Belinda volteó y vio a Alex de pie frente a ella.
—Alex —dijo Belinda mientras sentía cómo todo su cuerpo empezaba a temblar por los nervios.
—Hola, ¿cómo estás?
—Mejor.
—¿Tu rodilla?
—Ah..., bueno, como puedes ver ya está mejor, utilizo el parche porque apenas está cicatrizando y me parece que se ve feo.
—Entiendo.
En aquel momento Belinda se había dado cuenta de algo, aunque estaba tan asustada por volverlo a ver, sintió que las cosas ahora eran diferentes, podía controlarse, y, aunque supo en aquel momento que Alex no sentía nada por ella y que nunca entre los dos podía haber algo, no se sentía tan mal.
—Me tengo que ir, voy a visitar a mis padres —explicó Belinda.
—Ah... entiendo —Alex acentuó con su cabeza— oye... por favo
Eran ciertas las sospechas de Danna, estaba embarazada, había pensado decirle a Daniel cuando regresara de viaje.Habían pasado tres semanas, ella ahora se estaba quedando en la casa de su padre, en aquel corto tiempo sucedieron muchas cosas.Danna estaba administrando los dos restaurantes de su padre y eso le ayudaba a tener la mente ocupada para así no pensar en sus problemas. Le ayudó a Sara a organizar la boda y esto le hizo mucha ilusión.Danna tenía tres meses de embarazo y con la ilusión de su primer hijo, comenzó a buscar nombres de bebé en sus ratos libres al lado de su padre.La llamada que Danna estaba esperando llegó, Daniel había avisado de su regreso, aunque ella no se enteró, ya que Daniel le habló a Andrés y le dijo que no le avisara a Danna, quería darle una sorpresa.Andrés fue a recogerlo al aeropuerto, el d&iacut
Afortunadamente Daniel empezó a recuperarse y, aunque, todavía no había despertado, su vida no corría peligro. Pasaron dos semanas en las que ya estaba fuera de peligro. Y en aquella mañana, cuando Danna fue a visitarlo, al poner su mano sobre la de Daniel, notó que sus dedos empezaban a moverse y después le pareció ver que los ojos de Daniel comenzaron a abrirse. —¡Daniel! —gritó y soltó el llanto, lo abrazó— ¡gracias, Dios! —empezó a decir Danna— me asustaste mucho Daniel...Después de aquel día la recuperación de Daniel fue rápida, y con el paso de las semanas, ya Daniel hablaba y poco a poco pudo dar pequeños pasos al estar de pie. El día que a Daniel le dieron de alta, ella decidió darle una sorpresa. Compró unos zapatos de bebé azules y los puso en su cama.
Danna era una joven que apenas comenzaba su segundo semestre en la universidad, vivía con sus padres, su hermana mayor llamada Brenda y su prima Flor.Su madre, la señora Gloria, era una mujer dedicada a su familia. Su padre, el señor Oscar, solía ser un hombre trabajador que administraba un negocio familiar de electrodomésticos desde hace veinte años.Su hermana mayor, Brenda, estaba en su último semestre de universidad y era una chica prodigio, mientras que su prima Flor estudiaba en el colegio y sólo le faltaba un año más para poder ingresar en la universidad.Era una familia unida, salían a pasear los fines de semana y en los días cotidianos todos ponían su mayor esfuerzo para dar lo mejor. El señor Oscar había acostumbrado a su familia a la gran vida; vivían en un barrio de zona alta y siempre les dio todos los gustos que ellas querían, por lo que estaban muy agradecidas con él.Pero el señor Oscar había cometido un error muy grave, y ahora tenía que contar la terrible noticia a
Danna seguía hablando con Daniel y no se había dado cuenta que caía la tarde:—Si..., sé cuál es esa universidad, allí estudia un amigo mío —dijo Daniel con una gran sonrisa.—Que bien, —Danna pudo notar que él se estaba interesando mucho en su vida privada y eso no le agradó— ¿y a qué te dedicas? —trataba de poner la atención en Daniel y no en ella.—Soy empresario.—Que bien —soltó ella mirando su reloj—, se me hizo tarde, me tengo que ir —Danna se levantó de la banca y él hizo lo mismo.Hubo un momento en el cual los jóvenes entendieron que su pequeño encuentro había terminado. Para Danna, la sensación de incomodidad que tuvo al tener la impresión de que aquel joven se estaba interesando en ella fue desagradable, su estómago se hizo un nudo y los dedos de sus pies se aferraron al cuero de sus zapatillas marrones, por un lado, el haber conocido a Daniel fue bien... Le hizo despejar la mente; después llegaba esa extraña sensación de querer apartarse, él le sonreía como si quisiera se
Danna estaba leyendo un libro en la biblioteca del colegio, tenía un lápiz en su mano izquierda que daba vueltas entre sus dedos, había un libro que reposaba abierto en la mesa circular, miró a su alrededor y siguió leyendo, después de tres minutos sintió que alguien le tapó los ojos con sus manos, ella dejó salir una sonrisa:—Me parece que alguien necesita un descanso- le susurró la voz de un joven, una hermosa muy dulce y varonil.Ella soltó una risita, después el joven le descubrió los ojos, Danna volteó y encontró a un muchacho de unos veinte años de edad, cabello negro y ojos cafés.—Fernando, pensaba que no vendrías —sonrió la joven sonrojándose y poniendo un poco de su cabello detrás de su oreja derecha.—No te dejaría plantada —se sentó en la silla que estaba al lado de la joven— disculpa la tardanza, tuve que arreglar un trabajo con unos amigos, aunque ya estoy aquí y veo que has estudiado mucho— se levantó rápidamente de la silla.—¿Qué estás tramando? —preguntó dudosa Dann
Estar a punto de conocer la verdad detrás de un gran secreto, cambiar el destino de una vida y forzarlo a entrelazarse con otro; tratar de solucionar un problema que cada vez empeora en el transcurso del tiempo.Esos eran los problemas que empezaban para la familia del señor Oscar, era una tormenta que se formaba en el cielo ¿qué harán ellos para solucionarlo?Danna corrió rápidamente al trabajo de su padre, al llegar encontró el lugar vacío, no había clientela, sólo estaba él hablando con sus empleados:—Como ustedes saben, yo estoy en una crisis económica y tendré que hacer recorte del personal, las ventas están malas, lo siento mucho, pero me he tenido que obligar a hacer esto —los empleados se miraron entre sí muy preocupados.La joven había escuchado esas palabras y sintió que su corazón se estrujó, su padre la vio en la puerta de la oficina y se avergonzó en gran manera.Ella decidió retirarse para que el señor Oscar siguiera con lo suyo, mientras esperaba sentada en un sillón p
Danna, quince años de edad:Danna era una joven feliz de la vida, tenía un mejor amigo llamado Fernando que era de su misma edad, ella lo amaba en secreto, pues, no quería que se dañara su amistad:“Fernando es increíble, nos conocemos desde siempre, nuestras familias son muy unidas y siento algo fuerte por él, aunque a veces me hace enojar, pero, así lo quiero, en un futuro deseo viajar con él y recorrer el mundo, es una promesa que hicimos” pensaba Danna mientras veía a su amigo lanzando pequeñas piedras al mar; tenían un hermoso atardecer frente a ellos.“Danna es la mejor amiga que he tenido, en un futuro quiero hacerla mi esposa y vivir en una gran casa con un hermoso jardín ya que a ella le gustan las flores, yo quiero hacerla feliz y recorrer el mundo con ella, tomar muchas fotos y cuando estemos viejos al verlas podamos reírnos de esos momentos” pensaba Fernando mientras lanzaba las piedras al mar.—Fernando ¿qué te dijo tu padre? —Preguntó Danna sentándose en la arena.—Nos v
Ahora Danna tenía veintiún años y Fernando estaba junto a ella, pero ya no eran niños de quince años, no. Ahora Danna podía ver cómo era la vida en realidad, con sus problemas, sus secretos y todo el dolor que ella puede causar.Poco a poco su felicidad se iba como las palabras que se llevan los vientos de verano, una lágrima que corre sin ser descubierta o simplemente un suspiro que nadie escucha.La noche se estaba pasando y Danna notó que era tarde, le pidió a Daniel que le diera la hora y él rápidamente sacó su celular del bolsillo y le informó que iba a ser medianoche, despavorida buscó rápidamente a su hermana por toda la fiesta mas no la encontró.—¿Dónde se pudo haber metido? —refunfuñó entre dientes.—¿Sucede algo? —preguntó Daniel que la había seguido. Ella volteó rápidamente y se encontró frente a él.—Mi hermana... No sé.... dónde está y mañana tengo que ir a clases —respondió mientras en su mente se preguntaba él porque le estaba dando explicaciones.—Puede que esté afuer