Sus labios se movieron suave sobre los míos, y no pude evitar sonreír mientras me besaba, provocando que se separase para observar mi sonrisa y mirarme con su misma expresión neutral, provocando que me fijase en sus profundos ojos los cuales desprendían dulzura en ese momento.
—¿Qué ha sido eso? —susurré contra sus labios y se encogió de hombros.
—¿Está mal que lo haya hecho? —Negué rozando nuestras narices, haciendo que Miles cerrase sus ojos.
—No —aseguré por si no me había captado a la primera, esperando que, si alguna vez volvía a tener necesidad de ello, lo hiciese sin reparo.
—Parece que todos nosotros empezaremos el año solos menos estos dos. —Escuché una voz detrás de mí, provocando que me girase y viese a mis cuatro amigos parados frente a nosotros mirá
Miles comenzó a andar lejos de mí en el momento que los demás se montaron en el coche, manteniendo sus miradas confusas en nosotros hasta el último momento, que no les había dado ninguna explicación para lo que acababa de pasar.—Miles... —le llamé observando como su paso cada vez era más acelerado y yo me estaba quedando atrás—. ¡Miles!—¿Qué cojones pasa ahora, Harris? Mantén tu jodida boca cerrada durante un puñetero momento —bruscamente respondió girando a verme y pude observar la furia en sus ojos negros, siendo que esta los consumía casi del todo. Decidí mantenerme callada simplemente oyendo su abrupta respiración que reflejaba lo cerca que estaba de perder el autocontrol—. Denix siempre consigue arruinarlo todo. —Le oigo mascullar entre dientes y se lleva una de sus manos a su pelo
—Miles —susurré sin tener más palabras que decir que su nombre. Un paso más y su rostro estaba a menos centímetros de los que podía permitirme para resistir.—Sé que soy un jodido caos, pero no es algo que yo pueda controlar. —Sus profundos ojos negros se encontraban sobre los míos, y es que a pesar de nunca dejar esa característica expresión facial que le hacía parecer enfadado todo el tiempo, realmente pude ver sinceridad en ellos.—No dejas de echarme hacia atrás y volverme a atraer hacia a ti cada vez que puedes, nunca sé cómo vas a actuar o reaccionar. —Llevó la mano a su pelo y lo echó hacia atrás suspirando.—Te he demostrado que lo estoy intentando, ¿no es así? Te he contado cosas sobre Abadon.—¿Qué es lo que os enfrenta a Denix y a ti? —presioné de
—Miles... —susurré sin palabras que pudiese dirigirle, su mirada se encontraba sobre mí, casi rompiéndose y yo no era capaz de hacer nada. Le abracé, atrayéndole a mi cuerpo nuevamente, y suspiró fuertemente, casi temblando entre mis brazos. Al poco tiempo se separó, evitando mi mirada—. Siempre supe que había cosas que no cuadraban, sabe demasiado de ti.—Nadie puede enterarse de esto, ¿me oyes? —Me observó con frialdad, haciéndolo sonar casi como una amenaza, pero la verdad es que no tenía que hacerlo para que yo me mantuviese callada, no necesitaba advertirme para que no contase sus secretos.—No lo haré, puedes estar tranquilo. —Echó su flequillo hacia atrás mientras su mirada se trasladaba lejos de mí nuevamente.—No puedo creer que realmente haya pasado otro año más —susurró más bien para sí mismo que para que yo pudiera oírlo.—¿No has ido a verlos? —quise saber ladeando mi cabeza y me miró, encogiéndose de hombros.—Nunca he ido.—¿Nunca? Quizá es algo que necesitas para estar
Eran las siete de la mañana cuando me desperté por la luz que entraba en la habitación, froté mis ojos y miré a mi lado, encontrándome a Miles dormido boca abajo con la parte de su cara apoyada en la almohada mirando hacia mi lado de la cama, sonreí. Mientras dormía parecía otra persona totalmente diferente, calmado, tranquilo, sin brotes de ira cada cinco minutos y era relajante verle dormir de aquella manera, sin preocupaciones. No puedo mentir, diciendo que no estuve varios minutos observándole, viéndole respirar pausadamente y apreciando lo realmente atractivo que era, pero todo fue hasta que abrió el ojo que no estaba apoyado en la almohada y elevó una ceja.—¿Se supone que estás acosándome? —Nunca había escuchado su voz tan ronca, y casi dejé escapar un suspiro de admiración, parecía una niña ante su ídolo en momentos como este, y él acabaría dándose cuenta.—Solo estaba mirándote —respondí encogiéndome de hombros.—Acosándome —corrigió nuevamente y rodé los ojos a la vez que él
Me encontraba en el sofá mientras el pequeño Troy me miraba fijamente, Valerie me había prohibido levantarme de allí y cada vez que hacía un intento de esto, aparecía en el salón, obligándome a sentarme nuevamente.—Estoy preocupada por Miles —murmuré cuando Valerie se asomó al salón para comprobar que aún seguía en reposo.—Es Ares —se encogió de hombros—, siempre sabe cómo apañárselas.—Pero Denix... Le he visto golpear a Miles, sin piedad, venciéndole.—Si hubieses visto su cara cuando te trajo y luego se fue, no dudarías que, posiblemente, Denix se encuentre enterrado bajo diez metros de tierra. —Miré hacia otro lado temiéndome lo peor, comprobando cada dos por tres el móvil para ver si tenía alguna llamada suya, pero nada. Troy se acercó a mí después de una hora entera manteniéndose en la distancia y tocó uno de los moratones que tenía en la cara, provocando que gruñese de dolor y él se alejase un poco. Me miró con precaución y ladeó su cabeza, analizándome para seguidamente volv
Abrí los ojos debido a que la luz chocó contra mi rostro, ni siquiera sabía la hora que era, pero eso no me importó cuando comprobé que a mi lado Miles se encontraba plácidamente dormido, sonreí sin siquiera quererlo cuando observé como su pecho subía y bajaba tranquilamente, acompasado con su respiración, solo podía ver la parte izquierda de su rostro debido a que se encontraba con la nuca apoyada en la almohada. Apoyé mi mejilla sobre la palma de mi mano para observarle más detenidamente, me gustaba observar las facciones de la gente e intentar saber cosas sobre ellos a partir de estas, pero con Miles lo hacía simplemente porque me gustaba observarle.–Parece un ángel –no pude evitar susurrar mientras mis ojos aún seguían sobre él.–Los ángeles no tienen demonios. –Su voz me hizo casi saltar de la cama y noté como mis mejillas se tornaban calientes, supe que toda la sangre de mi cuerpo había ido a parar allí debido a la vergüenza que sentía en ese momento.–Bue... Buenos días –tarta
–Shawn nunca se ha enfrentado con más de dos tíos a la vez –Miles pronunció, confirmando lo que Shawn me había dicho por teléfono. Conduje lo más rápido que pude para poder llegar lo antes posible, cinco minutos habían pasado como yo había dicho y entonces, cuando bajamos del coche y comenzamos a correr buscándole por todas las calles comencé a escuchar a lo lejos un barullo que me resultó desgraciadamente familiar.–Por favor, que no sea él –rogué para mí misma en alto, y finalmente llegamos al lugar de donde procedía todo aquel ruido. Una persona miró hacia atrás, chocando su mirada conmigo y con Miles pero solo fijándose en él, abriendo exageradamente sus ojos y golpeando suavemente al chico de al lado para que este
–¿Le dijiste que le querías y te echó de su casa? –Ezra asimiló todo lo que acababa de contarle y lo resumió en aquella pregunta, asentí mientras mis ojos seguían en el techo de su piso, tirada en su sofá. Habían pasado varios días en los cuales no había visto a Miles, y tampoco había tenido el valor de contarle a alguien como me había roto el corazón por primera vez–. Vaya... ese tío realmente es un hijo de puta... Si te deja ir sin hacer nada, es un gilipollas, y él no tardará en darse cuenta de ello también –declaró y no emití ningún sonido, sin ánimos de hacerme esperanzas a mí misma sobre Miles dándose cuenta de que había cometido un error–, si te sirve de algo, yo no te habría dejado ir –confesó y le miré con confusión elevando una ceja ante su declaración–. ¿Qué? –Se encogió de hombros. –No es mi culpa que seas una chica que realmente merece la pena.–Gracias, supongo –respondí mientras me incorporaba en su sofá y observaba como un somnoliento Dexter entraba en la sala refregá