Capítulo 43

Esperé a Marcial en el hall del hotel. Yo estaba con un vestido muy entallado, corto, sugerente, con un amplio escote en el canalillo, mis pelos sueltos, desparramados por los hombros y zapatos rojos, abiertos. Ya era casi la una de la madrugada, cuando apareció él en el bus de la organización, riendo animadamente con los otros tenistas. Yo pensaba encontrarlo destruido, incluso llorando pero no, reía, estaba efusivo, festivo y celebraba los chistes de los otros deportistas. Me miró sorprendido.

-¿Katty? ¿Qué haces tan tarde despierta?-, me besó en la mejilla.

-Te esperaba-, me molesté. A un tenista portugués le dio risa.

-Sua namorada está chateada, eu te disse que era melhor a gente não ficar-, y todos rompieron a reír. Me puse colorada.

-Nos quedamos viendo jugar a un inglés que es la nueva sensación mundial del tenis, partidazo-, se excusó él. No tenía por qué hacerlo. Yo no era su enamorada como decía el tenista luso, aunque quería serlo.

-Deine Freundin ist sehr hübsch-,
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