Danna seguía hablando con Daniel y no se había dado cuenta que caía la tarde:
—Si..., sé cuál es esa universidad, allí estudia un amigo mío —dijo Daniel con una gran sonrisa.
—Que bien, —Danna pudo notar que él se estaba interesando mucho en su vida privada y eso no le agradó— ¿y a qué te dedicas? —trataba de poner la atención en Daniel y no en ella.
—Soy empresario.
—Que bien —soltó ella mirando su reloj—, se me hizo tarde, me tengo que ir —Danna se levantó de la banca y él hizo lo mismo.
Hubo un momento en el cual los jóvenes entendieron que su pequeño encuentro había terminado. Para Danna, la sensación de incomodidad que tuvo al tener la impresión de que aquel joven se estaba interesando en ella fue desagradable, su estómago se hizo un nudo y los dedos de sus pies se aferraron al cuero de sus zapatillas marrones, por un lado, el haber conocido a Daniel fue bien... Le hizo despejar la mente; después llegaba esa extraña sensación de querer apartarse, él le sonreía como si quisiera seguir junto a ella y era justo ahí donde empezaba la incomodidad. Al final pudo escapar del parque y con él se quedó el recuerdo de aquel joven llamado Daniel, se sentía aliviada; su mente festejaba por el hecho de saber que tal vez nunca más lo volvería a ver.
Ella iba caminando rápidamente para llegar a su casa cuando se encontró con su hermana Brenda una calle después del parque:
—¡Te vi! ¿Quién era ese joven? —preguntó Brenda con una sonrisa traviesa desplegada en su rostro.
—Es sólo un muchacho que me encontré en el parque —respondió Danna algo desinteresada.
—No mientas, pude ver que tenían mucha conexión.
—Basta —Danna se fastidió solo de pensar en él y en esa sonrisa que le había mostrado mientras la observaba—, mejor dime, ¿hablaste con tu amiga?
—Sí, pero, me dijo que no nos podía ayudar, Danna, me parece que es una idea absurda pedirle prestado dinero a esa familia, ellos a excepción de mi amiga son muy hipócritas.
—Brenda, es la única solución que encuentro para ayudar a papá.
—Papá lo sabrá solucionar, nosotras no tenemos la forma de pagar una deuda tan grande; además, mi padre tiene ahorros guardados y sabrá solucionarlo —Brenda miró a su hermana— mejor vamos a una fiesta mañana en la noche, te divertirás ¿qué te parece?
—Me parece que no es el momento ideal para ir a fiestas, ¿no te das cuenta que la familia tiene problemas? Además, no tengo ningún vestido que ponerme.
Brenda no quiso responder y apresuró el paso, así siguieron todo el camino, llegaron a la casa y no había nadie, así que cada una se encerró en su cuarto hasta que la señora Gloria llegó y los citó a una reunión en la sala:
—Mis niñas, tengo que informarles que... —rodó la mirada hacia su esposo que tenía un semblante muy triste — su padre y yo debíamos un dinero a un conocido y tuvimos que pagarle y, por lo tanto, no tenemos dinero, lo más probable es que para poder alimentarlos tendremos que trabajar —las tres muchachas se miraron entre sí. Hubo un momento de silencio que hizo explotar la gran pregunta.
—Bueno y ¿cómo vamos a trabajar? —preguntó Brenda algo fastidiada y triste.
—Tengo un amigo que… —trató de buscar las palabras que mejor sonaran para el momento— tiene una empresa de productos naturales, él me dijo que podía darnos trabajo como repartidores de los productos —explicó el señor que no dejaba de mirarse los zapatos.
—O sea, seríamos repartidores puerta a puerta —explicó la señora Gloria con un rostro de tragedia, se sobaba sus manos mientras contemplaba de pie a sus hijas que no mostraban signos de estar de acuerdo con la idea. Por la mente de Danna pasaron muchas caras de burla de sus amigas, las situaciones incómodas que tendría, y, sobre todo, su mejor amigo; ese del cual ha estado enamorada toda su vida, (al menos desde que tenía memoria) aunque, después vio el rostro desesperado de su padre, sus ojos estaban inundados de lágrimas, sabía que el nudo en su garganta debía estar matándolo, eso le partió el alma.
—Claro, yo estoy dispuesta a ayudar con lo que sea necesario para poder salir de este problema, papá cuenta conmigo —dijo Danna bastante animada, su padre rápidamente la miró muy feliz.
—Gracias hija, como siempre tú estás dispuesta ayudar —el señor volvió a sus cabales y se puso en pie, miró a las demás y Brenda se sintió obligada a colaborar.
—Bueno, si es así, yo también lo haré —soltó algo seria, se forzaba a dejar salir una sonrisa que le salió fatal.
Al parecer todos en la familia trataban de poner de su parte, aunque a Brenda la idea de trabajar no le agradaba, ella siempre había pensado que era una mujer muy bella e inteligente y que sus padres tenían mucho dinero como para estar en esa condición.
Mientras que esta familia tenía esta reunión, Daniel había llegado a la casa de un amigo llamado Camilo, estaban en el cuarto del joven sentados en un mueble ubicado en el balcón, Danna le había atraído, y mucho, no quería perderla así de fácil, sentía que debía estar con ella, era la mujer que él tanto había estado buscando (al menos, eso era lo que le decía su mente):
—Ella estudia en tu misma universidad, tiene una hermana llamada Brenda, es rubia, alta...— decía Daniel.
—¡Ya sé quién es su hermana!, es amiga mía, todos en la universidad conocen a esa familia — respondió Camilo.
—Muchas gracias amigo, de verdad, esa chica me dejó anonadado y quiero saber más de ella.
—Cuando se te mete un tema amigo... —chistó Camilo dejando salir una sonrisa.
Esa noche Danna se iba a acostar, se estaba peinando el cabello frente al tocador cuando su hermana Brenda llegó:
—Esa idea de trabajar como repartidores ¿lo hiciste sólo para complacer a mi padre o en realidad quieres hacerlo? —se sentó en la cama de su hermana.
—¿De qué estás hablando? —preguntó Danna volteando su cabeza para mirar a su hermana.
—Crees que esa idea de vender productos y que todos tus amigos se den cuenta ¿es buena?, ¿es que acaso no te avergüenza?
—Brenda, no entiendo, se supone que estás de acuerdo ¿o sólo lo hiciste para no quedar mal?
—Me avergüenza que todos sepan que no tenemos dinero, no es justo que nosotras paguemos por los errores que comete papá —se levantó de la cama y empezó a caminar en círculos—, ¿que pensaran todos de mí?, se van a reír.
Danna no dijo nada porque en ese momento se acordó de su mejor amigo:
—¿No te avergonzaría que Fernando te vea repartiendo productos? —preguntó Brenda acercándose. La piel de Danna se erizó completamente, su hermana había tocado el punto más débil de la joven.
—Brenda, tengo que dormir, por favor, sal de mi cuarto —Danna sentía un nudo en su garganta.
La joven hizo caso a la petición de su hermana, al salir Brenda, Danna se acostó en su cama y dejó salir unas cuantas lágrimas. Esa fue la primera noche que la joven lloró hasta dormirse. La primera de una larga lista de noches grises.
Al día siguiente, Brenda se levantó en la mañana y se alistó para ir a la universidad, al llegar un amigo se acercó a ella mientras subían unas escaleras:
—¡Buenos días Brenda! — saludó el muchacho dándole un beso en una de sus mejillas, (era Camilo).
—Buenos días —ella sonrió muy feliz y se acomodó el bolso que colgaba en su hombro derecho.
—¿Y cómo andas? —le preguntó el joven subiendo las escaleras.
—Bien, pero veo que tú no lo estás del todo —ella lo miró fijamente— ¿qué escondes?
—Veo que me conoces muy bien —se detuvo—, estoy de cupido —mostró una agradable sonrisa.
—¿De cupido? —soltó una pequeña carcajada— ¡¿y a quién estás ayudando?!
—A un amigo —puso su mano derecha detrás de su cuello mientras se sonrojaba— conoció a tu hermana y ahora quiere que lo ayude, pero el problema es que no la conozco, y mucho menos soy su amigo —bajó la mano y soltó una carcajada—, por favor, ayúdame.
—¡¿En serio?! —ella se tapó la boca con una mano mientras soltaba una carcajada— ¡quiero conocerlo! ¡No lo puedo creer!, ¡qué genial! Claro que te ayudo, pero eso sí, quiero hablar con él primero.
—¡Claro que sí! Gracias amiga, te aseguro que te va a encantar Daniel, de hecho, él va a ir a la fiesta.
—¡Bien! Mi hermana va a ir conmigo.
—¡Eso está genial, ellos se pueden ver ahí!
—¡Esto me va a encantar! —se alegró Brenda —cuenta conmigo, ¡ha! Pero primero quiero hablar con él, no le voy a dar a mi hermana a alguien que no esté a nuestra altura.
—¡Brenda! Si te digo yo que él es un buen joven —fanfarroneo Camilo.
—¡Lo sé! —ella empezó a subir las escaleras y Camilo la siguió muy animado.
Danna estaba leyendo un libro en la biblioteca del colegio, tenía un lápiz en su mano izquierda que daba vueltas entre sus dedos, había un libro que reposaba abierto en la mesa circular, miró a su alrededor y siguió leyendo, después de tres minutos sintió que alguien le tapó los ojos con sus manos, ella dejó salir una sonrisa:—Me parece que alguien necesita un descanso- le susurró la voz de un joven, una hermosa muy dulce y varonil.Ella soltó una risita, después el joven le descubrió los ojos, Danna volteó y encontró a un muchacho de unos veinte años de edad, cabello negro y ojos cafés.—Fernando, pensaba que no vendrías —sonrió la joven sonrojándose y poniendo un poco de su cabello detrás de su oreja derecha.—No te dejaría plantada —se sentó en la silla que estaba al lado de la joven— disculpa la tardanza, tuve que arreglar un trabajo con unos amigos, aunque ya estoy aquí y veo que has estudiado mucho— se levantó rápidamente de la silla.—¿Qué estás tramando? —preguntó dudosa Dann
Estar a punto de conocer la verdad detrás de un gran secreto, cambiar el destino de una vida y forzarlo a entrelazarse con otro; tratar de solucionar un problema que cada vez empeora en el transcurso del tiempo.Esos eran los problemas que empezaban para la familia del señor Oscar, era una tormenta que se formaba en el cielo ¿qué harán ellos para solucionarlo?Danna corrió rápidamente al trabajo de su padre, al llegar encontró el lugar vacío, no había clientela, sólo estaba él hablando con sus empleados:—Como ustedes saben, yo estoy en una crisis económica y tendré que hacer recorte del personal, las ventas están malas, lo siento mucho, pero me he tenido que obligar a hacer esto —los empleados se miraron entre sí muy preocupados.La joven había escuchado esas palabras y sintió que su corazón se estrujó, su padre la vio en la puerta de la oficina y se avergonzó en gran manera.Ella decidió retirarse para que el señor Oscar siguiera con lo suyo, mientras esperaba sentada en un sillón p
Danna, quince años de edad:Danna era una joven feliz de la vida, tenía un mejor amigo llamado Fernando que era de su misma edad, ella lo amaba en secreto, pues, no quería que se dañara su amistad:“Fernando es increíble, nos conocemos desde siempre, nuestras familias son muy unidas y siento algo fuerte por él, aunque a veces me hace enojar, pero, así lo quiero, en un futuro deseo viajar con él y recorrer el mundo, es una promesa que hicimos” pensaba Danna mientras veía a su amigo lanzando pequeñas piedras al mar; tenían un hermoso atardecer frente a ellos.“Danna es la mejor amiga que he tenido, en un futuro quiero hacerla mi esposa y vivir en una gran casa con un hermoso jardín ya que a ella le gustan las flores, yo quiero hacerla feliz y recorrer el mundo con ella, tomar muchas fotos y cuando estemos viejos al verlas podamos reírnos de esos momentos” pensaba Fernando mientras lanzaba las piedras al mar.—Fernando ¿qué te dijo tu padre? —Preguntó Danna sentándose en la arena.—Nos v
Ahora Danna tenía veintiún años y Fernando estaba junto a ella, pero ya no eran niños de quince años, no. Ahora Danna podía ver cómo era la vida en realidad, con sus problemas, sus secretos y todo el dolor que ella puede causar.Poco a poco su felicidad se iba como las palabras que se llevan los vientos de verano, una lágrima que corre sin ser descubierta o simplemente un suspiro que nadie escucha.La noche se estaba pasando y Danna notó que era tarde, le pidió a Daniel que le diera la hora y él rápidamente sacó su celular del bolsillo y le informó que iba a ser medianoche, despavorida buscó rápidamente a su hermana por toda la fiesta mas no la encontró.—¿Dónde se pudo haber metido? —refunfuñó entre dientes.—¿Sucede algo? —preguntó Daniel que la había seguido. Ella volteó rápidamente y se encontró frente a él.—Mi hermana... No sé.... dónde está y mañana tengo que ir a clases —respondió mientras en su mente se preguntaba él porque le estaba dando explicaciones.—Puede que esté afuer
Era un nuevo día para la familia, todos se despertaron para seguir sus tareas diarias, en el desayuno nadie habló de nada, a Danna se le había pasado lo de la noche anterior, sólo quería hablar con Fernando ya que quería invitarlo a una cita donde le hablaría sobre esa promesa de hace años.Brenda estaba planeando su siguiente plan con el que haría que Danna se juntara más con Daniel, además iba a recibir muchas recompensas por ayudar a este hombre a conquistar a Danna, ahora con el camino despejado podía libremente entrelazar más casualidades entre los dos.El señor Oscar pensaba en la oferta de Daniel sobre vender lo único que tenía y que, aunque estaba en la quiebra total era la única posesión que le quedaba y no sabía si era buena idea.La señora Gloria no sabía cómo resolver su problema, ahora Brenda afirmaba que ella tenía un amante y si eso llegaba a oídos de todos, la familia se iba a venir abajo, estaba bajo presión y en toda la noche no pudo dormir, tenía que encontrar una s
Daniel estaba esperando en el restaurante donde Brenda lo había citado para que se viera con Danna, él estaba ansioso con el nuevo plan de Brenda ya que la noche anterior había sido perfecta para él.Tenía en su mano derecha una copa de vino que se llevó a la boca, recordó la sonrisa de Danna y esos labios que se estaban volviendo su obsesión. La noche anterior había soñado con ella, con sus ojos, sus manos acariciando su rostro, la risa de Danna que penetraba sus oídos.Daniel tenía miedo que esta mujer se volviera su obsesión, pero, ahora estaba encaprichado con ella y no la iba a dejar ir así de fácil; además, Brenda le pidió un préstamo esa mañana y sabía que si quería a Danna tenía que conquistar a quien sería su futura cuñada.Danna estaba buscando con la mirada a su hermana, pero, para su sorpresa a quien encontró fue a Daniel, sintió una gran incomodidad, este hombre estaba apareciendo en su vida últimamente, no creía eso de la casualidad; por lo que decidió marcharse, bajó la
Danna se despertó muy temprano y sus ojos estaban hinchados a raíz de todo lo que había llorado, caminó lentamente hacia el baño, pero Flor lo tenía ocupado. Danna dio dos golpes a la puerta:—¡Rápido Flor se me hace tarde! —dijo con voz perezosa.—¡Ya salgo! —gritó Flor.Danna vio a su hermana salir de su cuarto ya arreglada, bajó la mirada para que Brenda no se diera cuenta de sus ojos hinchados. Flor salió del baño, tenía su cuerpo cubierto con la toalla:—Ya puedes utilizar el baño —informó Flor.La joven rápidamente entró al baño y cerró la puerta, se miró en el espejo y dejó salir una lágrima, después la limpió con su mano derecha, Brenda no le dio mucha cabida al asunto y decidió bajar al comedor para servir su desayuno.Después de bañarse entró a su cuarto, se estaba vistiendo cuando recordó a Fernando y su extraño comportamiento:—¿Será que Brenda tiene algo que ver? — se preguntó a sí misma mientras se terminaba de poner el pantalón jeans.Bajó rápidamente al comedor donde e
Danna estaba asustada, sentía que su pulso se aceleraba cada vez más.—Yo no te conozco Daniel, ¿cómo voy a casarme contigo?—El tiempo te mostrará quién soy y te prometo que nunca te vas arrepentir de haber tomado esta decisión —dijo Daniel.—Es una idea muy loca, ¿por qué quieres ayudar a mi familia?—Tu padre es un gran amigo —respondió Daniel.—Daniel... ¿podrías dejar que lo piense por algunos días?—Necesito una respuesta Danna, esta propuesta estará en pie hasta el día miércoles, recuerda que tu familia está en problemas y tú puedes ayudarlos.—Lo sé, el miércoles te daré una respuesta —finalizó Danna, después entró al negocio de su padre.La propuesta le daba vueltas en la mente; encontró a su padre en la oficina, él se veía muy pensativo:—Hija siéntate por favor —pidió el señor Oscar.—¿Qué sucede padre? —preguntó Danna mientras se sentaba enfrente de él.—Así que, Daniel era el hombre del que hablaba Brenda —dijo Oscar— él es un buen hombre, de hecho, sería una bendición ve