Episodio 4

«Donde estás Angelina, donde estás, te necesito, tú puedes ayudarme, no debería estar pensando en ti, pero te necesito, te necesito ángel»pensé mientras me bebía otro trago.

Volví a sentarme en el piano, sin ella en mis pensamientos no logré obtener nada más que melodías que me hicieron sentir inconforme con mis habilidades.

Debía descansar, salí de esa habitación y saludé a Ingrid, hablé un poco con ella sobre el clima, preguntó si necesitaba algo y dije que no.

—Me retiro entonces señor…

—Perfecto, que tenga linda noche, Ingrid.

—Gracias, señor, y me alegro de tenerlo de vuelta.

—¿Tenerme de vuelta, a qué se refiere Ingrid?

—Lo veo diferente, más feliz, hacía meses que no sonreía y mucho menos hablaba con nosotros los empleados más allá de lo laboral, además escuché sus melodías y son perfectas a diferencia de las anteriores, no son tristes.

—No exagere Ingrid, vaya a descansar…

Por supuesto que debía estar feliz, tenía planes para recuperar a la mujer que amaba y mi fe puesta en ellos me hacían estar feliz, a ello debía mis perfectas melodías, era mi justificación.

Había logrado dormir como hacía meses, no lograba hacerlo, me levanté y como habitual, después de mi rutina de ejercicios, me preparé para comenzar mi día.

Llamé a Arturo para decirle que estaría en casa de mi familia, y después iría al estudio, pregunté, no había novedades de Ángel, le pedí a Edson, mi chofer me llevara a mi destino.

—Me quedaré esta noche, no es necesario que regrese por mí, tómese el resto del día Edson.

—Muy bien señor, buen día para usted.

Le agradecí y entré.

—Miren a quien tenemos aquí, el gran Isaac Olsson —vociferó mi hermano.

Sonreí, me acerqué y estreché su mano.

—Lucien, el soltero más codiciado de Estocolmo —dije sarcástico.

—No digas tonterías, te escucha Nedin y me metes en problemas, sus celos crecen conforme avanza nuestro matrimonio, es por eso que te aconsejo que no te cases.

—Sí, lo tengo presente, ¿Dónde está mamá?

—Está al teléfono, ¿volviste con Mía? ¿Isaac esa escapada fue por una reconciliación con Mía?

—No, no me ha dado una oportunidad, conocí a alguien.

—Isaac, eres un maldito Dios entre los hombres, todas las mujeres quieren contigo, ¿por qué sigues detrás de Mia? Hermano, puedes tener la mujer que quieres y sigues detrás de la que te dejó y se atrevió a invitarte a su boda.

—Es complicado, aún la amo a ella, aun así decidí intentarlo con alguien —mentí para empezar a involucrar a Angelina—. Pero no te hablaré de ella, iré a saludar a mamá.

—Hola a la mujer más hermosa del mundo, ¿como estás madre?

—Hola hijo, mi precioso hijo, donde te metiste, me preocupé por ti, ven aquí déjame abrazarte.

—Estoy bien madre, solo fueron un par de horas, no fue nada.

—Isaac, no me mientas, soy tu madre, eso no fue lo que dijo Arturo, acabo de colgar con él.

—No le hagas caso madre, Arturo es un exagerado.

—Espero que sí, porque sabes perfectamente que no aceptaría que te mezcles con una mujer que no sea de nuestra clase, y Arturo dijo que pasaste la noche con una ramera, ¡válgame Dios!, hijo, no tienes necesidad de eso.

—Madre, madre, no le hagas caso Arturo, no es una ramera, es una hermosa mujer, tan hermosa como tú, pronto la conocerás.

—Bien, esperemos que no mientas a tu vieja madre, ¿desayunaste?

—No, aún no madre, pero no tengo apetito, me quedaré esta noche, pero debo salir al estudio.

—¿De qué hablan? —interrumpió Lucien.

—¿Sabías que la ausencia de Isaac fue para escapar con una ramera? —preguntó mi madre—. ¿Puedes creerlo?

Lucien me miró asombrado.

—No es una ramera, Arturo es un exagerado —defendí.

—¿Quién es, cuando la presentas? Creí que bromeabas, que solo intentabas llamar la atención de Mia.

—No, no es eso, estoy saliendo con alguien.

—¿La ramera? Es decir, si Arturo lo dijo es por algo.

—No es una ramera, al igual que a Arturo les exijo no llamarla de ese modo, su nombre es Angelina y espero presentarla muy pronto, espero que puedan aceptarla y respetarla.

—¿Qué tienes con esa mujer, hijo? ¿Cuándo la conociste? ¿Por qué le das tanta importancia? ¿Por qué Arturo la llamó ramera?

—Sí, hermano, háblanos de ella, no te habíamos escuchado hablar de ninguna Angelina antes.

—Es hermosa, se llama Angelina, y pronto se las presentaré.

—¿Es todo? Hijo, queremos saber su procedencia, de donde la conoces, qué relación tienen, quienes son sus padres.

—Eso es todo madre, no soy un niño, no deben preocuparse por con quién me involucro.

—¿Y qué sucede con Mia? ¿Ya te olvidaste de Mía?

—Mia se va a casar madre. Tengo derecho a rehacer mi vida—. Mentí de nuevo.

Mi madre negó con la cabeza, me negué a seguir hablando de Angelina, pretendía presentarles a una mujer que no había convencido aún, que no había logrado encontrar, pensé entonces que Arturo no estaba buscándola.

Tal vez no le interesaba el que diera con ella, y el que le molestara tanto su procedencia era claro, me frustré al comprender que me había equivocado al pedir a mi amigo aquel favor.

—Lo haré yo mismo —murmuré.

—¿Qué dices hermano?

— Nada, que debo salir más tarde.

—Ya que mi madre se alejó, porque no me cuentas tus planes, yo sé perfectamente que algo te traes entre manos, ¿Quién es esa mujer, por qué el misterio?

—Ven… Acércate, te diré, si hermano acércate…

Lucien se acercó ansioso y entonces le hice una llave con mi brazo atrapando su cabeza.

—Suéltame idiota, soy tu hermano mayor…

—Sí, pero soy más alto que tú, tengo más ventajas.

—Eres un idiota Isaac, ¿así que no vas a hablarme de esa mujer?

—Angelina, se llama Angelina —dije y me alejé para ir a buscar a mamá.

—¿A dónde vas idiota?, no hemos terminado de hablar —gritó Lucien.

Le sonreí, entré y me acerqué a mamá, pasé la mañana con ellos, negándome hablar de mis planes, de Angelina.

Después de medio día, fui al estudio, el chofer de mamá me llevó.

Al llegar, me senté y buscaba inspiración, suspiré, revisé las redes, todo tipo de mensajes, desde los haters hasta quienes me proclamaban su amor, revisé las redes de Mia.

«Voy a recuperarte, mi plan va a funcionar, te sentirás celosa de Angelina y entonces volverás, nos daremos una oportunidad» pensé mirando la última fotografía que había posteado.

Se me ocurrió buscar a Angelina, pero no encontré ningún perfil que indicara, era ella.

—Me encargaré yo mismo de esto, no confío en Arturo y te necesito ángel —dije en voz baja.

Pedí una pista e intenté trabajar en la nueva canción, con Mía en mis pensamientos, no lograba obtener nada que me convenciera, lo dejé de lado unos minutos.

Pensé en Angelina, sabía que Arturo tenía razón, lo más lógico era que ella no quisiera involucrarse en mi mundo, donde sería expuesta públicamente, pero quería intentarlo, había algo en ella, algo me hacía sentir seguro de mis planes.

Del estudio decidí regresar, no había logrado nada novedoso.

Esa tarde me quedé con mi familia con la certeza de que lograría convencer a Angelina, de que lograría encontrarla, la buscaría yo mismo. Con la fe puesta en que era todo lo que necesitaba para recuperar a Mia.

Mia no toleraría verme con otra mujer, mucho menos con una como Angelina, eran mis pensamientos al estar en la soledad de mi pequeña habitación.

Cerré mis ojos e intenté trabajar en las letras de la nueva canción. Me habían surgido algunas ideas relacionadas con esa noche, con mi huida y con la manera en que casualmente la conocí.

«” hermosa casualidad” puede ser un buen nombre para la canción, solo necesito adecuar una melodía a estas letras»pensé.

Había decidido dormir, di vueltas pensando en mis planes.

Mi teléfono sonaba insistente, lo cogí sin levantar el rostro. Miré la hora y me preguntaba quién podía llamar a esa hora.

—¡Debí suponerlo! Arturo.

Respondí y me levanté de golpe cuando dijo habían encontrado a Angelina, sus palabras exactas fueron “hombre, buenas noticias, hemos encontrado a la ramera”.

—¿Dónde están? Arturo no la dejes ir, por favor, y quiero que sepas que cada vez que la llames ramera, descontaré 100 coronas de tu pago.

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