¿Qué era lo que estaba haciendo? Era lo que se preguntaba Daniel ¿cuándo él sería capaz de destruir la vida de una persona de esa manera? El ver a Danna llorar mientras empacaba su ropa, lo hizo alterarse bastante, sus palabras retumbaban su cabeza y se sentía el peor hombre del planeta.
La tomó de un brazo para así hacerla detener.
—¡Suéltame Daniel! —Danna sacudió su brazo, pero él no la soltó.
—Por favor Danna, no te vayas, yo... no quiero el divorcio, por favor, por favor, discúlpame, me dejé llevar por el enojo, por favor... —rogaba Daniel muy alterado.
—No Daniel, solo estás asustado por lo que piensen los demás cuando se enteren que me has sido infiel. —Dijo Danna con su voz quebrada— Daniel, yo nunca fui capaz de traicionar la confianza que me diste, pero veo que tú s&i
Daniel estaba sentado en un mueble y tenía sus codos reposando en sus rodillas. Nunca había creído que una cosa así pasara. Se dejó llevar por sus impulsos y ahora su esposa se marchó de su lado, había acabado con el matrimonio.En aquel momento sonó su celular.—¿Diga? —contestó.—Daniel... —era Camila.—Camila, ahora estoy ocupado. No puedo hablar contigo.—Es urgente que hable contigo Daniel, por favor, ven a mi apartamento —la joven se escuchaba desesperada.Daniel decidió ir, había caído la noche, y su mente estaba echa un desastre. Llegó al apartamento de la chica, entró y se quitó el abrigo negro que llevaba puesto, lo tiró en un mueble y vi
Belinda volteó y vio a Alex de pie frente a ella.—Alex —dijo Belinda mientras sentía cómo todo su cuerpo empezaba a temblar por los nervios.—Hola, ¿cómo estás?—Mejor.—¿Tu rodilla?—Ah..., bueno, como puedes ver ya está mejor, utilizo el parche porque apenas está cicatrizando y me parece que se ve feo.—Entiendo.En aquel momento Belinda se había dado cuenta de algo, aunque estaba tan asustada por volverlo a ver, sintió que las cosas ahora eran diferentes, podía controlarse, y, aunque supo en aquel momento que Alex no sentía nada por ella y que nunca entre los dos podía haber algo, no se sentía tan mal.—Me tengo que ir, voy a visitar a mis padres —explicó Belinda.—Ah... entiendo —Alex acentuó con su cabeza— oye... por favo
Eran ciertas las sospechas de Danna, estaba embarazada, había pensado decirle a Daniel cuando regresara de viaje.Habían pasado tres semanas, ella ahora se estaba quedando en la casa de su padre, en aquel corto tiempo sucedieron muchas cosas.Danna estaba administrando los dos restaurantes de su padre y eso le ayudaba a tener la mente ocupada para así no pensar en sus problemas. Le ayudó a Sara a organizar la boda y esto le hizo mucha ilusión.Danna tenía tres meses de embarazo y con la ilusión de su primer hijo, comenzó a buscar nombres de bebé en sus ratos libres al lado de su padre.La llamada que Danna estaba esperando llegó, Daniel había avisado de su regreso, aunque ella no se enteró, ya que Daniel le habló a Andrés y le dijo que no le avisara a Danna, quería darle una sorpresa.Andrés fue a recogerlo al aeropuerto, el d&iacut
Afortunadamente Daniel empezó a recuperarse y, aunque, todavía no había despertado, su vida no corría peligro. Pasaron dos semanas en las que ya estaba fuera de peligro. Y en aquella mañana, cuando Danna fue a visitarlo, al poner su mano sobre la de Daniel, notó que sus dedos empezaban a moverse y después le pareció ver que los ojos de Daniel comenzaron a abrirse. —¡Daniel! —gritó y soltó el llanto, lo abrazó— ¡gracias, Dios! —empezó a decir Danna— me asustaste mucho Daniel...Después de aquel día la recuperación de Daniel fue rápida, y con el paso de las semanas, ya Daniel hablaba y poco a poco pudo dar pequeños pasos al estar de pie. El día que a Daniel le dieron de alta, ella decidió darle una sorpresa. Compró unos zapatos de bebé azules y los puso en su cama.
Danna era una joven que apenas comenzaba su segundo semestre en la universidad, vivía con sus padres, su hermana mayor llamada Brenda y su prima Flor.Su madre, la señora Gloria, era una mujer dedicada a su familia. Su padre, el señor Oscar, solía ser un hombre trabajador que administraba un negocio familiar de electrodomésticos desde hace veinte años.Su hermana mayor, Brenda, estaba en su último semestre de universidad y era una chica prodigio, mientras que su prima Flor estudiaba en el colegio y sólo le faltaba un año más para poder ingresar en la universidad.Era una familia unida, salían a pasear los fines de semana y en los días cotidianos todos ponían su mayor esfuerzo para dar lo mejor. El señor Oscar había acostumbrado a su familia a la gran vida; vivían en un barrio de zona alta y siempre les dio todos los gustos que ellas querían, por lo que estaban muy agradecidas con él.Pero el señor Oscar había cometido un error muy grave, y ahora tenía que contar la terrible noticia a
Danna seguía hablando con Daniel y no se había dado cuenta que caía la tarde:—Si..., sé cuál es esa universidad, allí estudia un amigo mío —dijo Daniel con una gran sonrisa.—Que bien, —Danna pudo notar que él se estaba interesando mucho en su vida privada y eso no le agradó— ¿y a qué te dedicas? —trataba de poner la atención en Daniel y no en ella.—Soy empresario.—Que bien —soltó ella mirando su reloj—, se me hizo tarde, me tengo que ir —Danna se levantó de la banca y él hizo lo mismo.Hubo un momento en el cual los jóvenes entendieron que su pequeño encuentro había terminado. Para Danna, la sensación de incomodidad que tuvo al tener la impresión de que aquel joven se estaba interesando en ella fue desagradable, su estómago se hizo un nudo y los dedos de sus pies se aferraron al cuero de sus zapatillas marrones, por un lado, el haber conocido a Daniel fue bien... Le hizo despejar la mente; después llegaba esa extraña sensación de querer apartarse, él le sonreía como si quisiera se
Danna estaba leyendo un libro en la biblioteca del colegio, tenía un lápiz en su mano izquierda que daba vueltas entre sus dedos, había un libro que reposaba abierto en la mesa circular, miró a su alrededor y siguió leyendo, después de tres minutos sintió que alguien le tapó los ojos con sus manos, ella dejó salir una sonrisa:—Me parece que alguien necesita un descanso- le susurró la voz de un joven, una hermosa muy dulce y varonil.Ella soltó una risita, después el joven le descubrió los ojos, Danna volteó y encontró a un muchacho de unos veinte años de edad, cabello negro y ojos cafés.—Fernando, pensaba que no vendrías —sonrió la joven sonrojándose y poniendo un poco de su cabello detrás de su oreja derecha.—No te dejaría plantada —se sentó en la silla que estaba al lado de la joven— disculpa la tardanza, tuve que arreglar un trabajo con unos amigos, aunque ya estoy aquí y veo que has estudiado mucho— se levantó rápidamente de la silla.—¿Qué estás tramando? —preguntó dudosa Dann
Estar a punto de conocer la verdad detrás de un gran secreto, cambiar el destino de una vida y forzarlo a entrelazarse con otro; tratar de solucionar un problema que cada vez empeora en el transcurso del tiempo.Esos eran los problemas que empezaban para la familia del señor Oscar, era una tormenta que se formaba en el cielo ¿qué harán ellos para solucionarlo?Danna corrió rápidamente al trabajo de su padre, al llegar encontró el lugar vacío, no había clientela, sólo estaba él hablando con sus empleados:—Como ustedes saben, yo estoy en una crisis económica y tendré que hacer recorte del personal, las ventas están malas, lo siento mucho, pero me he tenido que obligar a hacer esto —los empleados se miraron entre sí muy preocupados.La joven había escuchado esas palabras y sintió que su corazón se estrujó, su padre la vio en la puerta de la oficina y se avergonzó en gran manera.Ella decidió retirarse para que el señor Oscar siguiera con lo suyo, mientras esperaba sentada en un sillón p