improvisada en el salón de reuniones, donde tenía la revista.Tenía un vestido de color piel junto con una chaqueta blanca, y unas sandalias medianas, ahora en sus casi cinco meses de embarazo ya se podía notarse el bulto de su vientre, pero ella se sentía más radiante y viva que nunca.—¿Viajará a África la próxima semana?Mila asintió.Pese a la negativa de toda su familia, solo quería inspeccionar el proyecto que se estaba desarrollando y se quedarí
La última semana antes de la boda, fue de locos, pero Mila y Sara decidieron no matarse por los pormenores.Mila ya tenía en sobre del sexo de su bebé desde hace más de un mes, porque realmente el médico dijo que había sido difícil para que el bebé se dejara ver, y en secreto con Sara, ellas decidieron dar la noticia el mismo día de la boda.Aunque era solo Sara quien sabía realmente la noticia.Todos se instalaron en Rusia cuando faltaba solo tres días. Iván aceptó la solicitud de Mikhail y llegaron a su casa, que tenía más que suficiente espacio.La familia de Mauro llegó a su propia casa que había adquirido unos meses atrás, pero a diferencias de los Vasíliev o los Kozlov, los Grimaldi, eran más de veinte.Mauro tenía tres hermanas, y dos hermanos, además de otro familiar que había venido a celebrar con él el día más importante de su vida.También se sumaron Damien e Irina con sus chicos, aunque todos sabían que ellos viajaban constantemente a Canadá, donde Damien tenía la mayor ca
—Vlad es precioso… —Mila le sonrió a Irina que también había venido a compartir las vísperas navideñas, y, sobre todo, en este último día del año, donde de forma loca, los Kozlov, Vasíliev y Dimitri, estaban todos juntos en una misma casa. —Gracias… Vladímir, Mila, había escogido el nombre, sobre todo porque el significado, “gobernante del mundo”, y por supuesto, por el abuelo, que ella nunca conoció. Mila miró alrededor de la mansión. Había una gran mesa larga, y todos estaban ayudando a Ana a colocar los diferentes platos. Sibel había hecho comida gringa, Ana comida rusa, y Francesca unos postres italianos, que hizo que ella se relamiera los labios. La mayoría de los hombres estaban de pie tomando bebidas, y no podía faltar los puros. Sin embargo, Mila se rio cuando fue Mikhail el que los sacó al jardín para que no afectara al bebé, que ya tenía tres meses. Además, estaban los hijos de Irina por el lugar. —¿Quieres que te ayude un poco? —Sara se sentó, y Mila negó. —No te pre
Anastasia. —Lo siento… no estamos buscando su perfil por el momento, señorita… —tuve que soltar el aire mientras acomodaba mis gafas y miraba al hombre de traje frente a mí.Desde hace meses, y meses, esta siempre era la respuesta, y me pregunté qué podía hacer falta cuando incluso, en una de las mejores universidades de Rusia, me habían condecorado por mis notas.Había dado un discurso, quizás vi bostezos en el momento, a la gente le aburría hablar de la economía, pero yo encontraba cierta fascinación en estos números que incluso me llevaban a otro mundo.Vi como aquel hombre me ofreció la carpeta de vuelta, sin siquiera ojearla para percibir que estaba altamente calificada para el puesto, pero nadie quería pagar una suma justa, a una chica de veintiún años que se había graduado hace un año y no tenía experiencia laboral.1 AÑO. Ese era el tiempo que estaba desempleada, de hecho, nunca había tenido un trabajo, pero mis padres tenían una deuda enorme que descontaba los gastos necesar
Anastasia. Cuando las Puertas del ascensor se abrieron, pude visualizar a muchos hombres con cables en sus orejas, la mayoría me observó cuando hice acto de presencia, y uno de ellos me extendió la palma a un lado ara indicarme.—Pase allí… —para mi sorpresa había un detector de metales, que se activó cuando llegaron a mi cuello—. ¿Qué tiene allí…?Mi suéter era cuello alto, así que tuve que mostrarle una cadenita de oro que colgaba, y tenía una cruz diminuta.—Bien… espere aquí… le avisaremos cuando pueda pasar.Asentí rápidamente con el corazón en la garganta, y por un momento tuve ganas de llorar.Papá nunca me perdonaría si supiera que vine aquí en medio de mi desesperación, pero estaba segura de que lo hacía por un bien, aunque eso me condenara.En un punto tenía mi boca comida por dentro ante la ansiedad de la espera, pero cuando alguien abrió una amplia oficina que era tres veces mi casa, yo me puse de pie con mi maletín y me acomodé las gafas.—Pase… —caminé rápido ante la in
Anastasia. —¿Entonces? ¿Contratada, contratada? ¿O solo te pondrán a prueba?Yo tuve que pasar el trago varias veces, los ojos de mis papás estaban sobre mí, mientras mis manos apretaban la carpeta de una forma exagerada contra mi pecho.Y sí, tenía un contrato, uno que me ponía a prueba por tres meses, pero que el pago era escandaloso y no había forma de que ahora declinara.—Ya saben… —finalmente dije—. Son tres meses de prueba y luego ellos decidirán… pero me pagarán muy bien…Igor fue el primero en sonreír, y luego miró al techo y cerró los ojos.—Hemos orado mucho y… Dios ha oído nuestras peticiones… te lo dije… había que confiar.Por supuesto, me sentí en la inmunda ante sus palabras.Mamá se levantó enseguida, y dejé que me rodeara en sus brazos. Aproveché el momento para también cerrar los ojos y pedir perdón. Pero esperaba que esto fuese transitorio, aunque las palabras de ese hombre aún rondaban en mi cabeza.“Un pacto con el diablo, y nunca podrás salir de ello…”—Tenemos
Anastasia. Los días siguientes fueron caóticos, la alarma se encendió en mi cabeza todo el tiempo, porque sí, todos los asuntos de este hombre eran muy ilegales y yo me la pasé toda la semana intentando rezar por cada fraude que hacía.El lunes por la mañana por primera vez estuve en la empresa del señor Kozlov, y estaba hecha un lío hasta cuando llegó una pareja a verlo. Este era el mismo hombre que vi salir aquella vez del edificio, pero esta vez estaba acompañado por una mujer muy hermosa, que me envió una sonrisa y a la vez calmó mi ansiedad.Y para cuando me di cuenta, en medio de la semana estaba metida en un lío de secuestro, ya que a la señorita Sibel la habían raptado en mi compañía.—¿Cómo estuvo tu día? —Miré a mi madre por la noche después de todo el suceso y quise arrojarme en sus brazos para ponerme a llorar, pero le mostré mi rostro más relajado.—He tenido mucho trabajo… pero estoy bien… —ella apretó mis hombros.—¿Sabes? Le prepararé a tu jefe una de mis pierogis… —A
Anastasia. —¿Te quedarás con alguna chica aparte…? ¿O cómo es eso? —Tomé todo de mí para mentirles a mis padres.—No papá… mira… esta es una empresa muy prestigiosa… y estos viajes son necesarios…—¿Y cómo se llama? —apreté los dientes, y pensé rápido.—Rostec Inc. —Me atreví a decir.Se trataba de una empresa reconocida, de prestigio, pero los ojos de papá, me hicieron sentir como la peor persona.—Anastasia… no… ¡Mi hija trabaja en Rostec! —mi cuerpo se puso frío, incluso sentí cómo las gotas se acumulaban en mi nuca.Yo ardería en el infierno por esto.—Debo hacer un trabajo en San Petersburgo… no sé cuánto tarde…—No me gusta mucho… pero sé que puedes cuidarte. Eres una chica con valores Ana, y confiamos en ti… —eso que dijo mamá, terminó por secarme la boca.Mi jefe había instalado en mi teléfono alguna tecnología, podían llamarme incluso desde otro país por el sistema de Roaming, y eso, de alguna forma, me había tranquilizado más.Después de unos días, hice mi maleta. Me fue in