Capítulo 42

Jugué como nunca en el siguiente partido. Estaba tan motivada y efusiva, que me volví una ametralladora en la cancha. A las ocho de la mañana, enfrenté a una australiana y le gané muy fácil, 6-1 y 6-1. Ella no pudo contener mis raquetazos y jamás adivinó mis jugadas. Fui una aplanadora que no le dio ocasión a respuestas a ella, adjudicándome el partido incluso en tiempo récord.

Dos horas después, vencí a una japonesa que era rapidísima y jugaba con lentes. Parecía una gata en a cancha. Muy ágil y reaccionaba a mis raquetazos, lanzándose igual a la súper chica, devolviéndome mis constantes disparos a su cancha, pero yo fui más contundente. Gané 6-4 y 6-3, aunque tuve que emplearme a fondo para lograr la victoria.

Finalmente, por la noche, vencí a una sueca muy alta, enorme, como un faro de puerto, que también tenía un raquetazo bastante fuerte. Sus ojos celestes eran impresionantes, también sus cabellos muy rubios que parecían pintados con crayolas. Gané el primer set 6-4 pero
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