Eran las siete de la mañana cuando me desperté por la luz que entraba en la habitación, froté mis ojos y miré a mi lado, encontrándome a Miles dormido boca abajo con la parte de su cara apoyada en la almohada mirando hacia mi lado de la cama, sonreí. Mientras dormía parecía otra persona totalmente diferente, calmado, tranquilo, sin brotes de ira cada cinco minutos y era relajante verle dormir de aquella manera, sin preocupaciones. No puedo mentir, diciendo que no estuve varios minutos observándole, viéndole respirar pausadamente y apreciando lo realmente atractivo que era, pero todo fue hasta que abrió el ojo que no estaba apoyado en la almohada y elevó una ceja.—¿Se supone que estás acosándome? —Nunca había escuchado su voz tan ronca, y casi dejé escapar un suspiro de admiración, parecía una niña ante su ídolo en momentos como este, y él acabaría dándose cuenta.—Solo estaba mirándote —respondí encogiéndome de hombros.—Acosándome —corrigió nuevamente y rodé los ojos a la vez que él
Me encontraba en el sofá mientras el pequeño Troy me miraba fijamente, Valerie me había prohibido levantarme de allí y cada vez que hacía un intento de esto, aparecía en el salón, obligándome a sentarme nuevamente.—Estoy preocupada por Miles —murmuré cuando Valerie se asomó al salón para comprobar que aún seguía en reposo.—Es Ares —se encogió de hombros—, siempre sabe cómo apañárselas.—Pero Denix... Le he visto golpear a Miles, sin piedad, venciéndole.—Si hubieses visto su cara cuando te trajo y luego se fue, no dudarías que, posiblemente, Denix se encuentre enterrado bajo diez metros de tierra. —Miré hacia otro lado temiéndome lo peor, comprobando cada dos por tres el móvil para ver si tenía alguna llamada suya, pero nada. Troy se acercó a mí después de una hora entera manteniéndose en la distancia y tocó uno de los moratones que tenía en la cara, provocando que gruñese de dolor y él se alejase un poco. Me miró con precaución y ladeó su cabeza, analizándome para seguidamente volv
Abrí los ojos debido a que la luz chocó contra mi rostro, ni siquiera sabía la hora que era, pero eso no me importó cuando comprobé que a mi lado Miles se encontraba plácidamente dormido, sonreí sin siquiera quererlo cuando observé como su pecho subía y bajaba tranquilamente, acompasado con su respiración, solo podía ver la parte izquierda de su rostro debido a que se encontraba con la nuca apoyada en la almohada. Apoyé mi mejilla sobre la palma de mi mano para observarle más detenidamente, me gustaba observar las facciones de la gente e intentar saber cosas sobre ellos a partir de estas, pero con Miles lo hacía simplemente porque me gustaba observarle.–Parece un ángel –no pude evitar susurrar mientras mis ojos aún seguían sobre él.–Los ángeles no tienen demonios. –Su voz me hizo casi saltar de la cama y noté como mis mejillas se tornaban calientes, supe que toda la sangre de mi cuerpo había ido a parar allí debido a la vergüenza que sentía en ese momento.–Bue... Buenos días –tarta
–Shawn nunca se ha enfrentado con más de dos tíos a la vez –Miles pronunció, confirmando lo que Shawn me había dicho por teléfono. Conduje lo más rápido que pude para poder llegar lo antes posible, cinco minutos habían pasado como yo había dicho y entonces, cuando bajamos del coche y comenzamos a correr buscándole por todas las calles comencé a escuchar a lo lejos un barullo que me resultó desgraciadamente familiar.–Por favor, que no sea él –rogué para mí misma en alto, y finalmente llegamos al lugar de donde procedía todo aquel ruido. Una persona miró hacia atrás, chocando su mirada conmigo y con Miles pero solo fijándose en él, abriendo exageradamente sus ojos y golpeando suavemente al chico de al lado para que este
–¿Le dijiste que le querías y te echó de su casa? –Ezra asimiló todo lo que acababa de contarle y lo resumió en aquella pregunta, asentí mientras mis ojos seguían en el techo de su piso, tirada en su sofá. Habían pasado varios días en los cuales no había visto a Miles, y tampoco había tenido el valor de contarle a alguien como me había roto el corazón por primera vez–. Vaya... ese tío realmente es un hijo de puta... Si te deja ir sin hacer nada, es un gilipollas, y él no tardará en darse cuenta de ello también –declaró y no emití ningún sonido, sin ánimos de hacerme esperanzas a mí misma sobre Miles dándose cuenta de que había cometido un error–, si te sirve de algo, yo no te habría dejado ir –confesó y le miré con confusión elevando una ceja ante su declaración–. ¿Qué? –Se encogió de hombros. –No es mi culpa que seas una chica que realmente merece la pena.–Gracias, supongo –respondí mientras me incorporaba en su sofá y observaba como un somnoliento Dexter entraba en la sala refregá
Abrí los ojos cuando un gran dolor me recorrió todo el cuerpo, estaba en una cama que no debería ser mía pues el techo de la habitación no lo había visto nunca, y fue cuando miré al lado y observé como Shawn se encontraba sentado en el suelo, recostando su cabeza en la cama y con una mano entrelazada a la mía. Le miré con más detenimiento asegurándome de que realmente estaba dormido y sonreí de ternura, me incorporé un poco, notando una molestia en mi estómago y un gemido de dolor se escapó entre mis labios.—Indie —Shawn pronunció abriendo los ojos y mirándome tan rápido como me había quejado. —¿Qué pasa, niñato? —saludé como siempre hacía, y mi voz salía más ronca de lo que debería haber sonado. No obtuve ninguna respuesta de su parte puesto que casi se abalanzó sobre mí, envolviéndome con sus brazos para atraerme a él de la manera más delicada que pudo. —Shawn, eh, Shawn, vas a romperla. —Oí la voz de voz de Ezra y observé como se encontraba apoyado en el marco de la puerta, mirá
Los días habían pasado después de aquella llamada telefónica de Miles tras la cual no le había vuelto a ver ni sabido noticias de él. Ezra y yo continuábamos en la búsqueda de un puesto de trabajo para él a la vez que me preparaba los exámenes de la universidad.—Señorita Harris, ¿podría venir un momento? —el profesor de escritura creativa me llamó antes de salir de clase, me acerqué a su mesa bajo su mirada.—¿Pasa algo, profesor? —quise saber y esperó a que todos los alumnos se hubiesen manchado de la clase para hablar.—He leído tu trabajo,un infierno de hieloes realmente cautivador, parece más una historia que un estudio de su personalidad, te hace sentir a lo largo de las páginas, y realmente has conseguido trasmitir esa sensación de dolor en el pecho que s&eacut
—Vámonos de aquí, Shawn —rogé mientras observaba como el moreno se pegaba más a la puerta para escuchar mejor de aquella última frase.—¿Acabas de escuchar eso? —dijo mientras tiraba de su camiseta hacia los vestuarios para coger las cosas y largarnos de allí.—Es igual —le resté importancia mientras seguía arrastrándole fuera de allí.—Pero...—Shawn, he dicho que es igual. (...)Aquella mañana había dado el paso por fin y aceptado la publicación en la revista de "Un infierno de hielo" realmente no sabía si lo que había sentido al hacerlo habían sido nervios por saber donde aquello podría acabar o era la voz en mi cabeza que no paraba de repetirme que iba a arrepentirme, aunque esta solo hablaba por la parte de mí q