JENNIECerré las puertas de mi balcón y salté a la cama, sin parar de reir.Shinae, que había llegado a mi habitación en cuanto escuchó que los músicos cantaban; se lanzó a la cama y comenzó a darme de nalgadas.—¿Escuincla que hiciste?—Ya déjame—pero continuaba riéndome.—¿Por qué hiciste eso?Intenté tomar bocadas de aire, Shinae dejó de nalgearme.—¿Por qué? —apenas tenía retorcijones de risas—, ¿el teniente quiere impresionar intentando conquistarme así?, por favor, Shinae, es solo una impresión para los demás, es un show, no es verdad.—¿Qué? ¿Por qué se te hace tan difícil creer que el teniente Víctor pueda enamorarse de ti?La miré absurda.—Shin, querida, es lo más tonto que has dicho hasta ahora—acomodé mis sabanas—, el teniente Víctor no tiene corazón para amar a una mujer.—¿Cómo lo sabes?Tragué en seco y desvié la mirada.—Me lo dijo—no lo dijo directamente, pero estaba implicitó—. Además, esto—señalé el balcón, refiriéndome a la serenata—, eso es para que la servidumbre
víctorJennie… no hay una razón lógica para que mi cabeza ahora gire en torno a ella. Me gusta.Esta chamaca me gusta más de lo que creí.Ya no tengo porque resistirme si he caído como un chino por ella.Me voy a casar.—Despierta, mano—me sacudió Fer.—He, ¿qué quieres?—Te estoy hablando, parece que andas todo volado ¿Qué te pasa?Suspiré.—Creo que me pegó.Fer chasqueó la lengua.—Voy, ¿apoco ya te gusta Jennie?—La besé—volví a suspirar—, nunca había probado una boquita tan tierna.—Jijo, mano, ahora si que te pegó, caíste redondito.Me reí.—Pero que importa ya, si me voy a casar con ella.—No pos si, pero, ¿ya se te olvidó el contratrito ese que te tiene nuestro suegrito?, si tienes una sola amante, Jennie tendrá de amante al chango ese de Abel.—¿Y qué?—¿Cómo?—Pues que no importa, yo solo tendré a Jennie y punto.—Bien, pero ¿apoco le gustó el beso?Chasquee la lengua.—¿Qué estas hablando? —lo tomé por las solapas de la camisa.Levantó las manos.—Pues que, si ella te dijo q
JENNIEPretender que no paso nada siempre lleva a que la mente se llene de mugre, de cosas que no quieres pensar, pero que estarán ahí para torturarte, siempre.No tuve de otra más que salir con Juana y Lupe a recoger leña para el fogón.Me advirtieron decenas de veces que no fuera con ellas, pero, necesitaba algo mucho más fuerte para distraerme, además, nadie notaria mi ausencia. Mi madre estaba lo suficientemente ocupada cuidadon a Enjoo y afinando los detalles en el vestido de Shinae para la “coronación” de hoy, por mi parte había alegado que ya tenía mi vestido y que estaría encerrada leyendo.Por suerte, no se metían conmigo, creí que cambiaría un poco por lo presipitado que sería la boda, pero quizá mi madre es la más dispuesta a hecharme de la casa de una buena vez.—Niña Jeny, no debería venir con nosotras, su mamá va a regañarla—continuaba diciendo Juana, ya estábamos a medio camino.—Hay Juana, ya estamos alejadas de la casa, además nada de lo que digas cambiará de parecer,
JENNIEAquella fiesta era todo luz y alegría.Serpentinas, confeti y espanta suegras, música a todo lo que daba, la gente bailaba, alegre y consentida.La noche anterior, en aquella fiesta en la que Víctor me interrumpió con Abel, ni siquiera había apreciado el lugar. Ni siquiera estuve tanto tiempo.Ahora, como de un acto rebelde se tratase, me descubrí el chal levemente, para que pudieran apreciar mi vestido.Algunos, muy obvios, abruptos se detuvieron para mirarme.Víctor, algo tenso y receloso, me tomaba del brazo, lo vi lanzar miradas amenazadoras a mi alrededor.—Estoy pensado que es demasiado provocador.—Estas amenazándolos con la mirada, alguien se te vendrá encima.—Me refiero al vestido… ¿en qué pensabas cuando escogiste un vestido así?—Solo demuestro que… estoy a la moda.—Jennie—protestó.—Víctor—refuté.—¿Sabes lo que está pasando en el mundo, acaso? —masculló—, ahí afuera se está librando una gran guerra y tu…—¿Y yo?Chasqueó la lengua, pese a que estaba molesto, no p
VÍCTORFui arrastrado por el par de Adelitas a los barrotes del palacio.Resignado, dejé que me encerraran, intenté mirar hacia la mesa donde había dejado a Jennie, pero no podía verla.Solo podía escuchar los vitoreos de la gente, el lanzar de las serpentinas por todos lados.Hace solo unos minutos la había tenido entre mis brazos, tan pequeña, delicada, dulce y… el animal en mi quería llevarla lejos de ahí, besarla, acariciarla…No podía creer que estaba cacheteando la banqueta por ella.Todo me resultaba nuevo, increíble.Quería regresar de nuevo a su lado.Me encontraba ancioso por regresar.—Muchachas, ya les dije que prefiero pagar los cinco pesos.—De ninguna manera teniente, usted debe quedarse aquí, solo son diez minutos.—Si teniente, ya nos había dejado tanto tiempo sin su presencia.—Como se va a casar.Escuché detrás mio que alguien chasqueó la lengua, me giré lentamente.Ah, este maldito.—¿Qué? ¿Quiere decir algo? —lo enfrenté, cuadrando el encuentre.Nicanor bajó su som
JENNIEEl presidente dijo mi nombre, (lo dijo mal) me quedé pasmada, mi hermana me invitaba a estar a su lado con una sonrisa de presión.Me aferré a mi chal, no, yo no quise esto.—Vamos Jennie—me incitaron las amigas de Shina que yacían en la mesa de al lado.—Vamos señorita Jeny, no sea tímida.Ah regañadientes fui a lado de mi hermana.Esto parecía una exhibición de circo.—Muy bien, ahora la gente tendrá que votar por la más hermosa de las tres.—¿Por qué estamos aquí? —le pregunté a mi hermana, quien se mantenía serena ante la situación, por mi parte, comenzaba a inquietarme, estaba a punto de salir corriendo.—Tranquila, solo saluda a las personas, sabemos que ganará Margarita.Mi hermana saludaba a las personas y ensanchaba su sonrisa.Si esto duraría poco entonces debo recobrar mi confianza.Me concentré en forzar una sonrisa.—Más natural.—No quiero estar aquí.—Hazlo por nosotras, ya que hiciste que hablaran de más con tu atuendo.Me enfurruñé mentalmente, suspiré y sonreí
VÍCTOR—Su posición está en juego, teniente, lo que hizo anoche no es más que una mancha en su impecable carrera. Desobedeció mis ordenes y llevó consigo a sus hombres quienes lo siguieron sin imputarse—el capitán estaba furioso—. Pero… un arresto es un arresto, las autoridades federales se encargarán del presidente—suspiró pesado—. Debería encarcelarte un mes sin paga, pero debido a las circunstancias y a tu pronta boda, me veré obligado a subirte a un barco.La piel se me puso chinita.—Va a mandarme…—Los submarinos alemanes siguen merodeando las costas de Miami en cualquier momento entrarán a nuestro golfo, el único castigo que te daré es que después de la boda deberás subir al barco, sin protestas, ¿entendido?—Sí, capitán.Me dejó ir.Despues de mi boda… después de casarme con ella deberé dejarla…¿Cómo puedo decírselo?Ella ahora está en su casa, anoche seguramente debió haber estado aterrada. No he podido estar a su lado, me han tenido aquí encerrado y no puedo desobedecer de
JENNIEHan pasado dos días.Me he recuperado, o al menos eso creo.Al menos la mancha en mi mejilla ha bajado considerablemente, en mis manos las líneas por las sogas ya no están. Juana ha hecho un maravilloso trabajo.Me he pasado estos dos días en un estado de reposo casi absoluto, pese a mi alma inquieta, siento que no he tenido las fuerzas suficientes ni siquiera para sostener la cuchara.Me siento delicada, como si el mismo rosé de una sola pluma me pudiese derribar, o al menos, eso fue lo que sentí estos dos días.Hoy es diferente.Ha revivido en mí una energía grata, como si hubiese despertado luego de un gran sueño.Víctor ha estado viniendo varias veces durante el día.El cuartel no queda tan lejos, por eso le es fácil venir.Quedó grabado en mi mente, su rostro cuando me rescató del viejo sucio, estaba aterrado. Pero ahora que lo veo, es muy diferente.Salí de casa, caminado despacio y con un vestido celeste ligero, una bolsa de migajas de pan y mi libro en la mano, ya no de