Alexey miró a Bruno cuando su aliento era débil, y quiso que Iván estuviera presente para el espectáculo. Le pidió a uno de los hombres cerca que comenzara a grabar, y de vez en cuando giraba para encontrarse con la mirada de Lorenzo que tenía suficiente sangre en el rostro. —Eres un cerdo… a mí me da asco la sangre sucia… —Lorenzo rio. —Tú eres más sádico… ¿Grabas? Alexey alzó los hombros. —Iván y mi hijo no se lo pueden perder… —Algunos intestinos de Bruno comenzaron a salir, y Alexey sabía la fórmula para que aún siguiera con vida… Su boca se llenó de sangre, y en ese momento, le tomó el rostro. —¿Sabes que es lo mejor…? Que la puta fundación será de Mila… en resumen, nuestra… y ustedes solo tendrán un fatídico accidente en Roma… aplastados por un camión, donde solo quedarán las vísceras… Bruno se estaba ahogando en su propia sangre, y Alexey chasqueó sus dedos para que un hombre llegara con un iPad. —Muéstrale a Marquito primero… —Marco estaba ya casi en descenso cuando no
El silencio invadió la habitación después de la impactante revelación del médico. Mila se quedó paralizada, mientras que los demás intercambiaban miradas sorprendidas. Iván apretó la mandíbula con fuerza, procesando la noticia que acababa de recibir. —¿Embarazada? —susurró Mila, incrédula, como si pronunciar las palabras pudiera hacerlas más reales. El médico asintió con una sonrisa amable, ajeno a la tensión que se había instalado en la habitación. —Sí, señorita. Está esperando un bebé… Las lágrimas se acumularon en los ojos de Mila, y sus manos temblorosas se posaron instintivamente sobre su vientre. Era una mezcla abrumadora de emociones: el horror de lo que acababa de presenciar en el edificio, la alegría inesperada de la noticia del embarazo y el miedo por lo que podría deparar el futuro. Sin embargo, cuando ella giró hacia Mikhail, él se encontraba pálido. Mila esperó por unos segundos, y él no esperó por tomar su mano y negar. —No sabes lo feliz que eso me hace… —a Mila s
En la lujosa cabina, el silencio se rompía ocasionalmente por risas y comentarios cómplices entre los presentes. Iván observaba a Mila con ternura, mientras Alexey y Mikhail intercambiaban bromas sobre la futura paternidad.Mila se recostó en el cómodo asiento, acariciando suavemente su vientre. Aún le costaba creer que sería madre, y la idea de que el pequeño ser que crecía en su interior llevaría consigo la mezcla de su amor con Mikhail la llenaba de una felicidad indescriptible.Sin embargo, ella sabía de lo que estaban hechos, y ahora con su mando en la organización, y todo lo que venía de ahora en adelante, debía tener mucho cuidado.Porque para ellos, lo más importante era la familia.—¿Qué piensas? —preguntó Mikhail, notando la expresión soñadora en el rostro de ella, y Mila sonrió negando, tomando la mano de Mikhail.—Solo me pregunto cómo será todo a partir de ahora. Seremos padres, y hay tantas cosas que ni siquiera puedo imaginar.Mikhail besó su frente con suavidad.—Lo de
Los días pasaron muy rápidos para los Vasíliev y Kozlov, y a pesar de las disyuntivas, Mila y Mikhail salieron a la otra mansión para tener su tiempo a solas.Las noticias no se hicieron esperar a nivel mundial, y mientras Mikhail hablaba con Mauro por teléfono, Mila revisó en su Tablet, lo más destacado en Italia.Efectivamente, publicaron imágenes de la camioneta de Maro Harris, acompañado de su hijo en las calles de Roma, y como un camión los había arrollado, porque supuestamente se había quedado sin frenos.Describían que quedaron en estados irreconocibles, y solo las pruebas de ADN había dado con sus identificaciones, además de sus documentos así deshechos.Mila pasó un trago ante lo que leía, y luego pasó a otras páginas, donde se hablaba de la organización, y como asumía que ella pasaría a presidente de la misma.—Eso será fabuloso… —Ella se giró hacia Mikhail que apenas finalizaba la llamada y dejó la Tablet a un lado.—¿Era Mauro?—Si… llegará este fin de semana… está loco po
—¡Oye…! No entiendo qué quieres hacer… he caminado a ciegas durante mucho tiempo.—Siempre te encantó este lugar…—Pero no lo puedo ver… —Mikhail aún seguía atando la venda en los ojos de Mila, y dio unos pasos más con ella, sujetándola de la cintura.—Poco a poco… he arreglado algo para ti… —Le quitó la venda de los ojos, y Mila soltó el aire, al ver desde muy arriba, en su catedral favorita de Moscú, la inmensa plaza roja, totalmente decorada con luces, y rosas rojas.De hecho, desde su altura, ella podía ver cómo un río de rosas…—A que… ¿A qué se debe? —estaban exactamente en el campanario de San Pedro, y Mila se giró hacia él.—¿Te gusta o no? —Ella tenía los ojos nublados, mientras el aire ondeaba su cabello.—Es bellísimo… —ella intentó abrazarlo, pero Mikhail la giró de nuevo hacia la plaza roja, y de pronto, todo se apagó, las luces, los faroles, y todo lo que había alrededor—. ¿Qué está pasando? —Mila se aferró a sus brazos, mirando hacia todos lados, cuando de pronto, mucho
—¿Y cómo se siente ahora? —Mila observó al reportero y sonrió.—De maravilla… creo que tengo un equipo de trabajo como ninguno, y los proyectos que hemos ejecutado desde hace dos meses, han dado resultados inesperados…—¿Ser la presidente de una de las ONG más grandes del mundo, no será difícil ahora que está embarazada? —Y Mila sonrió más.—No estoy enferma… tengo un bebé en mi vientre… en el momento que requiera reposo, tendré gente a mi lado que seguirá haciendo el trabajo.Alrededor la aplaudieron, y Mila se quitó un poco de la mesa improvisada en el salón de reuniones, donde tenía la revista.Tenía un vestido de color piel junto con una chaqueta blanca, y unas sandalias medianas, ahora en sus casi cinco meses de embarazo ya se podía notarse el bulto de su vientre, pero ella se sentía más radiante y viva que nunca.—¿Viajará a África la próxima semana?Mila asintió.Pese a la negativa de toda su familia, solo quería inspeccionar el proyecto que se estaba desarrollando y se quedarí
La última semana antes de la boda, fue de locos, pero Mila y Sara decidieron no matarse por los pormenores.Mila ya tenía en sobre del sexo de su bebé desde hace más de un mes, porque realmente el médico dijo que había sido difícil para que el bebé se dejara ver, y en secreto con Sara, ellas decidieron dar la noticia el mismo día de la boda.Aunque era solo Sara quien sabía realmente la noticia.Todos se instalaron en Rusia cuando faltaba solo tres días. Iván aceptó la solicitud de Mikhail y llegaron a su casa, que tenía más que suficiente espacio.La familia de Mauro llegó a su propia casa que había adquirido unos meses atrás, pero a diferencias de los Vasíliev o los Kozlov, los Grimaldi, eran más de veinte.Mauro tenía tres hermanas, y dos hermanos, además de otro familiar que había venido a celebrar con él el día más importante de su vida.También se sumaron Damien e Irina con sus chicos, aunque todos sabían que ellos viajaban constantemente a Canadá, donde Damien tenía la mayor ca
—Vlad es precioso… —Mila le sonrió a Irina que también había venido a compartir las vísperas navideñas, y, sobre todo, en este último día del año, donde de forma loca, los Kozlov, Vasíliev y Dimitri, estaban todos juntos en una misma casa. —Gracias… Vladímir, Mila, había escogido el nombre, sobre todo porque el significado, “gobernante del mundo”, y por supuesto, por el abuelo, que ella nunca conoció. Mila miró alrededor de la mansión. Había una gran mesa larga, y todos estaban ayudando a Ana a colocar los diferentes platos. Sibel había hecho comida gringa, Ana comida rusa, y Francesca unos postres italianos, que hizo que ella se relamiera los labios. La mayoría de los hombres estaban de pie tomando bebidas, y no podía faltar los puros. Sin embargo, Mila se rio cuando fue Mikhail el que los sacó al jardín para que no afectara al bebé, que ya tenía tres meses. Además, estaban los hijos de Irina por el lugar. —¿Quieres que te ayude un poco? —Sara se sentó, y Mila negó. —No te pre