LILIBETH
Respiro profundo, intento dormir un poco más pero me es imposible, ya que los ruidos y voces inconexas al fondo, hacen que me remueva inquieta debajo de las sábanas frescas. Quiero abrir los ojos, pero mi cuerpo sumergido en el cansancio me lo impide. De pronto comienzo a caer en un nuevo profundo sueño, cuando…
—¡Me importa una m****a!
Aquella voz… la reconozco, sin embargo, incluso antes de poder abrir los ojos y reaccionar, cae sobre mí un enorme balde de agua helada que me hace despertar de la peor manera.
—¡Joder! —exclamo llena de rabia.
—Por lo menos ya estás despierta.
Levanto la mirada al tiempo que me incorporo de la cama de Elsa.
—Ahí van unas sábanas hermosas —habla Elsa.
Luego del maldito beso y de que me costara alejarme del chico llamado Jonathan, llamé a Elsa para que viniera por mí al club, estaba ebria y no era buena idea manejar en ese estado, llegar a mi casa no era una opción, sabía que él estaría esperando paciente mi llegada, por lo que Elsa era lo mejor de la noche.
—Lo siento —me disculpo con ella.
—Bien, ahora que estás totalmente despierta, quiero que me digas qué p**a m****a es esto —me muestra su móvil.
Donde se ve claramente la foto en la cual aparentemente me estoy besando con ese desconocido.
—Okay, los dejaré solos —Elsa sale disparada del cuarto.
«Cobarde»
Comienza a darme un poco de frío y me cruzo de brazos.
—Dime por qué…
—No tengo que darte explicaciones, ni a ti ni a nadie, mucho menos cuando eres un maldito mentiroso de m****a —sentencio dándome la vuelta para luego entrar al baño.
Me cambio la ropa mojada que me prestó Elsa para dormir, y me pongo la ropa que traía ayer por la noche, al notar silencio doy por sentado que Aiden se ha ido, pero al abrir la puerta lo miro sentado en una de las orillas de la cama. Sus ojos recorren mi cuerpo y blanqueo los ojos.
—Si no te dije antes fue para no lastimarte —comienza—. Eres como una hermana pequeña para mí, solo intentaba…
—Claro —ironizo—. Y por eso has amenazado a todo el mundo para que no se me acerquen o peor aún, para que nadie nunca me abriera los ojos.
—¿Abrir los ojos sobre qué? —tensa el cuerpo.
—Sobre que eres un hijo de p**a manipulador de m****a, eso es. No quiero hablar contigo.
—Pues lo vas a hacer —merma el espacio entre los dos y me toma del brazo.
Mis ojos se llenan de lágrimas que retengo llena de rabia, si hay algo que no soporto son las mentiras, y eso es porque siempre soy transparente con todos los que me rodean esperando recibir lo mismo.
—No llores —dice con voz ronca y demasiado varonil.
—No lo hago —musito.
—No te dije antes lo de Xander porque creí que tarde o temprano cambiaría, y porque te vi tan feliz a su lado —suelta un largo suspiro—. Escucha, sé que estuvo mal pero no puedes hacer una locura, y por supuesto no puedes andar por la vida besando a extraños.
—Jonathan me besó, no yo a él —intento soltarme de su agarre pero me es imposible.
De pronto sus dedos alrededor de mi piel, se vuelven enorme brasas cuando ajusta y me lastima.
—Auch, duele —me quejo.
Alzo la vista, su mirada se torna oscura y penetrante, trago grueso.
—Oye…
—No quiero que te vuelvas a acercar a él —demanda—. Lo digo en serio, no te quiero cerca de él.
—Tú no tienes ningún derecho a pedirme eso…
En menos de dos segundos me carga sobre sus hombros y la cabeza me da vueltas.
—¡Bájame! —exclamo mientras me salimos de la habitación de Elsa.
—No —usa el mismo tono gélido.
—Eres un maldito mentiroso, vete a la m****a junto con Xander y Silver —golpeo su espalda pero tal parece que no le hago nada.
Es como si estuviera golpeando la pared.
—Yo me encargo a partir de aquí —le dice a Elsa, a quien no alcanzo a ver debido a que hago un enorme esfuerzo por no vomitar.
Salimos y me lleva hasta su jodido auto, prácticamente me mete a la fuerza y resignada a que no me dejará en paz, de mala gana me pongo el cinturón de seguridad y evito mirarlo, enciende motores y al poco rato acelera.
—Mandaré traer tu auto —arguye.
No respondo.
—No puedes pasar toda la vida sin hablarme, somos…
Volteo a verlo llena de rabia.
—No, no lo somos, los mejores amigos no se mienten, esto me ha demostrado que realmente no te conozco —le lanzo una mirada amenazante.
Veo como aprieta el volante.
—Lo admito, la cagué, te pido un disculpa.
—¿Y crees que eso arregla mi corazón roto? —bufo—. Xander me rompió el corazón, ¿sabes que estaba a punto de entregarme a él?
De repente frena y agradezco el haber tenido el cinturón de seguridad.
—¡¿Estás loco?!
Toma mi rostro con una mano y me obliga a mirarlo, sus pupilas están dilatadas, su respiración se torna agitada.
—No puedes acostarte con nadie aún.
Sus palabras me descolocan, jamás se había comportado de esta manera, como si estuviera dolido y enfurecido al mismo tiempo.
—Con nadie…
Sus ojos detallan mi rostro y si antes pensaba que no conocía a Aiden, ahora lo confirmo, la mirada que me lanza antes de soltarme y volver a tomar el volante, es aterradora.
No digo nada el resto del camino, para cuando llegamos a su casa, la cual está al lado de la mía, bajo rápidamente.
—Lilibeth.
Me llama, sin embargo no volteo a verlo, camino directo a mi casa, entro y sacando mi móvil le marco a mi madre, necesitaba escuchar su voz, no obstante, no me responde, intento hacerlo a mi padre pero obtengo el mismo resultado. Mis padres y los de Aiden eran abogados, una razón más para que fuéramos amigos, ya que compartíamos la misma poca atención de nuestros padres al estar viajando constantemente. Subo las escaleras con la intención de dormir un poco más, cuando mi móvil comienza a timbrar.
—¿Hola? —respondo al no reconocer el número.
—¿Señorita Wingstor? —una voz masculina al otro lado de la línea me hace fruncir el ceño.
—Sí, soy yo.
—Siento haberla interrumpido, pero su madre me pidió hablar con usted sobre un asunto que trataremos…
La llamada comienza a distorsionarse.
—¿Bueno?
—Su madre… van…
—No le escucho bien.
—Asesor… mañana… casa…
La llamada termina y espero recibir una nueva, pero no vuelven a llamar, por lo que dejo el móvil sobre la mesita de noche, me doy una ducha y duermo lo que me parece una eternidad.
[...]
Para cuando despierto, la sed me hace levantarme por un vaso de agua, traía puestos unos sencillos shorts y una blusa de tirantes sin sostén, bajo las escaleras estando a punto de dirigirme a la cocina, pero…
—Gracias por atenderme.
Dice un tipo saliendo del área de las oficinas de mis padres, Aiden viene detrás de él caminando como si viviera aquí. Ambos me miran y siento los ojos llenos de odio de Aiden sobre mi.
—¿Puedo saber qué sucede aquí? —enarco una ceja con incredulidad.
El tipo de traje se afloja la corbata aclarándose la garganta con manos nerviosas.
—Señorita Wingstor —comienza—. Vine a avisarle sobre una decisión que han tomado sus padres, en estos momentos no se pueden comunicar con usted debido al poco tiempo que tienen.
«Como siempre»
—Este joven me ha abierto la puerta, pensaba que debido a que estaba indispuesta, lo mejor era darle el recado con él.
—¿Dr que habla? —pongo las manos en jarras—. Prefiero que me lo diga usted ya que me he despertado.
Ambos cruzan una estúpida mirada cómplice.
—Bueno, sus padres han encontrado un sitio adecuado en donde poner su bufet de abogados en Londres. Es por ello que…
Comienzo a impacientarme.
—Hable.
—Bueno, lo que me pidieron sus padres que le dijera, es que han puesto la casa en venta para mudarse a Londres, pero sabiendo que están en la Universidad, le han pedido el favor a la familia King, de que usted viva con ellos mientras está su estadía.
De pronto sus palabras me parecen el peor veneno, mis padres llevaban seis meses ausentes, luego me entero que se quieren vivir a Londres y pese a mis diecinueve años y que soy mayor de edad, me siguen considerando una cría. No conformes al hacerme la vida imposible, venderán la casa y quieren que otra familia se haga cargo de mi ¿para que demonios quisieron una hija?
Mis defensas se caen al suelo, un escalofrío recorre mi espina dorsal, en especial porque no solo conviviría con el pesado de Aiden, sino, con Xander.
—Eso quiere decir —mi voz tiende de un hilo.
Aiden da un paso adelante y ladeando una sonrisa de media luna, responde:
—Que vivirás con nosotros a partir de ahora.
OLIVERLos nudillos de mis manos arden con cada golpe que le doy al saco de Boxeo, he perdido la noción del tiempo y no le importa, estoy alterado, ardido, dolido. Tomo una enorme bocanada de aire cuando el sonido chirriante de la puerta principal al abrirse, llama mi atención.—Aquí estás —dice mi entrenador—. No te recomiendo hacer esto horas antes de las peleas.Ignoro sus palabras, esta es la única manera que tengo para lidiar con la presión que me ejerce esto, camino hasta una de las bancas, abro mi maleta y saco una botella de agua.—No puedes seguir haciendo esto —suelta un suspiro cargado de cansancio.
LILIBETHAparco en mi lugar de siempre agradecida de no haberme encontrado a Aiden, tuve que salir casi corriendo de mi casa para venir a la escuela, lo cierto es que estos últimos días mi vida ha estado de cabeza, me siento como en un cuento rodeada de villanos, de personas que creía conocer pero que me han mostrado una cara distinta. Respiro hondo, tomo mis cosas alisando mi falda, acomodo mis bucaneras y bajo del auto con rapidez.Mientras camino me doy cuenta de que todos actúan extraño, algunos me miran con disimulo y reviso mi atuendo con discreción para saber si algo anda mal y no me percate, sin embargo todo está en perfecto estado, otros más evitan mirarme y se apartan de mi camino como si fuera la peste negra.
AIDENEl disparo de adrenalina que recorre todo mi sistema, hace que no piense con claridad, en nada que no sea mi rubia amiga de ojos grises, tetas de tentación y culo perfecto en forma de corazón, el que no me escuche y me ignore la mayor parte del tiempo solo hace que quiera golpear la pared.Estoy enfadado con ella, sé que la cagué, pero se está comportando como una cría al no entender las razones de sus padres al vender su casa, cualquier sitio para ella es el mejor solo porque ve las cosas desde la perspectiva del enojo, el odio y la venganza, pero sus padres y el mundo entero saben que no hay mejor lugar que mi hogar, a mi lado.Sé que vivir con ella y Xander va a ser un dolor de culo, sin embargo y
LILIBETHEstar rodeada de toda esta gente que solo me mira como si fuera un bicho raro, hace que me sienta incómoda. Xander no me quiso acompañar al interior, pese a todas las advertencias que me soltó en el carro, negué a marcharme sin ver a Aiden. Al final solo me lanzó una nueva advertencia cargada de palabras que no entendí, se marchó como el cretino que es y ahora estaba aquí, frente a un tipo apuesto pero con sonrisa lasciva que me pide mi orden.—¿Qué me recomiendas? —le pregunto con el ceño ligeramente fruncido.—Una mimosa es ideal para ti —responde con socarronería.—Pues ser&a
LILIBETHLos labios de Aiden son suaves, fríos y sabe a un ligero toque de alcohol, también saboreo fugazmente el cigarrillo, nunca he sido de las chicas atrevidas, mucho menos de las que actúan por impulso, y ahora estaba aquí, besando a mi mejor amigo, o al menos eso es lo que intento, ya que la brecha que separa mis expectativas de la realidad comienza a ser más notoria cuando de repente rompe el beso apartándose con molestia.—¿Pero qué mierda crees que haces? —exclama encendiendo las luces de la habitación para luego cerrar con una cortina la cámara y apagar los micrófonos.—Yo… —me quedo muda.
AIDEN—¿En qué mierda piensas? —bramo rompiendo el silencio que nos envuelve.Ver a mi primo tan apacible como si nada estuviera pasando, hace que la sangre me hierva, que la rabia contenida en mi interior bulla, lista para darle un puñetazo, no obstante, quiero escuchar de su boca que lo siente y que va a hacer algo para que Lilibeth no sufra más.—Pasó y ya —responde—. He tenido el suficiente cuidado, tanto, que en cinco años no se había enterado de nada, en lugar de reclamarme a mí ¿por qué no mejor le preguntas a la puta de Silver? Ella fue quien me llamó, sabe que no debe hacerlo a esa hora del día. Pero la perra seguramente ha planeado
AIDENMe levanto con un sin sabor de boca, Xander no llegó a dormir, Lilibeth sigue sin responder mis mensajes, mucho menos atiende mis llamadas, necesito ir al estadio para arreglar la mierda en la que se ha metido mi primo, pero antes debo asegurarme de que Lilibeth esté a salvo, mucho más cuando se trata de esta noche, que es la supuesta pelea. Me levanto y me asomo por la ventana al escuchar el motor de un carro.Lilibeth se sube a su auto y como ya comienza a hacerlo costumbre, lo hace para evitar verme, me le quedo viendo, siente mis ojos encima y levanta la mirada, me saca el dedo corazón y pisa el acelerador. Es temprano, por lo que me doy una ducha rápida, me alisto y en veinte minutos me pongo en marcha hacia la escuela.
OLIVERSiento la lengua de la chica pelirroja que está de rodillas frente a mí, repasando la cabeza de mi verga, es la mejor puta que he comprado, la más barata, ¿por qué? Sencillo, debo ser el único al que esta puta le hace mamadas sin costo, es una maldita posesa, ronronea tocándose las tetas, levanta la mirada y cree que la veo como la persona más sexy, no es así, he visto mejores, y hasta ahora, no ha habido ninguna mujer que me llame la atención o que pueda tener el privilegio de ser mía.—Más —ordeno.—Te gusta tanto como a mí, eh —gime como puta y sus ojos brillan con malicia.Lame mi verga erect