Capítulo 80

Cuando llegué a los vestidores para disputar las semifinales del Grand Slam, encontré a Gina Ferreti llorando sin consuelo, embozada en sus hombros, cubriéndose con la toalla. Su entrenadora le acariciaba los pelos. Mi amiga lloraba a gritos.

-¿Qué pasa, Gina?-, me arrodillé a sus pies, tomando sus manos.

-Evand me ganó, no pude vencerla-, se me abrazó llorando, alterada, muy afectada.

-Ya habrá otra ocasión que le ganes, amiga-, me contagié de su llanto.

-Fue injusto, dijo la entrenadora, también en español, Gina hizo un gran partido, perdió en el tie break-, decía.

No lo sabía ni estaba enterada que había jugado temprano, antes que mi partido con Horvat. Me sentí mal. Debía haber estado aconsejándola.

-Pensaba que podía ganarle, estaba emocionada, creía que podría-, no dejaba Gina de llorar. La había conocido tan alegre, distendida, jovial que verla llorar me afectó mucho. La abracé lo más fuerte que pude, incluso estremeciéndola con todas mis fuerzas. Eso la hizo sent
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