—¿Finalmente has decidido volver con nosotros? —pronuncié graciosa cuando vi a Dexter caminar hasta Ezra y a mí, que habíamos decidido sentarnos un rato en la barra puesto que la pista de baile era sofocante. Después de aquel encontronazo con Denix, había vuelto junto a Ezra sin nombrar nada de lo ocurrido, a pesar de que una parte de mí se sentía insegura.
—He tenido demasiada acción con esa chica —dijo encogiéndose de hombros con una sonrisa de lado y cogió el vaso que Ezra iba a llevarse a los labios para dar un sorbo de este él mismo. Su hermano pequeño rodó los ojos, pero dejándole que lo hiciese.
—¿Con esa? —repetí, resaltando la parte en la que él había dado ímpetu.
—Esa, ¿quién dice que no pueda haber más? —Se sacudió la camisa con arrogancia
—No sé qué coño te piens... —Miles. —Shawn apareció detrás de mí, interrumpiendo su frase, y el mayor me apartó de la puerta para andar hacia el adolescente y agarrarle del cuello de la camisa, llevando su cuerpo contra la pared. Cerré la puerta rápidamente y corrí hacia ellos. —¿Se puede saber qué haces? ¡Suéltale! —grité agarrando los brazos de Miles e intentando alejarlos de Shawn. Golpeó el cuerpo del moreno contra la pared antes de soltarle y caminó dándonos la espalda y aprisionando parte de su flequillo en un puño que arrastró hacia atrás, acabando en su nuca. —¿Qué cojones estabas haciendo tú allí de todos modos? —Miles se giró a verme con veneno en sus ojos y sus puños cerrados fuertemente a los lados de su cuerpo. —Yo sólo... tuve la sensación de que algo estaba pasando contigo, y me acordé del bar en el que te vi cuando fui con Shawn, cuando salimos de ahí, escuchamos voces y pude oír el nombre de Shawn en una de ellas. —Los ojos de Miles se entrecerraron mirándome mient
Después de un viaje en el que Miles se mantuvo maldiciendo y recordándome el imán para problemas que era, llegamos al piso. Me ayudó a salir del coche, esta vez caminé por mí misma y entré en el ascensor.—Tengo cremas idóneas para este tipo de golpes, creo que deberías echártelas —pronunció Miles cuando salimos del ascensor y mientras mi ceño se mantenía fruncido debido al dolor que aún sentía, asentí con la cabeza y caminamos hasta su puerta. Entramos en su apartamento y encendió la luz a la vez que yo me quedaba parada en la entrada—. Ve al salón. —Señaló con el brazo a su izquierda. —Ahora traigo las mierdas que necesitas. —Desapareció de mi vista mientras yo fui a duras penas donde me había dicho que se encontraba el salón y me senté en el sofá, quejándome en un susurro cuando flexioné el abdomen y este me dolió aún más. Observé como Miles caminó hasta mí con una crema en sus manos mientras leía el prospecto de esta y se sentó a mi lado para después suspirar. —No sé cuántos años
Habían pasado algunos días después de aquella tarde en el apartamento de Miles, tras su confesión yo únicamente había sonreído y estuvimos viendo un partido de fútbol americano que televisaban desde América, era impresionante como, a pesar de que este era tan solo un juego de instituto, estaba realmente interesado en él. Poco después decidí despedirme e irme finalmente a casa, llevándome esa crema que me sirvió para aliviar el dolor del golpe de mi abdomen durante los siguientes días que me había encontrado encerrada en mi habitación haciendo trabajos para después de las vacaciones y estudiando para los parciales. Podría decirse que acercarme más a Miles me había hecho avanzar bastante con el proyecto de escritura creativa en el cual resaltaba su manera de creer que no tenía salvación, pero a su vez estar gr
Sus labios se movieron suave sobre los míos, y no pude evitar sonreír mientras me besaba, provocando que se separase para observar mi sonrisa y mirarme con su misma expresión neutral, provocando que me fijase en sus profundos ojos los cuales desprendían dulzura en ese momento.—¿Qué ha sido eso? —susurré contra sus labios y se encogió de hombros.—¿Está mal que lo haya hecho? —Negué rozando nuestras narices, haciendo que Miles cerrase sus ojos.—No —aseguré por si no me había captado a la primera, esperando que, si alguna vez volvía a tener necesidad de ello, lo hiciese sin reparo.—Parece que todos nosotros empezaremos el año solos menos estos dos. —Escuché una voz detrás de mí, provocando que me girase y viese a mis cuatro amigos parados frente a nosotros mirá
Miles comenzó a andar lejos de mí en el momento que los demás se montaron en el coche, manteniendo sus miradas confusas en nosotros hasta el último momento, que no les había dado ninguna explicación para lo que acababa de pasar.—Miles... —le llamé observando como su paso cada vez era más acelerado y yo me estaba quedando atrás—. ¡Miles!—¿Qué cojones pasa ahora, Harris? Mantén tu jodida boca cerrada durante un puñetero momento —bruscamente respondió girando a verme y pude observar la furia en sus ojos negros, siendo que esta los consumía casi del todo. Decidí mantenerme callada simplemente oyendo su abrupta respiración que reflejaba lo cerca que estaba de perder el autocontrol—. Denix siempre consigue arruinarlo todo. —Le oigo mascullar entre dientes y se lleva una de sus manos a su pelo
—Miles —susurré sin tener más palabras que decir que su nombre. Un paso más y su rostro estaba a menos centímetros de los que podía permitirme para resistir.—Sé que soy un jodido caos, pero no es algo que yo pueda controlar. —Sus profundos ojos negros se encontraban sobre los míos, y es que a pesar de nunca dejar esa característica expresión facial que le hacía parecer enfadado todo el tiempo, realmente pude ver sinceridad en ellos.—No dejas de echarme hacia atrás y volverme a atraer hacia a ti cada vez que puedes, nunca sé cómo vas a actuar o reaccionar. —Llevó la mano a su pelo y lo echó hacia atrás suspirando.—Te he demostrado que lo estoy intentando, ¿no es así? Te he contado cosas sobre Abadon.—¿Qué es lo que os enfrenta a Denix y a ti? —presioné de
—Miles... —susurré sin palabras que pudiese dirigirle, su mirada se encontraba sobre mí, casi rompiéndose y yo no era capaz de hacer nada. Le abracé, atrayéndole a mi cuerpo nuevamente, y suspiró fuertemente, casi temblando entre mis brazos. Al poco tiempo se separó, evitando mi mirada—. Siempre supe que había cosas que no cuadraban, sabe demasiado de ti.—Nadie puede enterarse de esto, ¿me oyes? —Me observó con frialdad, haciéndolo sonar casi como una amenaza, pero la verdad es que no tenía que hacerlo para que yo me mantuviese callada, no necesitaba advertirme para que no contase sus secretos.—No lo haré, puedes estar tranquilo. —Echó su flequillo hacia atrás mientras su mirada se trasladaba lejos de mí nuevamente.—No puedo creer que realmente haya pasado otro año más —susurró más bien para sí mismo que para que yo pudiera oírlo.—¿No has ido a verlos? —quise saber ladeando mi cabeza y me miró, encogiéndose de hombros.—Nunca he ido.—¿Nunca? Quizá es algo que necesitas para estar
Eran las siete de la mañana cuando me desperté por la luz que entraba en la habitación, froté mis ojos y miré a mi lado, encontrándome a Miles dormido boca abajo con la parte de su cara apoyada en la almohada mirando hacia mi lado de la cama, sonreí. Mientras dormía parecía otra persona totalmente diferente, calmado, tranquilo, sin brotes de ira cada cinco minutos y era relajante verle dormir de aquella manera, sin preocupaciones. No puedo mentir, diciendo que no estuve varios minutos observándole, viéndole respirar pausadamente y apreciando lo realmente atractivo que era, pero todo fue hasta que abrió el ojo que no estaba apoyado en la almohada y elevó una ceja.—¿Se supone que estás acosándome? —Nunca había escuchado su voz tan ronca, y casi dejé escapar un suspiro de admiración, parecía una niña ante su ídolo en momentos como este, y él acabaría dándose cuenta.—Solo estaba mirándote —respondí encogiéndome de hombros.—Acosándome —corrigió nuevamente y rodé los ojos a la vez que él