Danna estaba leyendo un libro en la biblioteca del colegio, tenía un lápiz en su mano izquierda que daba vueltas entre sus dedos, había un libro que reposaba abierto en la mesa circular, miró a su alrededor y siguió leyendo, después de tres minutos sintió que alguien le tapó los ojos con sus manos, ella dejó salir una sonrisa:
—Me parece que alguien necesita un descanso- le susurró la voz de un joven, una hermosa muy dulce y varonil.
Ella soltó una risita, después el joven le descubrió los ojos, Danna volteó y encontró a un muchacho de unos veinte años de edad, cabello negro y ojos cafés.
—Fernando, pensaba que no vendrías —sonrió la joven sonrojándose y poniendo un poco de su cabello detrás de su oreja derecha.
—No te dejaría plantada —se sentó en la silla que estaba al lado de la joven— disculpa la tardanza, tuve que arreglar un trabajo con unos amigos, aunque ya estoy aquí y veo que has estudiado mucho— se levantó rápidamente de la silla.
—¿Qué estás tramando? —preguntó dudosa Danna mientras sus mejillas se ruborizan.
—Quiero que me acompañes —le extendió su mano derecha, ella lo miró fijamente a los ojos y soltó una sonrisa aceptando la invitación.
Danna se levantó y dejó salir una risita traviesa, tomó sus cosas y las metió en su bolso, recargó el objeto en su hombro derecho mientras salían de la gran biblioteca.
Mientras bajaban las escaleras Brenda los vio a lo lejos, frunció su ceño y se detuvo de tope, estaba tan metida en el asunto de Daniel que se olvidó del mejor amigo de su hermana, él había estado por fuera del país por unos años y ahora que había vuelto, estaba enamorado de Danna y al parecer quería tener una relación con ella; Brenda esperó a que la pareja se alejara hasta no verla en el paisaje.
Caminó rápidamente saliendo de la universidad, miraba a todos lados para no ver a su hermana, al percatarse de que ellos ya no estaban se embarcó a su nuevo plan.
Llegó a un lujoso restaurante donde se sentó en una mesa para esperar a Daniel, a los quince minutos que le parecieron eternos divisó a un guapo joven que venía con dos hombres algo mayores a cada lado.
Si dijera que a Brenda no le gustó lo que vio, mentiría, ella pudo sentir que aquel joven era la solución a sus problemas, se notaba a simple vista que estaba forrado en dinero.
—¿Brenda? —inquirió Daniel.
—Sí, me imagino que debes ser Daniel —ella mostró una sonrisa retorcida. Su mente en esos momentos empezaba a darle grandes ideas para juntar a aquel hombre junto con su hermana.
—Así es —respondió Daniel; se sentó en la silla que quedaba frente a Brenda, ellos se repararon mientras se mostraban una sonrisa algo seria.
Era ver a dos leones en cacería, veían a su presa a punto de caer en la trampa:
—Pide lo que desees, la casa invita —expresó con amabilidad Daniel.
Ella sonrió amablemente, en ese momento supo que el restaurante le pertenecía a Daniel. “Vaya, así que este joven es quien arreglará mis problemas, mi hermanita tiene muy buena suerte” pensó Brenda
Mientras que Brenda estaba junto con Daniel, por otro lado, Danna iba caminando tomada de la mano de Fernando, recorrían un parque muy tranquilo el cual la joven amaba.
—¡Cielos!, ¡no puedo creer que te acordaras de eso, pasó hace años, bueno, yo también recuerdo que ese mismo día lloraste porque no quise ir contigo! -—se burlaba Fernando muy animado.
—No seas malo, me avergüenza saber que recuerdas esa parte —se sentó en una banca.
—Me gusta recordarlo porque estuve mucho tiempo fuera del país y ellos me traen nostalgia —Fernando se sentó al lado de Danna y se acurrucó en ella—. Ahora que puedo estar a tu lado no quiero separarme jamás Danna —le confesó tranquilamente, rodó su mirada hacia ella y notó que Danna estaba ruborizada.
—Por favor Fernando, vayamos paso a paso —ella se apartó un poco del joven ya que al mirarlo fijamente notó la cercanía que tenían sus rostros.
—Sí, claro —él también se acomodó un poco para darle espacio a su amiga.
Brenda estaba comiendo mientras Daniel se tomaba una copa de vino:
—¿Y cómo piensas ayudarme con tu hermana? —preguntó, Brenda lo miró fijamente mientras se limpiaba su boca con un pañuelo blanco.
—Bueno, tú lo has dicho, soy su hermana, conozco sus intereses y lo que mira en un hombre, además; ella me cuenta todo, es una gran ventaja.
—¿Qué le gusta en un hombre? —preguntó Daniel interesado, su mirada se tornaba algo seria y observaba hasta lo más mínimo en Brenda.
—Los detalles, cosas como... Chocolates, vestidos, joyas —dejó de hablar y mostró una sonrisa algo traviesa— pero, lo que llega a conquistarle es que el pretendiente sea atento y no se dé por vencido tan fácilmente, —Brenda recordó la fiesta—, por cierto; ella va a ir a la fiesta de esta noche ¿vas a ir? Puede que por cosas del destino se vuelvan a encontrar.
—¿Estás segura que Danna irá?
—Si tiene un vestido nuevo y unos hermosos tacones no tendrá pretexto para no ir.
Daniel respiró hondo y soltó una sonrisa al darse cuenta que ella lo empezaba a manipular. Se encaminaron a un centro comercial cerca de allí donde buscaron el vestido indicado, Brenda se medía cuánto traje le llamara la atención y él sólo analizaba la situación.
—¡Qué lindo! De seguro le gustará —expresó ella al tomar un vestido negro estilo sirena que había en una tienda, corrió a medírselo, Daniel sólo se redujo a sentarse en un sillón que vio en un rincón mientras esperaba a Brenda.
A los minutos, Brenda salió del vestidor, se miró en un espejo, no se podía negar que se veía muy bien con él, era ajustado, algo corto y resaltaba mucho su esbelta figura.
—¿Cómo me veo? —preguntó Brenda mirando a Daniel.
—Bien, pero ¿le quedará a tu hermana? —Daniel estaba algo molesto con la situación
—Claro, si me queda a mí a ella también le quedará —la joven mostró un rostro descuidado.
A las dos horas Daniel caminaba con dos bolsas en cada mano por todo lo que había comprado para Brenda y Danna; desde tacones hasta vestidos y un par de joyas.
Danna estaba comiendo un helado cuando la alarma de su celular empezó a sonar, ella apresuraba buscó el objeto en su bolso, miró la hora y sus ojos se abrieron como platos:
—¡No puede ser! —gritó, volteó a mirar a Fernando quien se acomodó en la banca— lo siento, me tengo que ir, se me hizo muy tarde.
Danna se levantó de la banca y caminó rápidamente por el parque, se le había olvidado que debía ir a su nuevo trabajo.
—¡Danna espera! —gritó Fernando mientras corría para alcanzarla.
—¡Hablamos después Fernando, ahora me tengo que ir! —ella se detuvo algo afanada.
—Habías dicho que tenías la tarde libre.
—Se me había olvidado que tenía que hacer algo, lo siento —ella sonrió y después retomó su camino, Fernando sólo veía como se marchaba.
Brenda se estaba montando en el lujoso carro de Daniel, ella estaba embobada con lo millonario que era este apuesto joven, eso le daba motivos para seguir con su plan y nadie se lo iba a impedir, al menos eso era lo que ella creía.
Miró a su derecha y vio un carro gris que se estaba estacionando, al abrirse las puertas del auto se bajó un joven como de su edad, muy apuesto en realidad, a su lado apareció una señora que se le hacía muy conocida, Brenda puso toda su atención en aquella mujer, pronto supo que se trataba de su madre.
Ella observó a la pareja que se tomó de la mano y la señora soltó una risa por algo que él susurró en su oído:
—Esto no puede ser posible —dijo para sí Brenda.
¿Cómo podía su mamá serle infiel a su padre? Y lo peor, con un amante que parecía su hijo.
Estar a punto de conocer la verdad detrás de un gran secreto, cambiar el destino de una vida y forzarlo a entrelazarse con otro; tratar de solucionar un problema que cada vez empeora en el transcurso del tiempo.Esos eran los problemas que empezaban para la familia del señor Oscar, era una tormenta que se formaba en el cielo ¿qué harán ellos para solucionarlo?Danna corrió rápidamente al trabajo de su padre, al llegar encontró el lugar vacío, no había clientela, sólo estaba él hablando con sus empleados:—Como ustedes saben, yo estoy en una crisis económica y tendré que hacer recorte del personal, las ventas están malas, lo siento mucho, pero me he tenido que obligar a hacer esto —los empleados se miraron entre sí muy preocupados.La joven había escuchado esas palabras y sintió que su corazón se estrujó, su padre la vio en la puerta de la oficina y se avergonzó en gran manera.Ella decidió retirarse para que el señor Oscar siguiera con lo suyo, mientras esperaba sentada en un sillón p
Danna, quince años de edad:Danna era una joven feliz de la vida, tenía un mejor amigo llamado Fernando que era de su misma edad, ella lo amaba en secreto, pues, no quería que se dañara su amistad:“Fernando es increíble, nos conocemos desde siempre, nuestras familias son muy unidas y siento algo fuerte por él, aunque a veces me hace enojar, pero, así lo quiero, en un futuro deseo viajar con él y recorrer el mundo, es una promesa que hicimos” pensaba Danna mientras veía a su amigo lanzando pequeñas piedras al mar; tenían un hermoso atardecer frente a ellos.“Danna es la mejor amiga que he tenido, en un futuro quiero hacerla mi esposa y vivir en una gran casa con un hermoso jardín ya que a ella le gustan las flores, yo quiero hacerla feliz y recorrer el mundo con ella, tomar muchas fotos y cuando estemos viejos al verlas podamos reírnos de esos momentos” pensaba Fernando mientras lanzaba las piedras al mar.—Fernando ¿qué te dijo tu padre? —Preguntó Danna sentándose en la arena.—Nos v
Ahora Danna tenía veintiún años y Fernando estaba junto a ella, pero ya no eran niños de quince años, no. Ahora Danna podía ver cómo era la vida en realidad, con sus problemas, sus secretos y todo el dolor que ella puede causar.Poco a poco su felicidad se iba como las palabras que se llevan los vientos de verano, una lágrima que corre sin ser descubierta o simplemente un suspiro que nadie escucha.La noche se estaba pasando y Danna notó que era tarde, le pidió a Daniel que le diera la hora y él rápidamente sacó su celular del bolsillo y le informó que iba a ser medianoche, despavorida buscó rápidamente a su hermana por toda la fiesta mas no la encontró.—¿Dónde se pudo haber metido? —refunfuñó entre dientes.—¿Sucede algo? —preguntó Daniel que la había seguido. Ella volteó rápidamente y se encontró frente a él.—Mi hermana... No sé.... dónde está y mañana tengo que ir a clases —respondió mientras en su mente se preguntaba él porque le estaba dando explicaciones.—Puede que esté afuer
Era un nuevo día para la familia, todos se despertaron para seguir sus tareas diarias, en el desayuno nadie habló de nada, a Danna se le había pasado lo de la noche anterior, sólo quería hablar con Fernando ya que quería invitarlo a una cita donde le hablaría sobre esa promesa de hace años.Brenda estaba planeando su siguiente plan con el que haría que Danna se juntara más con Daniel, además iba a recibir muchas recompensas por ayudar a este hombre a conquistar a Danna, ahora con el camino despejado podía libremente entrelazar más casualidades entre los dos.El señor Oscar pensaba en la oferta de Daniel sobre vender lo único que tenía y que, aunque estaba en la quiebra total era la única posesión que le quedaba y no sabía si era buena idea.La señora Gloria no sabía cómo resolver su problema, ahora Brenda afirmaba que ella tenía un amante y si eso llegaba a oídos de todos, la familia se iba a venir abajo, estaba bajo presión y en toda la noche no pudo dormir, tenía que encontrar una s
Daniel estaba esperando en el restaurante donde Brenda lo había citado para que se viera con Danna, él estaba ansioso con el nuevo plan de Brenda ya que la noche anterior había sido perfecta para él.Tenía en su mano derecha una copa de vino que se llevó a la boca, recordó la sonrisa de Danna y esos labios que se estaban volviendo su obsesión. La noche anterior había soñado con ella, con sus ojos, sus manos acariciando su rostro, la risa de Danna que penetraba sus oídos.Daniel tenía miedo que esta mujer se volviera su obsesión, pero, ahora estaba encaprichado con ella y no la iba a dejar ir así de fácil; además, Brenda le pidió un préstamo esa mañana y sabía que si quería a Danna tenía que conquistar a quien sería su futura cuñada.Danna estaba buscando con la mirada a su hermana, pero, para su sorpresa a quien encontró fue a Daniel, sintió una gran incomodidad, este hombre estaba apareciendo en su vida últimamente, no creía eso de la casualidad; por lo que decidió marcharse, bajó la
Danna se despertó muy temprano y sus ojos estaban hinchados a raíz de todo lo que había llorado, caminó lentamente hacia el baño, pero Flor lo tenía ocupado. Danna dio dos golpes a la puerta:—¡Rápido Flor se me hace tarde! —dijo con voz perezosa.—¡Ya salgo! —gritó Flor.Danna vio a su hermana salir de su cuarto ya arreglada, bajó la mirada para que Brenda no se diera cuenta de sus ojos hinchados. Flor salió del baño, tenía su cuerpo cubierto con la toalla:—Ya puedes utilizar el baño —informó Flor.La joven rápidamente entró al baño y cerró la puerta, se miró en el espejo y dejó salir una lágrima, después la limpió con su mano derecha, Brenda no le dio mucha cabida al asunto y decidió bajar al comedor para servir su desayuno.Después de bañarse entró a su cuarto, se estaba vistiendo cuando recordó a Fernando y su extraño comportamiento:—¿Será que Brenda tiene algo que ver? — se preguntó a sí misma mientras se terminaba de poner el pantalón jeans.Bajó rápidamente al comedor donde e
Danna estaba asustada, sentía que su pulso se aceleraba cada vez más.—Yo no te conozco Daniel, ¿cómo voy a casarme contigo?—El tiempo te mostrará quién soy y te prometo que nunca te vas arrepentir de haber tomado esta decisión —dijo Daniel.—Es una idea muy loca, ¿por qué quieres ayudar a mi familia?—Tu padre es un gran amigo —respondió Daniel.—Daniel... ¿podrías dejar que lo piense por algunos días?—Necesito una respuesta Danna, esta propuesta estará en pie hasta el día miércoles, recuerda que tu familia está en problemas y tú puedes ayudarlos.—Lo sé, el miércoles te daré una respuesta —finalizó Danna, después entró al negocio de su padre.La propuesta le daba vueltas en la mente; encontró a su padre en la oficina, él se veía muy pensativo:—Hija siéntate por favor —pidió el señor Oscar.—¿Qué sucede padre? —preguntó Danna mientras se sentaba enfrente de él.—Así que, Daniel era el hombre del que hablaba Brenda —dijo Oscar— él es un buen hombre, de hecho, sería una bendición ve
Fernando había escuchado el mensaje que Danna le había dejado en su celular, pero no le prestó atención, no quería que por su culpa Danna destruyera toda su relación, sólo dejó de intentar algo que nunca se iba a dar.Muy poco iba a la universidad y estaba pensado en irse del país. “Tal vez nunca tuve que volver” pensaba.Pero ese día decidió ir y a lo lejos vio a Sara y Danna hablando, podía ver el rostro triste de su amiga, sabía que algo le estaba sucediendo, las ganas de acercarse y hablar con ella lo estaban matando, pero después se acordaba de Brenda y sus palabras.Decidió alejarse de ella y seguir con lo suyo. Brenda estaba más que feliz, esa tarde se encontraría con Daniel e iban a hablar de cómo iban a solucionar los problemas de la familia, la señora Gloria estaba totalmente de acuerdo y eso era muy bueno.Ella llegó al restaurante donde Daniel estaba sentado y al poco tiempo llegó la señora Gloria, ellos se miraron y sus miradas eran bastante serias:—¿Quieres tomar a mi h