Capítulo 34

El salsódromo estaba bastante concurrido. El personal de seguridad y las anfitrionas recibieron efusivamente a Marcial. Lo conocían. Las chicas le daban besos en la mejilla, le acariciaban y enredaban sus dedos en sus pelos y eso me hacía sentir furiosa y celosa a la vez. No me gustaban las miraditas de ellas, Parecían mujeres vampiros rodeando a su víctima, listas para hundir sus colmillos en el cuello de mi amor platónico. El fuego me incendiaba. Él les bromeó y me llevó de la mano por el hall. Yo saludaba desconcertada e incrédula haciendo venias. Dejé mi abrigo en la recepción y ¡pum! Marcial quedó impactado de mi figura dibujándose sensual en el vestidito que apenas contenía mi infinidad de curvas.

-Qué hermosa estás-, balbuceó admirado por mis amplias caderas, las montañas empinadas de mi busto, los largos acantilados que se pincelaban en el vestidito estrecho y mis piernas bien torneadas que lo habían hipnotizado por completo. Me sentía en las nubes. Había recuperado mi autoes
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