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capitulo 2

Baje las escaleras y cerré los ojos para luego extender los brazos esperando el impacto, pasan unos diez segundos y siento a un pequeño cuerpo tirarse encima de mi haciéndonos tambalear por lo que abro los ojos mientras impido que caigamos viendo a Raisa sonriéndome de lo más emocionada. Raisa luce más hermosa que cuando me fui, el amor le sienta muy bien. Le devuelvo el abrazo sintiendo un sentimiento tan agradable, cuando nos separamos ella es la primera en hablar.

- Te extrañe tanto Jane, estas tan bonita, ¿por qué no me has venido a ver?- le sonrió acariciando su cabeza, mi mejor amiga, mi hermana y mi alma gemela.

- Tú te vez tan bonita Raisa, mira esas mejillas rellenas, la vida del pecado te luce de lo mejor, hablando de pecadores ¿dónde se encuentra el senil de mi hermano?, no creo que te allá dejado venir sola- trato de cambiar el tema cuando veo que va a llorar, ella definitivamente es Raisa.

- Damián ven- le ordena Raisa y el viene caminando como si nada con su máscara de seriedad aunque sé que me ama, sonreí con burla porque él sabe que lo sé.

- Damián ven y abraza a Jane no te quedes ahí parado- el conejo domó al león al parecer, Damián es una bestia muy bien adiestrado, me rio cuando camina para abrazarme por órdenes de su futura esposa.

- Anda amargado cursi abrázame o hoy no comerás conejo- me mira con burla como si supiera que eso no va a suceder ni de coña, al estar cerca me da un abrazo breve donde me aprieta por un momento en el que aprovecho a decir.

-Cuídala o me la voy a robar un día antes de la boda- le susurre a lo que él se tensó en el abrazo, él sabe que si me atrevería.

-No has cambiado nada Jane. Pero te tengo malas noticias porque ni intentándolo lo lograras- fuerza una sonrisa mientras que trata de abrazar a Raisa por detrás marcando su territorio a lo que ella lo acepta gustosa, sonrió con burla para luego extender nuevamente mis brazos a lo que ella sin pensarlo nada quita a su futuro esposo para abrazarse a mí, con esta acción se ve quien está a las de perder.

-Buenos vamos a casa debemos de hablar, y ponernos al día- dije caminando a la salida para subirme al auto donde tras de mí se suben los pecadores. Raisa todo el camino me hizo platica mientras su futuro esposo quedo a un lado en todo momento.

Cuando llegamos a la mansión Tuell, fui recibida por mis padres, a ellos los he visto más seguido por los viajes que hacen a verme, pero a los tortolos los he visto muy poco ya que decidieron irse a recorrer el mundo juntos haciendo cosas que prefiero no indagar.

Cuando la bienvenida termino Raisa se excusó llevándome con ella hacia mi habitación, luego de tanto tiempo sin vernos merecemos una plática a solas pues hablar por mensajes no es lo mismo que en persona.

-Te vas a casar en menos de una semana, no me hago la idea- aun sin creerlo comente con asombro cuando nos acostamos en mi cama viendo el techo, aun la veo tan pequeña aunque tengamos la misma edad, sé que este siempre fue uno de sus sueños, mientras yo soñaba con dirigir el corporativo Tuell, cerrar negocios, dinero, fama, adrenalina, ella siempre soñó con un hogar cálido, una familia junto un hombre que la amara tanto como ella, a su momento no lo entendí e inclusive ahora me cuesta pero sé que ella es feliz y hoy en día las dos cumplimos nuestros sueños y somos mujeres exitosas a su propia manera.

-Ni yo me hago aun la idea pero estoy tan feliz, Jane ¿Tu estas feliz?- asiento, tocándole una mejilla cuando veo una lágrima caer por esta.

-Si tu eres feliz yo seré al menos un poco feliz, siempre me pondré alegrare si tu cumples tus sueños- sonríe.

-¿En qué momento crecimos tanto?- suspire preguntándome lo mismo pero aún sigo sin respuesta, crecer da un miedo que es un poco estimulante.

-No lo sé pero lo que sé es que estamos formando nuestro destino como queremos- asiente.

-¿Cómo te ha ido?- pregunta cambiando el tema.

-Normal- conteste simple y ella rueda los ojos.

-Dilo con detalles- pide.

-Me ha ido mejor de lo que podría expresar… estoy llena de trabajo, yendo de allá para acá sin parar; todo el tiempo estoy cerrando tratos, creando nuevos rumbos y formando proyectos que mejoran la vista de lo que es el corporativo Tuell en el futuro, ganado socios y manteniendo socios y sobre todo pensando que hago más de lo que hace ese vago arrogante de tu futuro esposo- resumo mi vida laboral con un toque humorístico y realista al último que hace a Raisa negar mientras sonríe.

- Sabes de qué hablo- me pasó una mano por mi cabello llevándolo hacia atrás.

-He madurado como todo adulto que carga con responsabilidades sobre sus hombros tiene que hacer, claro que aún me siguen encantando las fiestas, el alcohol, la adrenalina, apostar y todo eso pero ahora tengo más responsabilidades que priorizar. Pues lo de ser una princesa con cuchara de oro en la boca no me va;  como muchos en un momento llegaron a pensar o piensan. Soy una mujer y una Tuell, como tal quiero hacer lo mejor y eso implica trabajar de más.

-¿No crees que te tienes que dar un tiempo?, el estrés se te puede acumular- me pregunta con cierta preocupación, negué.

-Mi trabajo puede ser un poco estresante pero me divierte, no creo que haya mejor profesión para mí, sabes que cerrar bocas y tener la última palabra me encanta por eso amo mi trabajo porque me apasiona discutir- ella sonríe.

-Poniéndolo así creo que los estresados serían los que estén bajo tu cargo. Cambiando de tema ¿no te has topado con él?, me entere que..- mi cara perdió la felicidad a lo que ella se calla, Raisa sabe que es un tema superando pero no quiero que me hable de eso, no hoy.

-No, pero hablando de eso tengo algo que decirle a Damián, ¿sabes dónde podría estar?- dije parándome de la cama para dirigirme a la puerta.

-Probablemente en su despacho- le agradezco y voy hacia allá, cuando estoy frente de la puerta sin tocar entro, encontrándome a Damián sentado con la vista en unos papeles.

-Siempre mostrando tus buenos modales- asiento a su sarcasmo y me siento en la silla frente a él.

-Damián- Al oír que mi tono no es humorístico sabe que de lo que voy a hablar es serio, `pr lo que deja de ver los papeles para mirarme.

-¿Qué ocurre Jane?- cierro por un momento los ojos para cuando los abro enfocar mi vista en él.

-Invítalo- él sabe inmediatamente a lo que me refiero y por eso sus facciones se endurecen.

-No- se niega inmediatamente.

-Estamos hablando de tu mejor amigo Damián, el que estuvo contigo en tus buenas y malas, el tema de lo que paso entre él y yo es muy aparte de la relación de amistad que ustedes tenían, además tu muy bien sabes que ya obtuve mi venganza- niega aun así, Su resentimiento contra su antiguo mejor amigo por el engaño hacia mí se ve aun fresco en él y lo demuestra al apretar los papeles a tal punto de arrugarlos.

-No, tu eres mi hermana y él desde que te mintió perdió mi confianza y amistad; Massimo sabia claramente que al lastimarte sin importar que tan importante sea para mí no lo perdonaría-lo entiendo y entiendo su rencor, pero también sé que le duele no tener a su mejor amigo y sé que se va a arrepentir en el futuro de no haberlo invitado a su boda.

-Solo hazlo Damián, Massimo es un gran hijo de p**a y lo nuestro acabó de esa forma pero sigue siendo tu amigo así que lo vas a invitar, porque tú no tienes muchos amigos que digamos y yo no voy a hacer una causa para alejarte de uno de los único si no es que el único ¿estamos?- por su oscura mirada tan afilada como la mía veo pasar una ráfaga de preocupación, aunque la mayoría del tiempo no lo muestra sé que piensa en mi bienestar.

-Pero tú- quiere poner más excusas tratando de que cambie de opinión, pero yo ya soy mayor y sé que hacer o no.

-Por mí no te preocupes, puedo manejar cualquier problema, no soy ninguna tonta y nunca cometo el mismo error, así que invítalo- me levanto del asiento para caminar a la salida sin esperar respuesta.

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