—Y sí, el final de la serie es muy doloroso —dijo Andrés con un rostro triste— pero el que no quede con el protagonista no quiere decir que la serie no sea buena.
Era de mañana y estaban desayunando para ir al colegio.
—Bueno, siempre quise que ella quedara con él, así que yo si estoy contenta —dijo Flor desplegando una leve sonrisa.
—El problema es que nunca se dan un beso, eso es algo muy raro y frustrante.
—¡¿Qué?! —Flor estaba boquiabierta— ahora ya no quiero ver esa serie, no es posible.
—Así que por fin eres tú nuevamente —dijo Danna sentándose en la mesa con el pijama puesto.
Danna estaba tomando una taza de café, ellos quedaron espantados por el rostro de la joven, se veía muy mal.
—Ah... Sí —Flor tragó en seco e inclinó la mirada a su desay
Daniel sentía que cada día que pasaba era una tortura ¿debería darle el divorcio? Sabía que eso acabaría los problemas de raíz, era lo que ella deseaba, pero el hacerlo sería como demostrar que cualquiera podría burlarse de él y eso lo mareaba de coraje. Danna había hecho un trato en el cual daba su palabra de amarlo y respetarlo hasta el fin de sus días, a cambio de esto, él debería brindarle todos los lujos que ella deseara y lo estaba haciendo, todo lo contrario a Danna, que lo único que sabía hacer era quejarse y despreciarlo a cada momento que encontraba. Si ella sabía que no soportaría los problemas que conlleva un matrimonio, ¿por qué eligió casarse?Danna estaba en la universidad y veía como su amiga hablaba y le contaba sobre el trabajo que estaban haciendo, pero ella no era capaz de concentrarse.
—Daniel yo... —decía Danna mientras se acariciaba su brazo maltratado.—Mejor sube al auto. Puedes estar feliz, me arruinaste la noche —Daniel abrió sus ojos mientras las facciones de su rostro estaban contraídas al intentar controlar su enojo.El conductor se disponía a abrir la puerta del auto, mientras, ellos se miraban fijamente. El ambiente se sentía tenso y Daniel en un impulso de furia gritó:—¡Que entres, te dije!Danna dio un respingo y parpadeó dos veces para después obedecer las órdenes de su esposo. El chofer tragó en seco y después que sus patrones se acomodaron en sus puestos, entró al auto y encendió el motor.—¿Cuál es el destino al que debo llevarlos? —preguntó temeroso el conductor.—¿A dónde más crees que iré con ella? —cuesti
Los ojos de Danna se cristalizaron e inclinó la mirada. Daniel dejó salir un jadeo y apartó la mirada de ella. —Muchas veces pienso que en realidad podemos a llegar a ser un matrimonio alegre y tener hijos. Después recuerdo que tú me estás pidiendo el divorcio y ese pensamiento se esfuma —dijo Daniel—, si tan solo supiera en qué me estoy equivocando.—No te estás equivocando en nada Daniel, —explicó Danna— el problema soy yo, no soy la mujer para ti; deberías darte cuenta que estás perdiendo tiempo conmigo y que la mujer de tu vida está allá afuera esperando a conocerte.—Para mí… la mujer de mi vida eres tú, Danna. Eres mi esposa.—Estás en un grave error Daniel —Danna se acomodó en la cama. — El ser tu esposa no quiere decir que soy la mujer que te hará fel
—¿Vas a quedarte a atender el restaurante de mi padre para así ayudarlo a pagar las deudas que costó remodelar todo ese lugar? Recuerda que Daniel es quien se está encargando de la administración, es el dueño de todo lo que tiene nuestra familia y si él lo desea, puede dejarnos en la calle ahora mismo —dijo Brenda con voz muy seria, después intentó calmarse—. Danna… Tal vez creas que es muy cruel lo que estoy diciendo, pero lo hago por tu bien, sé que te arrepentirás de esto más adelante al darte cuenta los grandes problemas que no sabrás solucionar. Aún te falta ser más madura, darte cuenta de la magnitud que tienen los problemas.—¿Y dónde queda mi felicidad en todo esto? —indagó Danna— estoy cansada de estar en esta maldita monotonía —las lágrimas comenzaron a emerger de sus ojos—.
Daniel estaba viendo la hora en el reloj de mano que traía en su muñeca derecha.—¿No ha llegado? —preguntó Flor.—No —respondió Daniel sentándose en un mueble.—Nosotros ya vamos a dormir —informó Flor.—Bueno —aceptó Daniel mientras plantaba sus manos sobre la cintura.Flor salió de la sala rumbo a las escaleras que comunicaban el segundo piso.Daniel mordió su labio inferior y estuvo una hora más lleno de incertidumbre al no saber dónde se encontraba Danna. Después escuchó que la puerta se estaba abriendo, caminó rápidamente hasta ella y vio cómo Danna entraba tambaleándose a los lados con ayuda de Sara.—No controló los tragos —dijo Sara con una sonrisa de miedo.—Gracias por traerla, Sara —Daniel tomó a Danna y des
Danna no sabía si llegar a su casa o dormir en la casa de su padre. Mientras, Daniel llegó a su vivienda con la melancolía de saber que era el sueño de su vida, que, con esfuerzo y dedicación, había creado aquel palacio, pero, ahora no sabía si venderla o hacer que la mujer para la que él hizo el esfuerzo, la viviera con los hijos que un día soñó tener.Subió las escaleras que comunicaban el segundo piso y entró a su alcoba, notó que todo estaba impecable. Pero, aun así la soledad merodeaba aquel cuarto y eso lo llenó de un sentimiento desagradable.Daniel se sentó en la cama y frotó su rostro con sus manos mientras pensaba en todo, su vida había caído en un vacío oscuro del que no podía salir. Dejó que emergieran las lágrimas y recorrieran sus mejillas. Miró un portarretrato que estaba en la mesi
Pasaron dos días y Danna no podría estar mejor con Daniel, él llegó de su viaje de negocios muy romántico con ella. Parecía como si la química entre los dos renaciera y esto alivió mucho a Danna quien no se cambiaba por nadie.Danna estaba encima de él y le daba montones de besitos para despertarlo, Daniel sonrió mientras abría los ojos.—Buenos días —saludó Danna sonriente, Daniel la abrazó.—Amor, te despiertas muy temprano —la tiró a la cama y se acurrucó en ella.—¡Despierta Daniel! —Ella soltó una carcajada y se levantó rápidamente. Daniel sintió salpicaduras de agua fría en su rostro que lo incomodó en gran manera— me dijiste que te despertara temprano.—No hagas eso —se limpió el rostro con sus manos y quedó sentado p
Estuvieron así por un corto tiempo, solo sintiendo sus cuerpos darse calor. Danna intentó calmarse, le apenaba el que siempre colapsara en llanto en momentos delicados. Se dio cuenta que solo era una niña mimada que no podría solucionar los problemas por sí misma. Sabía que debía arreglar esa parte de su personalidad si deseaba poder hacer avanzar su matrimonio, tenía que ser una mujer fuerte que estuviera a la altura de Daniel. Se sentaron en la cama después que la tensión desapareció de la habitación. Daniel en aquel momento era muy tierno con ella, le daba pequeños masajes sobre su espalda mientras intentaba tranquilizarla.—¿Es cierto que me estabas esperando para salir? —preguntó Danna al ya haber dejado de llorar.—Humm… —musitó Daniel—, sí, quería que arregláramos las cosas.