AIDEN
El disparo de adrenalina que recorre todo mi sistema, hace que no piense con claridad, en nada que no sea mi rubia amiga de ojos grises, tetas de tentación y culo perfecto en forma de corazón, el que no me escuche y me ignore la mayor parte del tiempo solo hace que quiera golpear la pared.
Estoy enfadado con ella, sé que la cagué, pero se está comportando como una cría al no entender las razones de sus padres al vender su casa, cualquier sitio para ella es el mejor solo porque ve las cosas desde la perspectiva del enojo, el odio y la venganza, pero sus padres y el mundo entero saben que no hay mejor lugar que mi hogar, a mi lado.
Sé que vivir con ella y Xander va a ser un dolor de culo, sin embargo y pese a todo lo ocurrido, sigue siendo mi mejor amiga. Entro al sitio que huele perversión, sexo y a los crueles Instintos que tienen todos los que pisan este sitio, en cuanto notan mi presencia bajo la luz rojo chillón, me saludan, no les respondo, no estoy para estas mierdas, no quiero que me jodan.
—Hola jefe —se acerca a mí la gerente del lugar, una rubia que me follé hace cinco días sobre la barra frente a todos—. ¿Algo especial?
—Tráeme a dos chicas al cuarto rojo —chasqueo los dedos.
—Como ordene.
Me dirijo hasta lo que es el cuarto rojo, una enorme habitación rodeada de los juguetes sexuales que les gusta usar a los dominantes, no soy uno de ellos, claro está, para llegar a eso se necesita un entrenamiento arduo. Me sirvo un trago dejándome caer sobre el sofá de piel oscura. Este club nocturno es una de las adquisiciones que mi padre mantiene a escondidas de mi madre.
Y que cuando no está él por trabajo, yo le hago cargo de todo, aquí trae a algunos de sus colegas y clientes cuando pagan lo requerido, en la planta baja es un bar meramente normal, y arriba, dónde estoy yo, es la zona VIP, donde suceden las peores perversiones de nuestros clientes.
El edificio es amplio, con un toque elegante y al mismo tiempo muy sofisticado. Dejo que el alcohol recorra mi sistema, inhalo y dejo salir todo, cierro los ojos un par de minutos tratando de estabilizar mis sentidos, pero me es imposible, un par de ojos grises aparecen en mi cabeza como corazón latente.
Tengo mucha imaginación, y eso me hace recorrer con el pensamiento cada expresión, cada gesto de Lilibeth, sus labios rojos, su pecho… me remuevo inquieto queriendo borrar los pensamientos perversos que tengo hacia ella, empujando el deseo puerco que comienzo a sentir por ella, cuando sin poder contener mi instinto animal, bajo mi bragueta sacando mi enorme falo y comienzo a usar la mano.
Subo y bajo recordando su cuerpo en bikini, viéndola con su falda y bucaneras, la fricción de pronto me hace aumentar la velocidad, dejo de lado el maldito moralismo de m****a y me recuerdo que es mi mejor amiga «más no mi hermana» tenso el cuerpo queriendo que esté abierta de piernas, lista para recibirme, la quiero desnuda bajo mi cuerpo.
—Joder —gruño.
Besar sus perfectas tetas, succionar sus pezones mientras la penetro con fuerza y profundidad. Quiero follarla por el culo, hacerla sangrar, quiero…
—Lilibeth —digo al tiempo que suelto mi derrame.
Tomo una toalla limpia y me aseo, meto la verga y borro las perversiones que quiero hacerle justo al abrirse la puerta.
—Jefe —dice una rubia de ojos azules.
«Eso servirá»
—Jefe —la secunda una pelirroja de enormes pechos operados.
Cierran la puerta e intentan abalanzarse sobre mí pero las detengo.
—No quiero que me toquen, quiero que lo hagan entre ustedes —demando.
Las chicas comienzan a quitarse la ropa cuando llaman a la puerta. Frunzo el ceño y me levanto enfadado haciéndolas a un lado, necesito olvidarme de este deseo lascivo hacia Lilibeth y si me molestan e interrumpen como ahora, no podré hacerlo.
—¿Y ahora qué? —abro la puerta.
—Lo siento jefe —la gerente del lugar baja la mirada.
—Pedí que nadie me molestara.
—Lo sé, es solo que…
—¡Qué! —exclamo con impaciencia.
—Hay una señorita rubia de ojos grises que dice conocerlo y ha demandado hablar con usted —confiesa con lentitud.
La sangre se me va del cuerpo «No, ella no puede ser, no sabe de este sitio a menos que» recuerdo haber visto en el estacionamiento de la Universidad a Xander.
—No puede ser cierto.
La hago a un lado y como alma que lleva el diablo voy hacia el balcón que lleva a la parte baja, busco con la mirada a la chica con la descripción que me dijo la gerente, cuando… veo a Lilith en la barra hablando con el Barman.
—No puede ser cierto.
LILIBETHEstar rodeada de toda esta gente que solo me mira como si fuera un bicho raro, hace que me sienta incómoda. Xander no me quiso acompañar al interior, pese a todas las advertencias que me soltó en el carro, negué a marcharme sin ver a Aiden. Al final solo me lanzó una nueva advertencia cargada de palabras que no entendí, se marchó como el cretino que es y ahora estaba aquí, frente a un tipo apuesto pero con sonrisa lasciva que me pide mi orden.—¿Qué me recomiendas? —le pregunto con el ceño ligeramente fruncido.—Una mimosa es ideal para ti —responde con socarronería.—Pues ser&a
LILIBETHLos labios de Aiden son suaves, fríos y sabe a un ligero toque de alcohol, también saboreo fugazmente el cigarrillo, nunca he sido de las chicas atrevidas, mucho menos de las que actúan por impulso, y ahora estaba aquí, besando a mi mejor amigo, o al menos eso es lo que intento, ya que la brecha que separa mis expectativas de la realidad comienza a ser más notoria cuando de repente rompe el beso apartándose con molestia.—¿Pero qué mierda crees que haces? —exclama encendiendo las luces de la habitación para luego cerrar con una cortina la cámara y apagar los micrófonos.—Yo… —me quedo muda.
AIDEN—¿En qué mierda piensas? —bramo rompiendo el silencio que nos envuelve.Ver a mi primo tan apacible como si nada estuviera pasando, hace que la sangre me hierva, que la rabia contenida en mi interior bulla, lista para darle un puñetazo, no obstante, quiero escuchar de su boca que lo siente y que va a hacer algo para que Lilibeth no sufra más.—Pasó y ya —responde—. He tenido el suficiente cuidado, tanto, que en cinco años no se había enterado de nada, en lugar de reclamarme a mí ¿por qué no mejor le preguntas a la puta de Silver? Ella fue quien me llamó, sabe que no debe hacerlo a esa hora del día. Pero la perra seguramente ha planeado
AIDENMe levanto con un sin sabor de boca, Xander no llegó a dormir, Lilibeth sigue sin responder mis mensajes, mucho menos atiende mis llamadas, necesito ir al estadio para arreglar la mierda en la que se ha metido mi primo, pero antes debo asegurarme de que Lilibeth esté a salvo, mucho más cuando se trata de esta noche, que es la supuesta pelea. Me levanto y me asomo por la ventana al escuchar el motor de un carro.Lilibeth se sube a su auto y como ya comienza a hacerlo costumbre, lo hace para evitar verme, me le quedo viendo, siente mis ojos encima y levanta la mirada, me saca el dedo corazón y pisa el acelerador. Es temprano, por lo que me doy una ducha rápida, me alisto y en veinte minutos me pongo en marcha hacia la escuela.
OLIVERSiento la lengua de la chica pelirroja que está de rodillas frente a mí, repasando la cabeza de mi verga, es la mejor puta que he comprado, la más barata, ¿por qué? Sencillo, debo ser el único al que esta puta le hace mamadas sin costo, es una maldita posesa, ronronea tocándose las tetas, levanta la mirada y cree que la veo como la persona más sexy, no es así, he visto mejores, y hasta ahora, no ha habido ninguna mujer que me llame la atención o que pueda tener el privilegio de ser mía.—Más —ordeno.—Te gusta tanto como a mí, eh —gime como puta y sus ojos brillan con malicia.Lame mi verga erect
LILIBETHLe doy un sorbo a mi malteada de chocolate y miro fijamente al chico de ojos caoba y cabello avellana que está frente a mí. La única razón por que acepté hablar con Jonathan Baiden, es porque quiero y necesito respuestas claras. Saber de Aiden y en lo que esconde, es mi prioridad, él siempre ha hablado de la honestidad y de la amistad, pero el mentiroso en cuanto te das la vuelta, te apuñala con una sonrisa inocente.—Te ves muy bien —sonríe.—Gracias —respondo con simpleza.Una de las meseras de las mesas adyacentes, se acerca y nos deja la orden, mi hamburguesa sin salsa ketchup hace que se me abra el apetito
LILIBETHTomo una larga bocanada de aire, como si eso sirviera para salir de la pesadilla que quiero que sea esto, pero todo a mi alrededor me grita que no, la gente no para de gritar eufórico, la emoción emana de sus rostros, algunos chicos levantan fajos de billetes a mi dirección, otros me desnudan con la mirada y me gritan incoherencias, cosas agresivas. El cuerpo me tiembla, trato de recordar cada una de las palabras que dijo Jonathan.Hasta donde puedo recordar en estos momentos, Aiden y Xander son peleadores callejeros, ilegales, la cabeza comienza a dolerme y esto a nada de desmayarme, cuando siento que me toman del brazo.—Lilibeth.La voz de Aiden hace que recupe
AIDENNo he dormido, ya ha amanecido y no dejo de caminar de un lado a otro, buscando una manera en la que pueda recuperar a Lilibeth, seguramente en estos momentos piensa que soy un cobarde, pero ella no comprende la magnitud de lo que es una apuesta dentro del mundo de las peleas callejeras, hay mucho dinero que se maneja, mucho que incluso viene de personas dentro de la mafia.Si hubiese evitado el que se la llevara Lagarto, no solo quedaría como un marica cobarde sin palabra, sino, que tendría que dar una cuota mensual de dos millones de dólares por un año a Lagarto, sin contar el desprestigio que tendría, tengo suficiente con el pendejo de Xander, a más, estábamos bajo la mirada de los directivos y gente importante que suele comprar a luchadores como yo, f