Mientras me ponía el traje, me miraba al espejo, me encontraba bastante nervioso, ese día finalmente la convertí en mi esposa.Había pasado 8 meses desde que le había propuesto matrimonio a mi ángel. Sin dudas habían sido meses de retos, momentos y vivencias increíbles.El aprendizaje con nuestros hijos, estaban creciendo, eran hermosos, la relación con mi madre había mejorado considerablemente, su ayuda nos sería mucho, estaba tan enamorado de nuestros trillizos.Su relación con Angelina era bastante buena, ver lo buenas amigas en que se habían convertido, sin dudas me llenaba de felicidad, no solo había encontrado a la mujer de mi vida, hecho realidad mi deseo de ser padre, sino que tenía todo lo que deseaba, a mis seres queridos juntos, exito y la solvencia económica para dar a mi familia lo que merecían.—¿Qué tanto piensas hombre? —preguntó Arturo quién era el padrino.—No mucho, solo me siento un poco nervioso, ya sabes, verla en ese vestido blanco, en lo hermosa que seguramente
Empecé a deshacerme de su blusa, ella sonrió al igual que yo al ver sus pechos libres. Dejó caer sobre ellos unas gotas de vino y me pegué a ellos como nuestros hijos solían hacerlo antes de que ella dejara de amamantarlos.Me retiré la ropa y me senté. Sonrió y cerré mis piernas, ella subió sobre mi regazo. La pasión con la que habíamos hecho el amor, nos había dejado agotados, ella seguía sentada sobre mí con su rostro descansando en mi hombro. De ese modo me levanté, la cubrí con mi camisa y nos dirigimos a la habitación allí la deposité delicadamente en la cama ella se acomodó y me asomé a ver a los trillizos, estaban bien, descansando.Volví, me metí a la cama —dejé un beso sobre su silueta y me acosté.En la mañana al despertar su torso estaba sobre mí, al ver su anillo en la mano que descansaba sobre mi pecho sonreí.—Mi esposa —murmuró y ella se despertó.—Si, esposo, hola, ¿que hora es?—7:40 de la mañana ángel.Ella se sentó y se estiró con flojera, me senté y besé su mejill
Me sentía realmente abrumado, terminó el concierto y lo único que deseaba era salir corriendo del lugar, escapar de tanta algarabía.Arturo, mi manager y amigo me sonreía, seguro estaba pensando en invitarme a una de sus fiestas privadas que solía hacer en su lujoso Penthouse.Le devolví la sonrisa mientras pensaba en como escapar del lugar sin ser perseguido por los fans y mi equipo de seguridad.—Mi amigo, mi gran amigo, como todos los anteriores, ha sido un concierto magnífico, mira cuanta gente —dijo Arturo señalando al lugar—. Ven, vamos, voy a presentarte un par de nenas.Sonreí y asentí recibiendo el trago que me ofrecía Arturo. Me alejé y empecé a mirar a mi alrededor, muchas personas se acercaban, bien fuera por un autógrafo o para estrechar mi mano.A mis 27 años me había convertido en el compositor y pianista más famoso del país, especialmente después del escándalo por la ruptura con mi ex prometida, desde entonces no volví a ser el mismo, a pesar de mi fama mundial.Sus ra
—Señor, pero usted debe regresar, no creo que sea conveniente que lo vean conmigo.La miré, acaricié su rostro y la besé de nuevo, la tumbé en la cama y empecé a besar su cuerpo, entre en ella y sus gestos me hacían sentir un placer incomparable.Me miraba y mordía sus labios, por un momento llegué a pensar que fingía, después de todo ese era su trabajo.Comprendí que no cuando sujetó con fuerza las sábanas de la pequeña, pero resistente cama, gimió mi nombre, en un ahogado jadeo, sentí su humedad y me maravillé entonces de sentirme en ella.Terminé en ella y me dejé caer en su vientre, sin salir de su cálida humedad.—Tengo que irme, señor —repitió cuando finalmente pudo hablar.—No, no esta noche, esta noche, eres mía Ángel —dije y la rodeé con mis brazos.Me tumbé al otro lado y le pedí recostarse en mi pecho, ella parecía nerviosa, rocé sus brazos con mis dedos y su piel se erizó, sonreí al ver su pronta reacción al querer huir.Desperté y mis brazos buscaban aquella ardiente muje
—Date prisa, amigo, porque el tiempo se te está acabando.—Ya se me ocurrirá una idea, pero te aseguro que voy a recuperarla.Recosté mi cabeza y por alguna extraña razón al cerrar los ojos podía ver el rostro de Angelina, era hermosa, muy hermosa, pensé y al poner mis manos en mi bolsillo sentí el papel en que había dejado su nota.Entonces sonreí, sonreí con una idea que se me ocurrió, la buscaría, la buscaría y no solo con la intención de pagarle sus servicios, y ayuda, la contrataría para poner celosa a Mía.—Ya tengo un plan para recuperar a Mía —esbocé sonriente.—Vaya que rápido que has pensado amigo, ¿de qué se trata?—Angelina, encuentra a Angelina, sí, por supuesto que sí, ángel será mi solución, ella me ayudará a recuperar a Mía.—¡Que! Pero de qué estás hablando, Isaac, ahora sí creo que te volviste loco.—Ya lo sabrás…Arturo negó con la cabeza y en menos de lo que pensaba habíamos llegado a mi Penthouse.—Iré a ducharme, contrata a todo el que sea necesario, necesito enc
«Donde estás Angelina, donde estás, te necesito, tú puedes ayudarme, no debería estar pensando en ti, pero te necesito, te necesito ángel»pensé mientras me bebía otro trago.Volví a sentarme en el piano, sin ella en mis pensamientos no logré obtener nada más que melodías que me hicieron sentir inconforme con mis habilidades.Debía descansar, salí de esa habitación y saludé a Ingrid, hablé un poco con ella sobre el clima, preguntó si necesitaba algo y dije que no.—Me retiro entonces señor…—Perfecto, que tenga linda noche, Ingrid.—Gracias, señor, y me alegro de tenerlo de vuelta.—¿Tenerme de vuelta, a qué se refiere Ingrid?—Lo veo diferente, más feliz, hacía meses que no sonreía y mucho menos hablaba con nosotros los empleados más allá de lo laboral, además escuché sus melodías y son perfectas a diferencia de las anteriores, no son tristes.—No exagere Ingrid, vaya a descansar…Por supuesto que debía estar feliz, tenía planes para recuperar a la mujer que amaba y mi fe puesta en el
—No, no hablarás en serio, mira, le pedí a uno de los hombres hacerse pasar por un cliente, la tiene en el estudio, ¿Isaac puedes ir a verificar que se trate de ella?—Si, si hablo en serio y lo sabes, iré de inmediato, ¿le indicaste a ese tipo que no la tocara?—No te pongas celoso, nadie tocará a tu rame… A tu Angelina, claro, además de la decena de hombres que debe atender a diario.—No digas idioteces, Arturo, cuentas con menos 100 coronas, gracias, iré ahora mismo al estudio, y por cierto, no debiste mencionarle nada a mi madre, no vuelvas a mencionar nada, ni a ella ni a nadie, mis planes deben salir perfectos y ya les he dicho que salgo con alguien.—Estás loco, muy loco mi amigo, pero eres el jefe, como ordenes, solo ten presente que tu madre no es tonta.Dejé la llamada, me puse algo cómodo y como si no pudiera esperar una hora prudente, entré a la habitación de mi hermano por las llaves de su auto.—¿A dónde vas Isaac? —preguntó somnoliento—. ¿Vas a ver de nuevo a la mujer m
Íbamos camino a casa y decidí pedirle a Edson que se desviará el trayecto para buscar a Angelina en aquellas calles por una última vez.—¿Trajo usted el uniforme extra que le pedí? —pregunté.Edson asintió y me pasó el uniforme, me cambié pareciendo así un chofer, habíamos ido aquellas calles y revisamos y no encontramos Angelina, volvimos al auto y en el trayecto observé un bar, le pedí a Edson detenerse en ese lugar, necesitaba un trago y no quería hacerlo en la soledad de mi casa.—Señor, pero no es un lugar seguro para usted…—No le pregunté si es o no seguro, le ordené detenerse Edson, usted me acompañará y nada de esto a Arturo o a mi familia.—Como ordené señor…Habíamos entrado al lugar y después de un par de minutos allí, me aburrí y pretendía marcharme, me tropecé con alguien mientras intentaba salir.—Lo siento, señorita —dije y me agaché a recoger su cartera.—Hola, señor, ¿me está usted siguiendo?Esbocé una amplia sonrisa al reconocer su voz, al ver a la mujer frente a m