Capítulo 4

Estar a punto de conocer la verdad detrás de un gran secreto, cambiar el destino de una vida y forzarlo a entrelazarse con otro; tratar de solucionar un problema que cada vez empeora en el transcurso del tiempo.

Esos eran los problemas que empezaban para la familia del señor Oscar, era una tormenta que se formaba en el cielo ¿qué harán ellos para solucionarlo?

Danna corrió rápidamente al trabajo de su padre, al llegar encontró el lugar vacío, no había clientela, sólo estaba él hablando con sus empleados:

—Como ustedes saben, yo estoy en una crisis económica y tendré que hacer recorte del personal, las ventas están malas, lo siento mucho, pero me he tenido que obligar a hacer esto —los empleados se miraron entre sí muy preocupados.

La joven había escuchado esas palabras y sintió que su corazón se estrujó, su padre la vio en la puerta de la oficina y se avergonzó en gran manera.

Ella decidió retirarse para que el señor Oscar siguiera con lo suyo, mientras esperaba sentada en un sillón pensaba en cómo ayudar en su casa, además, en esos días tenía que pagar la universidad y su padre no contaba con el dinero; se le salieron las lágrimas de la preocupación y el estrés.

Recostó su cabeza en la pared blanca y fría, cubrió su boca con su mano derecha, cerró los ojos por un momento “Dios, por favor ayúdame” pensó mientras una lágrima se deslizaba por su mejilla.

Después que el señor Oscar terminó la reunión llegó a donde ella se encontraba y trató de mostrar una sonrisa que solo empeoró las cosas:

—Bueno... Ya que sé que tienes cosas que hacer, por lo que te voy a explicar cómo será el trabajo — empezaba a hablar el señor Oscar mientras entrelaza sus manos, Danna se levantó del sillón— es muy fácil, sólo tienes que repartir los pedidos a las direcciones correspondientes que te voy a dar, pagarán muy bien, eso es lo importante —observó que su otra hija no estaba—, ¿dónde está tu hermana?

—Brenda está haciendo un trabajo de la universidad, me pidió que me disculpara contigo por no venir hoy —explicó de lo más normal, aunque era mentira.

—Bueno, ya que estamos retrasados, comencemos.

Entraron a la oficina donde encima del escritorio había una caja llena de pequeñas cajitas de color azul oscuro, al lado de esta, se encontraba una camiseta del mismo color, Dana la tomó y se la puso, la camiseta tenía el logo de la empresa de productos naturales en la parte delantera y en la parte de atrás. La joven le mostró una sonrisa a su padre:

—¿Cómo me veo? — preguntó haciendo una pose sensual, el señor Oscar soltó una carcajada.

—Te ves hermosa hija —contestó.

Danna buscó por el escritorio la gorra que venía con la camiseta:

—Está aquí —respondió su padre alzando una mano donde la estaba agarrando.

—Bueno, me voy porque se me hace tarde y no quiero molestar a los compradores —informó la muchacha mientras se ponía en la cabeza la gorra, después de este acto tomó una libreta pequeña que había en el escritorio y acto seguido, la caja llena de productos.

Salió del negocio y encontró una moto pequeña que tenía una canastilla en la parte de atrás donde metió la caja y su padre que estaba con ella sólo observaba como su hija mostraba una buena actitud a un trabajo tan vergonzoso, siendo de ese estrato social:

—Te veo en un rato padre — se despidió ya montada en la moto y después se fue.

El señor Oscar entró a su oficina, cerró la puerta con llave y dejó salir las lágrimas:

—Soy un mal padre —se sentó en su silla e hizo reposar sus codos en el escritorio, llevó sus manos a su rostro y lo cubrió con estas. Su llanto se escuchó por toda la oficina, el hombre se sentía sumergido en un gran mar de problemas que empezaban a ahogarlo lentamente.

Danna iba de puerta en puerta entregando los productos, así siguió toda la tarde, optimista con el hecho de poder ayudar a su familia, pero, mal al saber que ese dinero no alcanzaría para pagar la universidad.

Todo iba bien en su tarde, se sentía contenta con su trabajo, hasta que descubrió que un grupo de amigas (o sea las chicas traviesas de la universidad) le estaban tomando fotos. Danna estaba entregando un pedido a unas clientas en una esquina donde estaba una casa común, no era de alta alcurnia, razón por la cual sus amigas sospechaban que tenía un trabajo de mensajero.

—¡¿Como te parece?! ¡Debe ser que ya está en la pobreza, pronto será mesera la niña...! —dijo una chica rubia a sus otras amigas.

—Claro, como se deja llevar por lo que dice la sociedad, "todo trabajo es bendición" — se burló otra que estaba con ella, soltaron una pequeña carcajada.

—¿Y de qué trabajará su hermana?

—Debe ser cocinera de un restaurante corriente... — contestó otra. Volvieron a reírse.

Las piernas de Danna temblaban, su peor pesadilla estaba sucediendo en ese momento; hacía como si no las escuchara, por eso se montó en su moto y siguió adelante. Sabía lo que llegaría después en la universidad, de hecho, ya se imaginaba lo que estaban comentando en las redes sociales.

Llegó la noche y entregó el dinero del pago de los productos a su padre y después se fue a su casa, sólo quería dormir, estaba muy cansada.

Al llegar a su cuarto encontró a su hermana sentada en su cama y con las bolsas de la compra.

—¿Por qué llegas tan tarde? —preguntó Brenda algo enfadada.

—Estaba trabajando, esas bolsas, ¿te fuiste de compra? —preguntó Danna sentándose en el sillón del computador.

—Sí, pero no gasté dinero, tranquila —se escuchó con algo de sarcasmo la respuesta de Brenda— me las armé para conseguirlos para la fiesta de esta noche, así que no tienes pretexto para no ir— Brenda se levantó de la cama animada y empezó a sacar los vestidos.

Danna soltó un suspiro, después quedó sorprendida al verlos:

—¡Que hermosos! —saltó de la emoción y tomó el vestido negro en sus manos— deben ser carísimos ¿cómo hiciste para conseguirlos?

—Sabes que yo siempre consigo lo que quiero —respondió Brenda algo engreída— bueno, ahora vamos a bañarnos para ir a la fiesta.

Ellas se arreglaron y después Brenda empezó a maquillar a Danna, en ese momento Flor entró al cuarto:

—¿Van a ir a alguna fiesta? —preguntó sentándose en la cama quedando al lado de Danna.

—Sí, es el cumpleaños de una amiga nuestra —contestó Brenda mientras terminaba de darle los últimos retoques a Danna —te ves hermosa, podrías conquistar a cualquier hombre —alagó Brenda a Danna mientras se levantaba de la cama.

—Al único hombre al que quiero impresionar es a Fernando, pero, lastimosamente él no está invitado a esta fiesta —Danna se levantó de la cama— aunque le llamaré y le diré que me vaya a buscar, quiero hablar con él para decirle Brenda— la joven volteó para mirar a su hermana que no le estaba gustando lo que escuchaba.

—Danna me parece que vas muy deprisa —ella mostró una sonrisa llena de un poco de desagrado— me parece que tienes que esperar un poco más, porque, lo que va deprisa siempre termina mal, es un consejo de hermana hacia hermana.

—Pero, tú me habías dicho que le estaba dando muchas vueltas al asunto y no entiendo ¿por qué ese cambio tan de repente? —preguntó Danna.

—Hoy los vi saliendo de la universidad y me parece que como van.... —ella miró hacia otro lado y después a su hermana— van bien, pero, deben conocerse más a fondo porque, si se apresuran las cosas van a salir mal ¿no te parece?

—Tienes razón, pero ¡estoy muy emocionada! ¡Hoy salimos y todo fue tan hermoso! — Danna se notaba muy feliz— aunque es verdad lo que dices, además, pensándolo bien, no quiero verme como alguien insistente, mejor no lo llamo y hablo con él mañana en la universidad.

—Como quisiera salir a fiestas como esas —expresó Flor algo triste, Danna y Brenda voltearon para mirarla.

—Tranquila, te falta poco para terminar el colegio y podrás ir a fiestas, además mi cumpleaños se acerca y haré una fiesta donde estarás rodeada de universitarios —dijo Brenda mostrando una hermosa sonrisa— mientras... Puedes practicar con el maquillaje —mostró un rostro burlón. Todas soltaron pequeñas carcajadas.

Brenda y Danna llegaron a la fiesta, se escuchaba la música fuerte, había muchas personas y todos llevaban su rostro hacia Danna que se veía hermosa con su vestido, ella se sintió muy contenta en ese momento. Era joven y quería divertirse por lo que sólo estaría en el presente disfrutando de su noche perfecta.

Daniel estaba esperando junto a su hermana que era la misma joven con la que estaba hablando la vez que conoció a Danna, entre la multitud encontró a la muchacha que estaba con su porte engalanado y el hermoso vestido negro; sintió que su corazón empezó a palpitar fuerte, soltó una sonrisa nerviosa y su hermana volteó para mirar lo que él estaba viendo:

—¿Las conoces Daniel? —preguntó ella algo curiosa.

—Sí... Bueno, apenas he hablado una vez con ellas —él volvió en sí, dejó de sonreír y tornó su rostro más serio al ver que ellas llegaban a dónde él estaba.

—¡Diana...! —saludó Brenda dándole un beso en su mejilla, Danna igualó el acto— linda fiesta.

—Gracias, —Diana fijó su mirada en Danna —te vez hermosa.

—Gracias —dijo Danna, se percató de la presencia de Daniel— hola —lo saludó algo nerviosa.

—Hola—saludó él—, qué sorpresa verte de nuevo.

—Sí, qué casualidad —respondió ella.

Brenda al ver que ellos empezaron a hablar decidió distraer a Diana para poco a poco apartarla de ellos. Brenda le pidió a Diana que le mostrara su casa y así se apartaron de los jóvenes.

—¿Eres muy amigo de Diana? —preguntó Danna.

—Soy su hermano.

—¡Vaya, que sorpresa!

—¿Desde cuándo conoces a Diana? —preguntó Daniel.

—No hace mucho.

La conversación se extendió y Danna soltaba grandes carcajadas con la cómoda conversación de Daniel, Brenda a lo lejos los observaba, decidió salir de la fiesta e hizo una llamada:

—Hola Fernando, te estoy llamando porque quiero hablar contigo, sí, es un tema que te interesa mucho, es sobre mi hermana, te espero en el parque cerca a mi casa —ella soltó una sonrisa llena de maldad— bueno, allí te espero —bajó el celular de su oído. “Este plan me está saliendo más fácil de lo que había imaginado” pensó.

Poco a poco Danna estaba cayendo en una red donde no será fácil escapar...

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